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No es probable que puedan albergar vida por sus altas temperaturas

Hallan dos nuevos planetas rocosos en el vecindario solar, a 33 años luz

Las "supertierras", como las llaman los científicos, orbitan una estrella enana roja y presentan condiciones extremas en su superficie.
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Por Agencias

Un grupo internacional de investigadores descubrió dos nuevas supertierras orbitando alrededor de una brillante estrella enana roja situada a 33 años luz.

Ambos objetos se encuentran entre los planetas rocosos más cercanos conocidos hasta la fecha fuera del sistema solar.

Estos dos nuevos exoplanetas, HD 260655 b y HD 260655 c, fueron detectados con la ayuda del Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) de la agencia estadounidense NASA, un telescopio espacial diseñado para buscar planetas en órbita alrededor de estrellas brillantes cercanas mediante el método de tránsito.

Este sistema mide la disminución del brillo de una estrella cuando el planeta cruza el disco estelar visto desde el telescopio, explica en un comunicado el Instituto de Astrofísica del archipiélago de las Canarias (IAC), que participa en el estudio,

La investigación, cuyos resultados se presentaron esta semana en la reunión de la Sociedad Astronómica Americana (AAS) en Pasadena, Estados Unidos, determinó que ambos planetas son supertierras, es decir, planetas como la Tierra, pero de mayor tamaño.

Temperatura extrema

El planeta b es aproximadamente 1,2 veces más grande que la Tierra y el c, 1,5 veces.

Sin embargo, no es probable que alguno de los dos mundos pueda albergar vida. La temperatura del planeta b, el más cercano a la estrella, se estima en 435 grados centígrados, y el del c, en 284 grados.

A 33 años luz, los exoplanetas descubiertos están relativamente cerca, en lo que se denomina la vecindad solar, y su estrella enana roja, aunque más pequeña que el Sol, es una de las más brillantes de su clase.

Esto convierte a los dos planetas en candidatos ideales para investigar sus atmósferas.

Según el estudio, ambos cuerpos se encuentran entre los diez mejores candidatos para la caracterización atmosférica entre todos los exoplanetas terrestres descubiertos hasta la fecha.

"Esto los coloca en la misma categoría que uno de los sistemas planetarios más famosos: los siete planetas de tamaño similar a la Tierra que rodean la estrella TRAPPIST-1", explica Rafael Luque, quien dirigió el estudio.

El james webb

Estos y otros exoplanetas rocosos ya están en la lista de objetivos de observación del telescopio espacial James Webb, que pronto mostrará imágenes científicas.

Este telescopio podrá captar datos de la luz de la estrella a través de las atmósferas de estos planetas.

Dicha luz puede descomponerse en sus diferentes frecuencias (espectro) y revelar las "huellas dactilares" de las moléculas dentro de la propia atmósfera, pudiendo detectar agua, carbono y otros componentes esenciales para la vida, detalla el IAC.

Para confirmar la existencia de los dos nuevos planetas, además de las observaciones realizadas por TESS, el equipo científico también utilizó instrumentación terrestre, como los espectrógrafos CARMENES del Observatorio de Calar Alto (España) y HIRES del observatorio W. M. Keck (Hawai).

Estos instrumentos permitieron medir el "bamboleo" de la estrella causado por los tirones gravitacionales de los planetas en órbita, lo que arroja información sobre sus masas. Combinando estas mediciones, también se pudo determinar la densidad y confirmar que son mundos rocosos.

Aunque todavía se desconoce si alguna de las dos supertierras posee atmósfera y, en caso afirmativo, de qué está compuesta, los datos conjuntos de los diferentes estudios observacionales sugieren que los planetas no tienen atmósferas densas de hidrógeno.

Pero para el equipo científico, "aprender más sobre las atmósferas de los planetas rocosos ayudará a a comprender la formación y el desarrollo de mundos como el nuestro", concluye Luque.

CHINA HALLA VESTIGIOS DE AGUA EN LA LUNA

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Científicos chinos identificaron restos de agua en la Luna, algunos de los cuales tienen un origen autóctono lunar. Los expertos se basaron en información recabada a partir de muestras e imágenes recogidas por la misión Chang'e 5 y publicaron esta semana sus conclusiones en Nature Communications. Lograron identificar al menos dos fuentes de procedencia: agua traída por vientos solares y otra autóctona de la Luna. La región en la que aterrizó Chang'e 5 contenía minerales que mostraban restos autóctonos de hidroxilo, que, formado por un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno, es el principal ingrediente del agua. Los apatitos recogidos cuentan con menos restos de cristales, que los expertos asocian a vientos solares.

De subproductos de la vendimia de uva país o uva tintorera

Investigadora obtiene micronutrientes de colágeno de la uva que podrían regenerar o evitar el envejecimiento de la piel

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A partir de los 20 años, las células del cuerpo humano comienzan a disminuir la síntesis de colágeno, proteína que da forma y resistencia a nuestro organismo. "Por cada año de edad, perdemos 1.5% de colágeno, es decir, a la edad de 30 años ya se ha perdido el 15% de colágeno del organismo", explica la doctora Carolina Añazco, investigadora de la Universidad San Sebastián sede Valdivia.

