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Bernardita Neira suma otros tres años como presidenta de la Corporación Teatro Biobío

"Hemos traspasado la barrera de los lados políticos, hay una mirada de confiar"

Iniciando un nuevo ciclo al frente de la institución, la periodista e ilustradora abordó los desafíos que ha debido enfrentar y lo que viene para los próximos tres años.
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Por Nicolás Martínez Ramírez

La conversación con Bernardita Neira es seria cuando debe serlo y se distiende con risas recordando los hechos del último tiempo. Y es que en sus tres años como presidenta del directorio de la Corporación Teatro Biobío ha debido enfrentar desafío tras desafío.

Ocupando un cupo del Gobierno Regional, la periodista fue electa como presidenta en 2019, época en que sucedió a Juan Eduardo King al frente de la corporación. Todo en momentos donde la interna del directorio tenía una compleja relación.

Por estos días, la también ilustradora comienza su segunda etapa al mando de la entidad, una marcada por nuevos desafíos.

"Creo que ha sido un trabajo exitoso. Creo que, si los directores que conforman este grupo de 11 personas nos eligieron, y digo nos, porque sumo a mi cargo a la mesa directiva que me acompaña; si ellos nos reeligieron, es porque están conformes con lo que se ha ido haciendo, que ha sido un trabajo que se tuvo que hacer con mucho cuidado", sostiene.

Nuevos desafíos

Cuando llegó a la presidencia del directorio, en agosto de 2019, la primera prueba de Neira fue el restituir confianzas, ya que el directorio estaba dividido y tenía una relación compleja.

Con ese primer éxito, según describe la magíster en Humanidades, se abrió la posibilidad de trabajar en otros temas. Sin embargo, con el paso de los meses, llegó el estallido social y luego la pandemia. Desafíos que, ciertamente, no estaban en ningún plan.

Entre risas, la periodista bromea con que solo faltó la llegada de vampiros y aliens, y es que fueron situaciones complejas.

"Entrar al directorio, rearmarlo, constituirse bien y estabilizarse un poco fue lo primero, y llega el estallido. Luego viene la pandemia, pero después -más encima- se nos rompe la membrana del Teatro. ¿Ahora qué más?", recuerda.

Con una vida profesional ligada a las comunicaciones, la docencia universitaria y la cultura, la llegada de Neira a la corporación significó su primera experiencia en un cargo de este tipo.

"El (entonces) intendente Sergio Giacaman me dice que necesita a alguien que se sumara al directorio para unificarlo y resolver problemas de índole relacional. Yo no dirigía ninguna institución importante, trabajaba en mi pequeño taller de arte y hacía clases en la universidad. Nunca imaginé enfrentar desafíos así", dice.

Siendo un nombre de consenso, llegado a la Intendencia en 2019 luego de ser parte de la terna para la seremi de las Culturas, Neira ha sabido mantener los equilibrios y centrarse en su labor.

Es así que, bajo la gobernación de Rodrigo Díaz, su cupo -uno de los cinco del Gobierno Regional en la corporación- fue renovado y ya comienza su segunda etapa como presidenta.

- Esta reelección marca el fin de tres años y el inicio de otros, ¿sigue con la misma energía?

- No sigo con la misma energía, sigo aún con más. Esta reelección marca un punto muy importante en la historia del TBB, he sido la presidenta que ha estado más tiempo en el cargo. Los anteriores duraron meses. Soy la primera mujer presidenta y los miembros del directorio del Gobierno Regional son de confianza del gobernador, la única que se mantuvo soy yo. Hemos traspasado la barrera de los lados políticos, ahí hay una mirada de ellos de confiar en nosotros como gestores y como seres humanos.

- ¿Cuáles son los desafíos?

- Son en dos niveles. Uno, a nivel de directorio, es seguir manteniendo la estabilidad. Estamos súper contentos, porque hemos tenido diálogos propositivos con los directores, llenos de mucho cariño hacia el trabajo que hacemos y con muchas ganas de hacerlo todos juntos. Además de implementar herramientas que nos permitan trabajar de forma más moderna, como actualizar los estatutos, que son de 2012. Hay cosas ya obsoletas, es súper importante implementar el modelo de prevención del delito, que no habíamos podido hacer. Queremos trabajar de manera transparente. A nivel del Teatro, tenemos el papel de pavimentar el trabajo que propone el equipo ejecutivo. Recibimos anualmente el plan estratégico que hace Francisca (Peró) y su equipo. Estamos muy contentos con su trabajo durante estos años y cómo hemos podido abordar en conjunto estas crisis. Una de las cosas importantes es jugar por la descentralización, trabajamos en conjunto con otros teatros para montar obras y tenemos "Cecilia", que reunió a cinco mil personas. Queremos seguir en eso y más adelante, jugar con la internacionalización, tenemos muy buenos convenios en ese sentido.

En su rol

Lejos de las luces que tiene la dirección ejecutiva, la de la corporación realiza un articulado vinculado directamente al trabajo que lidera Peró.

