Secciones

  • Portada
  • Opinión
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Tendencias
  • Deportes
  • Defunciones
  • Clasificados
  • Página del lector
Departamento de Ingeniería Química destaca trayectoria del académico fallecido recientemente

Recuerdan legado del profesor Julio Méndez Schälchli en Facultad de Ingeniería UdeC

Cincuenta y cinco años de labor profesional cumplió el reconocido docente, que se destacó como formador y también en cargos directivos.
E-mail Compartir

Universidad de Concepción

No es tarea fácil resumir en pocas líneas la vida y el legado dejado en 55 años de vida profesional, de un ser humano tan activo e integral como lo fue el profesor Julio Méndez Schälchli.

Don Julio, como solíamos llamarlo sus colegas, nació en Angol el 6 de octubre de 1931, donde cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Anexa y el Liceo de Hombres de Angol, respectivamente. En 1949, ingresó a la Universidad de Concepción, donde destacó entre sus pares por su entusiasta participación en actividades estudiantiles. Egresó como ingeniero químico en 1954, siendo galardonado con el Premio Instituto de Ingenieros y Arquitectos, Premio Banco de Concepción y Premio Universidad, como reconocimiento de su gran desempeño académico.

Entre 1955 y 1959, cursó estudios de postgrado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de EE.UU., donde logró el grado de PhD en Química, con especialidad en físico-química y química nuclear. Su relación académica con el MIT se mantuvo por muchos años, incluyendo una estadía postdoctoral en 1966.

INICIOS COMO ACADÉMICO

A su regreso a Chile en 1959, el rector Sr. David Stitchkin lo incorpora a la planta académica del recientemente creado Instituto Central de Química, con la jerarquía de profesor titular, donde contribuyó al diseño e implementación de programas de estudio de alto estándar para Licenciatura en Química.

A partir de noviembre de 1969, se incorporó al Departamento de Ingeniería Química (DIQ), donde permaneció hasta su retiro en 2010, período interrumpido solamente en 1973, cuando realizó una estadía en la Universidad de Lieja, Bélgica, en calidad de Profesor Visitante.

Don Julio lideró la creación del Programa de Magíster en Ciencias de la Ingeniería Química, siendo su primer director desde sus inicios en 1975. En dicho rol, logró que este programa fuera apoyado por el Proyecto Multinacional de Ingeniería de la Organización de Estados Americanos entre 1978 y 1981, impulsando así su consolidación y posicionamiento nacional e internacional.

Dotado de una gran inquietud intelectual, se involucró en un amplio rango de temas de investigación, tales como extracción por solventes, estudios de solubilidad, síntesis química, catálisis, electroquímica, diseño de procesos, entre otras, que quedaron plasmadas en decenas de memorias de título, tesis de grado, publicaciones, presentaciones en congresos de especialidad, asistencia técnica y transferencia tecnológica a la industria.

Sin lugar a duda, su principal pasión profesional fue la docencia, donde desplegaba toda su capacidad pedagógica para cautivar el interés de sus estudiantes y sembrar en ellos la curiosidad científica, el pensamiento crítico y la avidez por el estudio. El "Tata" Méndez, como cariñosamente lo conocían sus estudiantes, estuvo siempre disponible para ayudar a sus alumnos, en forma especial a quienes no contaban con el ambiente apropiado y los recursos necesarios.

Durante sus 41 años en el DIQ, sobresalió por su permanente búsqueda de iniciativas destinadas a mejorar la calidad de la enseñanza de ingeniería, proponiendo nuevas metodologías y contenidos en áreas emergentes, siempre cautelando una sólida base en ciencias fundamentales. Don Julio dejó una huella indeleble en los centenares de estudiantes de pregrado y postgrado que fueron parte de las numerosas asignaturas que dictó en las materias de reactores químicos, termodinámica, catálisis, análisis y síntesis de procesos, balances de materia y energía, proyectos de plantas químicas, entre otras.

COMPROMISO INSTITUCIONAL

Demostró a lo largo de su vida académica el gran compromiso institucional y amor por nuestra querida universidad, asumiendo responsabilidades de gestión en diferentes ámbitos de su quehacer: fue director del Departamento de Ingeniería Química, vicedecano de la Facultad de Ingeniería, director del Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IIT) y miembro del directorio de la Asociación del Personal Docente y administrativo de la Universidad de Concepción.

