Zoom a Concepción: los puntos que retrasan el desarrollo urbanístico de la capital regional
Comercio ambulante, rayados, patrimonio, humedales, aguas lluvia y parques concentran la atención de los arquitectos y urbanistas. Llaman a la autoridad a generar nuevos planes o, incluso, reorientar el actual plan regulador comunal.
Por Nicolás Álvarez Arrau
Concepción es una ciudad agradable para vivir. Si bien la recomendación puede venir desde muy cerca, es una frase que sí se suele escuchar de manera frecuente, sobre todo de quienes se han asentado por algún momento de su vida en urbes como Valparaíso o Santiago. Y a los que gustan de estadísticas, solo decir que el 37% de las personas encuestadas en el "Barómetro Imagen-Ciudad 2020" de Visión Humana califica con nota 6 ó 7 a la capital regional como mejor lugar para desarrollarse en lo personal y laboral. Un logro no menor dado a conocer hace poco más de un año.
Pero que una de tantas estadísticas o ese sentimiento acérrimo por Concepción -generalizado muchas veces por la población penquista- no nuble la razón, porque no todo es perfecto. Al hacer un "zoom urbano" surgen de inmediato falencias alarmantes que encienden la discusión y la preocupación de los arquitectos y profesionales de la materia que hay a nivel local. Todos, sin duda, desean una mejor ciudad. Algunos vislumbran como modelo a las grandes metrópolis internacionales, mientras que otros, entendiendo la realidad en la que se circunscribe Concepción, enfatizan la idea de resolver ciertos puntos clave, aquellas manchas que atenúan la belleza de un cuadro que tiene potencial.
EL SUR tomó contacto con cinco profesionales de la zona para analizar los aspectos críticos de la comuna. En el análisis proporcionado por estos hombres y mujeres de la academia y el mundo gremial destacan temas tan urgentes como el mal cuidado del patrimonio, el acaparamiento que hace el comercio ambulante del espacio público, la desaparición acelerada de los humedales, el abandono de parques, los rayados o la obsolescencia de la infraestructura de drenaje, inconveniente que se acrecienta en días de fuertes lluvias, como si en Concepción jamás haya llovido.
Ambulantes, rayados y patrimonio
Caminar por el paseo peatonal de Barros Arana ya no es lo mismo que antes. No existe libertad para moverse de un lugar a otro porque de inmediato se viene encima una mesa con productos callejeros sin origen conocido. Al moverse hacia otro lado, aparece otra mesa, y así sucesivamente entre Castellón y Rengo, al menos. Dicha situación se vio acrecentada en pandemia, período marcado por una fuerte crisis económica que elevó la informalidad laboral. De hecho, la última tasa expuesta por el INE indica que esta alcanza el 27,3% a nivel país.
"En el centro de Concepción, efectivamente, se generó un giro post estallido social y pandemia, en donde el comercio ambulante (no establecido) se fue tomando Barros Arana y el espacio público, y esa calle tiene un propósito de paseo o de posibles actos urbanos masivos que se relacionan con el eje Bicentenario. Entiendo la necesidad de trabajar, pero a través del comercio ambulante se comienza a monopolizar el uso del espacio público. Eso se tiene que regular y recuperar", enfatiza Miguel Nazar, director de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo (UDD), sede Concepción.
Aunque el académico reconoce que este no es un hecho particular que compete a la Municipalidad de Concepción -entendiendo el conflicto económico nacional-, sí cree que debe haber un trabajo municipal que origine algunas directrices de orden para intentar formalizar el comercio ambulante o definir ciertas zonas para que esta actividad pueda dialogar con el resto del desarrollo del espacio público penquista.
En la misma línea, el presidente del Colegio de Arquitectos de Concepción, Claudio Arce, sostiene que hoy existe una visión equivocada en la actual gobernanza y planificación de la ciudad. El error de origen, advierte, está en que la planificación ha dejado de ser pensada desde una visión estudiada, integradora y de futuro como lo fueron los planos reguladores de Duhart y Goycoolea, o Baeriswyl.
"Ahora, la ciudad pareciera ser reactiva y llena de improvisaciones y descoordinaciones, que se notan claramente en el estado de abandono y descuido. Es algo que los penquistas ven, sienten y comentan cuando hablan de Concepción, particularmente sobre su área central", plantea el profesional.
Cuenta que este abandono se palpa en el área de los paseos, los Tribunales de Justicia, en los microbasurales y "en este ambiente de ciudad lleno de ambulantes, de fachadas tapadas o de edificios como el de Caja Los Andes" que, además, "denotan aún más la falta de conducción de ciudad". Por estos y otros temas, Arce enfatiza la necesidad de emprender una agenda activa de propuestas que interpreten a la ciudad como la genuina experiencia emocional de sus ciudadanos y no solo una respuesta funcional o de usos.
"Fundamental es definir el tipo de ciudad que queremos, su identidad y la experiencia emocional que nos debe provocar para luego plasmar estas ideas en un nuevo plano regulador, ya que el actual está tan parchado que no sirve, ni interpreta las necesidades actuales y menos futuras", dice.
Los expertos dicen que el municipio penquista debe originar directrices de orden para intentar formalizar el comercio ambulante y definir zonas especiales.