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Aseguran que decisión transgrede el derecho internacional

EE.UU. y UE aplican fuertes sanciones a Rusia tras reconocer a separatistas

Biden anunció medidas económicas contra Moscú y el envío de soldados a países bálticos, lo que suma a las medidas adoptadas por la Unión Europea, que pretenden impedirle acceder a los mercados europeos por la agresión a Ucrania.
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Por Agencias

Estados Unidos y la Unión Europea reaccionaron ayer con fuertes sanciones a la decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de reconocer la independencia de las repúblicas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, en la región oriental ucraniana del Dombás, adonde evalúa enviar tropas luego de recibir el apoyo unánime del Parlamento de Rusia.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló ayer en un discurso desde la Casa Blanca, que la decisión de Putin se trata de una "violación flagrante del derecho internacional" y demandó una respuesta firme de la comunidad internacional.

En este sentido, Biden anunció la imposición de la primera ronda de sanciones económicas contra Rusia, con el objetivo de aislarla del sistema financiero occidental.

Asimismo, el líder estadounidense sostuvo que que autorizó el envío de soldados a los países bálticos de Lituania, Estonia y Letonia, miembros de la OTAN y de la UE, en respuesta a los movimientos de Rusia en Ucrania. Más tarde el Pentágono confirmó la transferencia de 800 soldados.

Sin embargo, Biden destacó que "no tenemos intención de luchar contra Rusia".

Por su parte, los ministros de Exteriores de la Unión Europea también acordaron ayer en París, y de forma unánime, un primer paquete de sanciones contra Rusia, según anunció el jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian.

"La situación es muy grave" y "nos hemos puesto de acuerdo por unanimidad en un primer paquete de sanciones", dijo Le Drian en conferencia de prensa junto al alto representante europeo para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell.

VEINTISIETE

Las sanciones, que deben ser aprobadas hoy de manera formal en la UE para que entren en vigor inmediatamente, afectan a una serie de 27 entidades y personas, entre ellas responsables que han tomado decisiones y que han tenido un papel importante en el ataque a la soberanía de Ucrania, explicó Josep Borrell.

El alto funcionario añadió que, además, se limitará el acceso financiero de Rusia "a nuestros mercados financieros y de capitales", sobre todo para evitar que pueda financiar su deuda en los mercados europeos.

En esa misma línea, las sanciones afectarán a los bancos que financian las operaciones militares rusas en esos territorios separatistas y al comercio con los Veintisiete de esas áreas en el este de Ucrania.

En un comunicado conjunto, los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, indicaron que las sanciones que prepara la UE se dirigirán contra "los bancos que están financiando las operaciones militares y de otro tipo" en Donetsk y Lugansk.

Por otro lado, en declaraciones a la cadena France Info, Borrell dijo que hay una "invasión encubierta" de Ucrania y expresó su opinión de que Rusia irá más lejos en su intervención militar, al tiempo que se refirió al primer paquete sancionador impuesto por Bruselas a Rusia.

GASODUCTO

Otra de las reacciones de ayer frente a los movimientos de Rusia frente a la crisis de Ucrania fue la decisión tomada por Alemania, aplaudida por EE.UU., de bloquear la certificación del gasoducto ruso Nord Stream 2.

La instalación, controlada por el gigante energético ruso Gazprom, terminada y construida con participación de empresas alemanas, está destinada a transportar directamente gas desde Rusia al oeste de la Unión Europea con entrada por territorio alemán, para evitar así el tránsito a través de Ucrania.

El Parlamento ruso aprobó ayer por unanimidad el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk y autorizó el envío a la zona de tropas, aunque Putin explicó que todo dependerá del desarrollo de los acontecimientos y de la "situación sobre el terreno". Eso sí, Putin recalcó que el reconocimiento de las repúblicas separatistas se debieron a la negativa de Ucrania de cumplir con "los acuerdos de Minsk" que " murieron mucho antes del reconocimiento de las repúblicas del Donbás (...) los acuerdos de Minsk ya no existen".