Quienes tuvimos el privilegio de compartir espacios personales y profesionales con don Julio fuimos testigos de su profundo sentido de justicia y autoexigencia, responsabilidad, honestidad, franqueza y sensibilidad social, valores que para él eran intransables.

Detrás de su apariencia seria se ocultaba su alma noble, sensible y generosa, con una permanente disposición a colaborar y trabajar en beneficio de otros, desplegando esa rigurosidad y sentido del deber que lo caracterizaba en cada actividad que emprendía.

En su vida personal, era un hombre reposado, hogareño, siempre dispuesto a disfrutar de la música y de una buena conversación. Era amante de la buena lectura, a través de la cual se sumergía en el mundo de la filosofía, historia, ciencia y política, sin que ello fuera impedimento para practicar y disfrutar de la pesca y el tenis.

Casado en primeras nupcias con Dorothy Kinsley (Q.E.P.D.), con quien formó familia durante sus estudios en EEUU, le sobreviven su segunda esposa María Elena König, sus cuatro hijos Jeanne, Julio, David y Javiera, y sus cuatro nietos, quienes se transformaron en el motor de sus últimos años y, en sus propias palabras, representaron la coronación de su vida.

Su recuerdo permanecerá vivo en quienes fuimos sus colegas, estudiantes, amigos y familiares, por sus grandes enseñanzas, su ejemplo de profesionalismo y sólidos valores éticos.

Hasta siempre Don Julio.

La instantánea, en blanco y negro, fue tomada a las 23.44 horas UTC

La misión BepiColombo transmite sus primeras imágenes de Mercurio: estuvo a solo 198 kilómetros del primer planeta

E-mail Compartir

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) transmitió ayer la primera imagen de Mercurio realizada la pasada noche por la misión BepiColombo, a unos 2.418 kilómetros de distancia del planeta más pequeño y desconocido del Sistema Solar (tiene 74,8 millones de kilómetros cuadrados de superficie, el 10,8% de la Tierra).

La instantánea, en blanco y negro, fue tomada a las 23.44 horas UTC cuando la nave se encontraba a 2.418 kilómetros de distancia de Mercurio, aunque la mayor aproximación se produjo diez minutos antes, cuando BepiColombo se situó a unos 198 kilómetros.

Para realizar estos acercamientos, la nave utilizó la fuerza de gravedad del planeta a modo de freno.

"La región mostrada en la imagen es el hemisferio norte de Mercurio, incluida la Planicie de Sihtu, inundada por lavas. Una zona redondea, más suave y brillante que sus alrededores caracteriza las llanuras que rodean el cráter Calvino, llamadas Llanuras Rudaki", destacó la ESA en un comunicado.

En la imagen se ve además el cráter Lermontov, de 166 kilómetros de ancho, "que parece brillante porque contiene características únicas de Mercurio llamadas 'huecos' donde los elementos volátiles escapan al espacio".

La misión BepiColombo, lanzada en 2018, estudiará estas características propias una vez que esté en órbita alrededor del planeta.

A QUÉ VA A MERCURIO

BepiColombo, de la ESA y la japonesa Jaxa, tiene previsto sobrevolar seis veces Mercurio antes de entrar en su órbita, lo que está previsto para 2025.

Para ello, y luego de realizar los cinco sobrevuelos restantes y desacelerar, la nave liberará las sondas Mercury Planetary Orbiter de la ESA y el Mercury Magnetospheric Orbiter de Jaxa.

La misión durará siete años y quiere entender el origen y evolución del primer planeta, que ha sido visitado ya dos veces por las naves estadounidenses: Mariner 10 (1973) y Messenger (2004).

En los próximos años, a través de las mencionadas sondas, la misión analizará su magnetosfera, su estructura interna, los fenómenos químicos de la superficie y la generación del campo magnético del planeta más cercano al Sol, lo que ha requerido enormes ajustes en la trayectoria para que la BepiColombo no sea tragada por la enorme fuerza de gravedad de nuestra estrella.