Esta última es la que se encarga de que el espacio funcione. En el caso de la corporación que encabeza Neira, estos -de partida- trabajan ad honorem.

Compuesto por 11 personas, cinco representan al Gobierno Regional y las restantes son electas por la asamblea de socios. Estas últimas, más de 25 instituciones como centros culturales, universidades, empresas y entidades de la sociedad civil.

El trabajo del directorio va como un equipo asesor a la parte ejecutiva, que aprueba sus decisiones y revisa que todo funcione de forma correcta.

"Somos un organismo supervisor, pero que también impulsa y apoya el trabajo de la dirección ejecutiva. Esto es un círculo virtuoso, tenemos alguien que sabe llevarlo, pero que necesita apoyo para hacer todo", puntualiza.

Desafío rec

Si bien el encargo del Gobierno Regional al Teatro Biobío para realizar el Festival REC, Rock en Conce 2022 pasa netamente por la parte ejecutiva de la entidad, Neira asegura no conocer mayores detalles de lo que sucede. Solo que "están negociando con alguien, pero que no me pueden decir, porque 'en la puerta del horno se quema el pan'".

"Estamos fascinados, felices y súper agradecidos de que el gobernador haya tenido la confianza de poner en nuestras manos la producción del REC", comenta.

Para ello, se conformará un equipo con tiempo limitado que trabaje para el festival, ya que -lógicamente- el teatro también debe preocuparse de sus asuntos.

La idea, de acuerdo a Neira, es usar el espacio tradicional del evento, el Parque Bicentenario, y también espacios del teatro, como su escenario principal, los estacionamientos y la explanada.

"Queremos que sea un gran espacio articulado con escenarios por aquí y por allá para recibir a toda la gente. Que sea una experiencia REC, donde pueda participar público de todas las edades".

Comentario de cine

"Travesía travesti": el país que no queremos ver

Documental de tonos intimistas, expone la vida de un grupo de personajes bordes en un país que está al borde.
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Por Sebastián Grant Del Río

Es cierto, los 93 minutos de "Travesía travesti" pudieron ser 70. Y aunque la historia o las historias, que cuentan las imágenes del director Nicolás Videla tienden a reiterar planteamientos; son las ideas las que prevalecen en este documental de cruce de vidas bordes y potentes.

El realizador de "Naomi Campbel" (2013) y "El Diablo es magnífico" (2017), se interna ahora por los reductos del montaje teatral y performático llamado "Travesía travesti", en cartel entre los años 2016 y 2019.

De hecho, y quizás por esos cruces del destino, la última función se desarrolló el 18 de octubre de 2019, jornada que al bajar el telón de la sala decantaba en un Chile alborotado. Nada sería igual en un país de diferencias y en una pieza que devela las carencias, temores y pasiones de cinco personajes/travestis.

Estar en chile

Videla pone y expone la cámara como una vía para sacar a la luz los conflictos internos y relacionales del colectivo, uno que se desarma frente a las diferencias de sus integrantes, especialmente, las perfomers Anastasia María Benavente y Maracx Bastardx.

Es su compañera de ruta Amnesia Letal (Videla), quien diseña una propuesta que toma al 18O como detonante para relucir detalles y aspectos, que nacen al interior de la compañía, en paralelo a un país que se conflictúa desde lo social. El espejo de un grupo de travestis, que se sienten con la fuerza para gritar sus carencias desde las calles de Santiago.

Allí también está la memoria de un pasado complejo, representado por Munique Fonguebert, travesti y trans no declarado, en una época compleja, mediados de los 90, en un país mucho menos tolerante que el presente.

Desde el montaje es el corte entre planos el que otorga ritmo y cuerpo a un título que sitúa frente a un ambiente ingrato y que transita por sensibilidades calladas y que llevan por un sistema donde no deberían haber condiciones para ser persona (de ahí el alegato, discurso y marginación de las protagonistas).

A través de su archivo, Nicolás Videla (además de director, montajista y guionista de la cinta) expone la violencia en torno a la población travesti y trans.

Una violencia que traspasa las fronteras chilenas para instalarse en el corazón del continente latinoamericano. En este caso, mediante los planos de un relato que también se torna en biográfico íntimo y externo, político y subjetivo, de amistades rotas e individualidades no resueltas.

Con tintes de la estética del cine de John Waters, desde el grano denso de las imágenes que se funden, hasta el melodrama salido de Almodóvar; "Travesía travesti", también bebe de la estética del cabaret alejado de las luces.

Con planos que traen a la memoria pasajes de "Querelle", tanto la novela biográfica de Jean Genet como de su adaptación al cine de la mano de Fassbinder. Estética sucia, de momentos no resueltos y cinematográficos.

Se trata de una travesía por la biografía de seres marcados por las tensiones del vivir, de la invisibilidad, de fantasmas que buscan ser reales en una sociedad agreste y que tiene muchas heridas y cicatrices que sanar, especialmente, la de la historia de un país llamado Chile.

En el marco del ciclo Miradoc, la película se exhibirá el 22 de junio, a las 18.30 horas, en el Auditorio de la UdeC.