Bancos de alimentos benefician a 31 mil personas de Biobío y Ñuble
La pandemia generó un efecto negativo en quienes organizan la ayuda. Aumentó el número de personas necesitadas y cayó la donación de empresas.
"Gracias Pastor, porque hace tiempo que no comíamos yoghurt", fueron las palabras de un niño de 7 años al pastor de la Iglesia Cristiana de Lota. Frutas, verduras, productos lácteos y conservas de alimentos van sumando mes a mes toneladas de comida que van directo a la basura y que pudieron llegar a la mesa de los más necesitados.
Es en este contexto que nacen organizaciones como el "Biobío Solidario", un banco de alimentos que se dedica a contribuir en mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos. Lo hace al recuperar aquellos productos que por diversas razones no pueden ser comercializados y que aún pueden seguir siendo aptos para el consumo humano.
Beneficiados
Ya sea que su fecha de vencimiento esté próxima, el producto tenga daños en su etiqueta o que una fruta o verdura se encuentre muy madura son productos que descartamos y que iniciativas como los bancos de alimentos se encargan de reunir para dar un uso prioritario a familias de escasos recursos y personas en situación de calle.
Esta mercadería rescatada es entregada a más de 60 organizaciones sociales de las regiones del Biobío y Ñuble y beneficia a cerca de 31 mil personas de 12 comunas.
Entre ellas está la Iglesia Cristiana de Lota del sector El Roble, cuyo pastor, Juan Carlos Carrasco, se encarga de repartir junto a los hermanos de la iglesia los alimentos a 155 familias de la comuna de manera semanal. "Son aproximadamente 600 a 700 personas y tenemos dos dinámicas de entregar la comida, una es a las familias y otra es la entrega de colaciones a personas en situación de calle", señaló el pastor Carrasco.
Carrasco señaló que producto de la pandemia y el efecto que tuvo en el cierre de empleos, aumentó el número de personas que atienden. "Muchos me dicen que esta ayuda les cayó del cielo y eso nos motiva a seguir avanzando", agregó.
Biobío solidario
Para entender cómo se realiza el trabajo en profundidad del banco de alimentos, la gerente de Biobío Solidario, Clahudett Gómez detalló que "nosotros recibimos alimentos desde empresas productoras y distribuidoras de alimentos y se los entregamos a organizaciones sociales sin fines de lucro. Somos un puente entre la industria agroalimentaria y las organizaciones que atienden a poblaciones en situaciones de vulnerabilidad social".
Una intención de ayuda que también se ha visto afectada con la pandemia ya que, según contó Gómez, complicó a las empresas que les financiaban. "Eso fue lo que más nos pegó ya que nuestras cuentas son financiadas a través de empresas que nos donan dinero a través de la ley de donaciones pero que, producto de la pandemia, estas se vieron de igual forma afectadas por lo que algunas dejaron de donar dinero", explicó.
Los esfuerzos de este banco de alimentos han permitido el rescate de más de tres millones de kilos de alimentos en las regiones del Biobío y Ñuble desde el 2014 a la fecha, con un promedio mensual de 60 mil kilos de comida que va destinada a los más necesitados.
Según las estadísticas de Biobío Solidario, en 2019 se rescataron 747.123 kilos de comida y en 2020 se vio una merma que, producto de la pandemia, permitió la obtención de 444.659 kilos hasta octubre.
Gómez explicó que gran parte de esa disminución se debió a que en la Vega Monumental podían conseguir una gran cantidad de alimentos que tenían que separar entre los que estaban en buen estado y los que no. "Entonces, ese proceso lo hacíamos con voluntarios de las organizaciones sociales y dado a los aforos que existían ya no podíamos tener tantas personas y las organizaciones sociales se veían también dificultadas para enviar voluntarios. Por lo que tuvimos que empezar a contratar personas para realizar la clasificación, lo que aumentó nuestros costos desde la operación", detalló.
Y agregó que "nosotros esperamos que todos aquellos productos que las empresas llaman excedentes o mermas, no lo sean ya que aún están aptas para el consumo humano y pueden tener valor social al entregarse a una persona que realmente lo necesita", concluyó Gómez.