Maule, Coronel, monumento nacional
Hacia 1845, John Mackay, médico escocés radicado en Concepción, visitó las playas de Coronel, y las describió como en completa soledad, salvo unos ranchos de indígenas y criollos. Cinco años después era completamente diferente: a raíz del descubrimiento de mantos carboníferos, empresarios comenzaron a contratar mano de obra y comprar herramientas para explotar el combustible que servía, fundamentalmente, para las máquinas a vapor. Matías Cousiño, Jorge Rojas, Federico Schwager, Pablo Délano, entre otros, fueron pioneros que vieron en la extracción del mineral un filón de riqueza.
Coronel creció rápido. En 1865 ya contaba con la categoría de Puerto Mayor, además de convertirse en capital del Departamento de Lautaro, otrora encabezado por Santa Juana. El arribo de trenes y vagones en 1870 y 1880 dio impulso a la explotación, consolidando así un mercado productor y uno consumidor. Se formó un hinterland carbonífero. Entre las consecuencias que trajo, estuvo la construcción de viviendas para los dueños de las minas. Así, nacieron el Castillo Rojas, perteneciente a Jorge Rojas (considerado el fundador de Coronel), y la Casa Schwager, de Federico Schwager. De ambas solo sobreviven las ruinas de la última. Ya a inicios del siglo XX se construyeron viviendas para los trabajadores en Puchoco-Schwager, bajo el diseño de casas y pabellones. A ellas se sumaron servicios anexos como cuartel de Carabineros, lavaderos de ropa, economato, hornos para pan comunitarios, gimnasio, capilla, etc. Por supuesto, la élite administrativa de esta empresa, que en 1892 pasó a llamarse Compañía Carbonífera y de Fundición Schwager, también tenía sus viviendas. En Maule, al igual que en Lota Alto, se acogió a ingenieros y altos operarios, fuese en los cerros o en el sector costero. De 1910 a 1940, se construyeron casas de hermosa textura, de un piso con buhardilla, y otras de dos pisos, que aún siguen siendo admiradas por turistas y parroquianos. .
"Las viviendas de trabajadores administrativos se conservan en buen estado hasta el día de hoy. Estas son de albañilería, con envigado y cerchas de roble, teja marsellesa y chimenea de ladrillo a la vista", señala el Consejo de Monumentos Nacionales, quien le dio dicha denominación en categoría de zona típica. También hubo obras que ayudaban a mantener el estatus de estas familias. Una de ellas era el club social (1926), llamado Casino Maule, que hoy es administrado por la Caja de Compensación 18 de Septiembre.
Si bien desde décadas antes existía un edificio de la administración Schwager, no fue sino hasta 1950 que se erigió la actual estructura de dos pisos. Existía también un hospital, dependiente de la misma empresa. Hoy no quedan ni los cimientos de esa infraestructura, que en su tiempo fue considerado el más moderno de la zona. En tanto, simbólicamente construida en el cerro, la casa de Federico Schwager coronaba la vista del complejo. Fue visitada por el rey Balduino de Bélgica y por Eduardo Frei en su campaña. Hoy está en desuso y abandonada.
Para una ciudad que no tiene un gran número de áreas patrimoniales de origen antrópico, contar con estas trazas de nuestro pasado debe considerarse una fortuna. Es un desafío conservar lo poco que nos queda de un pasado no tan lejano (170 años). Hoy el panorama es distinto si lo comparamos con esas décadas, pero olvidarlo destruyendo su materialidad o sepultándolo en aras del progreso sólo sirve para construir sobre bases débiles nuestro futuro, pues olvidamos el esfuerzo invertido, las vidas entregadas en pro de ser lo que hoy somos.