Viene de la página anterior
-En "Ñamérica" hay pasajes de tu libro anterior, "El hambre", y de columnas que has publicado. El año pasado lanzaste la novela "Sinfín". ¿Cómo es tu proceso creativo para en un año lanzar una ficción de 500 páginas y al siguiente una crónica de 700?
-En este libro venía trabajando desde el año 2018. Ahí fue cuando tuve la idea de pensar, ver y contar qué es ahora América Latina, entonces me puse a trabajar. Luego le dediqué bastante tiempo. En exclusiva durante más de un año, tiempo en el que entremedio terminé "Sinfín", que ya la tenía muy avanzada. Después retomé "Ñamérica" al principio de la pandemia, lo cual fue un problema porque tenía dos viajes previstos que no pude hacer, uno de ellos a Santiago de Chile. Entonces tuve que dejar el proyecto esperando a ver si podía viajar. Ahí me puse a escribir unas novelas y finalmente entregué esto (sin el relato sobre la capital chilena), pero en general trabajo en solo una cosa. La empiezo y la termino, pero con los cortes de la pandemia dejé y tomé "Ñamérica" más veces de lo habitual. Me doy cuenta que un libro ya se terminó cuando comienzo a pensar más en el próximo, o me entusiasma más que el que estoy haciendo. (…) Trato de ver en qué puedo confundirme, encontrar alguna duda nueva. La duda me mueve.
-Pero esta confusión de casi 700 páginas…
-O de dos mil quinientas. Tengo confusiones más largas, eh (sonríe). Esta es una confusión breve dentro de todo: ahora se está publicando en Buenos Aires una edición de un libro de hace veinticinco años, "La voluntad" (que escribió junto a Eduardo Anguita, "Crónicas de una Argentina reciente"), que son cinco tomos: esa sí que fue una confusión larga.