Añazco dirige un proyecto que estudia nuevos mecanismos de formación de colágenos a partir de compuestos naturales extraídos de residuos vitivinícolas.

De esta forma, busca demostrar que ciertos compuestos bioactivos de origen vegetal presentes en la cáscara y semillas de descartes de uvas podrían regular la formación de uniones en la molécula de colágeno en la dermis humana.

Sobre esta base, el estudio apunta a la creación de biomateriales que sirvan para, por ejemplo, la curación y cicatrización de heridas en la piel humana, así como reparación y regeneración de tejidos.

Otra potencial aplicación es la generación de formulaciones alimenticias -alimentos o bebidas- que incorporen nuevos ingredientes de origen natural que permitan prevenir el envejecimiento de la piel.

"Nuestra propuesta contempla el desarrollo de aceites y extractos, provenientes de los subproductos del proceso de vendimia de uva País o uva Tintorera, y cuyas semillas y hollejos son abundantes en moléculas bioactivas que estabilizarían la estructura del colágeno cutáneo", puntualiza Añazco.

Además de sostener los tejidos corporales, a nivel celular el colágeno incide en el aspecto de la piel y el fortalecimiento de las articulaciones, tendones, huesos, músculos y dientes, entre otros. En otras palabras, esta compleja macromolécula es una suerte de "pegamento" que mantiene unido el cuerpo.

"Para que se produzca un adecuado funcionamiento de esta molécula, se requiere de la formación de conexiones de esta proteína que están dadas por el entrecruzamiento de las cadenas de colágeno", señala la investigadora.

La consecuencia de un colágeno no entrecruzado -explica Añazco-, provoca trastornos a nivel de la piel, huesos y riñón, entre otros desequilibrios fisiológicos.

Además de la edad, otros factores como la radiación ultravioleta de tipo UVA, el exceso de glucosa en la sangre, el hábito de fumar, y una alimentación deficiente en aminoácidos que forman el colágeno, contribuyen a la pérdida de esta molécula.

El proyecto de la doctora Añazco, titulado "Molecular interaction between grapes flavonoids and lysyl oxidase by lysyl tyrosylquinone cofactor mimicking: implicationas for human dermal collagen crosslinking", cuenta con financiamiento Fondecyt y se realiza en asociación con una cooperativa de agricultores de la provincia de Cauquenes que producen sus propios vinos, cuyas muestras se mantienen refrigeradas en la Universidad Autónoma de Talca, que participa en esta iniciativa junto con la universidades de Chile y Austral.

Opinión

Reimaginando el futuro educativo

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El mundo entero no imaginó jamás enfrentarse a incertidumbres tan ciertas como ha sido la experiencia de la pandemia covid-19. El futuro de millones de estudiantes nunca ha sido tan debatido como en estos tiempos. Pensando y repensando decisiones, sin tener tiempo entramos al aula virtual, la tecnología ingresó a los hogares e irrumpió sin precedentes la intimidad de docentes, estudiantes y familias.

Este vertiginoso cambio debería enfocar e imaginar un futuro distinto al que estábamos acostumbrados. Basados en nuestra historias y experiencias, lo cierto es que, desde el 2020 hasta ahora, nos ha hecho remecer el futuro posible, probable y preferido. Pertinente es entonces construir la noción de futuro educativo, especialmente con la participación de las comunidades escolares, a través del consejo escolar, los equipos directivos y la comunidad educativa, no solo las familias de los estudiantes, sino todos aquellos que toman decisiones y piensan en la enseñanza.

De aquí es la relevancia de los proyectos educativos institucionales de cada organización escolar y la propia configuración de estos en un nuevo escenario. No hacerlo sería equivocar y no imaginar el futuro responsable que deseamos en educación.

Preguntarnos sobre el futuro de la educación, a partir de la experiencia covid-19, nos permitirá anticipar a escenarios alternativos para aprender acerca del futuro de la misma. Hemos aprendido que la educación y la escolarización no trata solo de un espacio físico, sino también de un espacio virtual que podemos incorporar en el currículo. Imaginar el futuro de la educación permite, por ejemplo, desde la testera discursiva abordar y visionar el cuidado del planeta, la sustentabilidad, el rediseño de los currículos escolares, incluir otras prácticas pedagógicas, entre otras cuestiones verdaderamente innovadoras en el proceso de enseñanza, pero más aún, en el formativo.

Finalmente, imaginar el futuro de la educación nos llevara a ser selectivos en los cuestionamientos y qué supuestos tenemos sobre el mañana y concluir si las políticas educativas responden hacia un paradigma anquilosado, presente o futuro.

Daniel Villarroel, Director

Ejecutivo

Fundación

Educacional Montaner