AUMENTO DE LA VIOLENCIA EN EL ESTE DE UCRANIA

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La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) informó ayer que sus observadores en el este de Ucrania registraron el lunes un fuerte incremento de la violencia, con 1.927 violaciones del alto el fuego, casi el doble que el día anterior. Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, señaló ayer que estudiará la ruptura de las relaciones diplomáticas con Rusia, tras el reconocimiento ruso de las autoproclamadas repúblicas del Donbás. Frente a estas declaraciones el Kremlin ruso, señaló que si Ucrania rompe relaciones solo "agravará la situación".

Opinión

La Convención y las almas bellas

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Por estos días una declaración firmada por cuatro personas solicita a los convencionales - incluso les implora, como quien ruega de rodillas al borde de la desesperanza- aumentar el diálogo y considerar el punto de vista de la minoría.

Al leer esa declaración uno se pregunta si acaso los suplicantes que la firman, y de cuya buena intención no cabe dudar, poseen una correcta inteligencia de la índole de la Convención y de lo que en ella está ocurriendo.

Y parece que no del todo.

Porque al examinar los discursos y manifestaciones diversas de los constituyentes no se arriba a la conclusión que sus integrantes sean personas que no saben lo que hacen, individuos que poseídos de pronto por un ánimo refundacional y con la racionalidad disminuida o invadida por la emoción estén puestos a la tarea de imaginar desmesuras, sin pensar en el alcance que poseen, motivo por el cual sería necesario que se les llamara al equilibrio y el diálogo, como quien toma de los hombros a alguien agitado y luego de zamarrearlo amistosamente le pide que se calme.

Por el contrario, la conclusión a la que se arriba es que los convencionales saben lo que hacen y por eso lo hacen.

Lo suyo no es entonces un asunto de actitudes -es decir de disposición o no al diálogo- sino de creencias -o sea de convicciones y de ideología.

A lo que se está asistiendo hoy en Chile, y la Convención es uno de sus momentos culmines, es a una disputa ideológica, es decir, a una lucha, afortunadamente incruenta, en la que está predominando un punto de vista que es muy otro del que fue hegemónico en Chile. Ese punto de vista relataba a la comunidad política como unidad de memoria e identidad; a los derechos como libertades ante todo negativas, formas de protección frente a la injerencia no consentida; al régimen político con predominancia presidencial; al sistema de justicia como poder cuya cúspide poseía la jurisdicción que, desde allí, derramaba hacia los jueces; a la ley como una regla que se abstraía de clases de individuos categorizados por su origen, etcétera. En la Convención, en cambio, está predominando la idea que Chile es un espejo roto donde cada uno ve su reflejo en un trozo, sin que exista una imagen que exprese la totalidad; los derechos están siendo concebidos como derechos sociales, es decir, como prestaciones positivas que las personas pueden reclamar por su simple condición de miembros de la comunidad; el régimen político por el que inclina buena parte de los convencionales, apunta a fortalecer al Congreso y dentro de él a la mayoría, disminuyendo la autoridad presidencial; la jurisdicción es vista como una facultad que radica en cada juez y no como un poder que el Estado centraliza al lado de la legislatura y el Ejecutivo; la ley es concebida como un baremo plástico y elástico, cuyo significado se deja corregir por la perspectiva de género o la interculturalidad.

Todas esas ideas o parte de ellas pueden ser consideradas erróneas, y algunas desde luego lo son; pero no se observa de qué modo se puede hacer ver su incorrección o su error implorando un cambio de actitud. La súplica no es una forma de refutar ideas o de discutirlas, o siquiera de participar en el debate democrático, porque fuera de no aportar razones parece atribuir a aquellos a quienes se interpela -es decir, a los convencionales- una mera conmoción emocional, un entusiasmo súbito o repentino que es, en el fondo, y aunque quienes ruegan la moderación no persigan, una forma de disminuir su valía o su racionalidad.

Si el buenismo consiste en creer que apelar al cambio de actitud conduce al cambio o la mejora de la vida colectiva (el tipo de opiniones que un filósofo atribuía a quienes llamó "almas bellas") esta declaración, bien intencionada sin duda, puede ser considerada una muestra paradigmática de esa forma de asomarse a los problemas que bullen en la esfera pública.

Carlos Peña