Al volver a caminar por la calles de la ciudad, después de más de un año, me he encontrado con una ciudad gris, opacada y, en cierta medida, en shock. Como si la pandemia también le afectara. Calles sucias y deterioradas, dominadas por autos motorizados. Esquinas con barreras, rayados y letreros de distinta categoría y formas, indicando el distanciamiento para acceder a un local o simplemente para un trámite que necesariamente es presencial.
Fachadas sucias, rayadas y abandonadas. Postes de luces que ya no resisten un cable más, generando una gran contaminación visual. El centro de Concepción y su paisaje se ha convertido en un espacio abandonado, sin identidad, poco significativo, que no permite saber dónde estás en realidad, estandarizado y desconocido para los "penquistas"
En la mayoría de las ciudades lo viejo y lo nuevo, lo tradicional y lo moderno se combinan. Los rasgos de una ciudad se advierten en la fachada de sus edificios, en sus cascos antiguos, en sus iglesias, en el conjunto de sus trazos, en el sabor de sus barrios y en el sentir de sus habitantes. Los centros históricos se constituyen en una parte importante de la trama social, económica y cultural de toda ciudad. Lugar donde coexisten tanto la riqueza histórica - cultural como la pobreza económica-social. En otras palabras, el centro histórico con su morfología urbana particular, es un punto central de la polémica sobre la ciudad. Entonces, ¿qué le paso al centro histórico de Concepción?
Una de las principales causas que saltan a la vista es el total abandono de su espacio público al flujo motorizado, y ahora, a los ciclistas; alejando cada vez más a sus ciudadanos, perdiendo la oportunidad de conseguir lugares extraordinarios donde mejorar la convivencia. Siendo una verdadera tortura el caminar por sus calles. Esto acompañado de cambios de uso del espacio privado y su falta de compatibilidad entre las distintas actividades (ocio y residencia).
Distorsiones de las nuevas edificaciones e implantaciones respecto a las antiguas por una falta de adecuada de integración paisajística (antejardines y edificación aislada en calles de fachada continua). Volumetrías y densidades excesivas (el aprovechamiento por encima de todo), provocando como resultado alturas inapropiadas, profundidades excesivas y tipologías inadecuadas, entre otras.
Todo ello da cuenta de la poca y nada reflexión que se hace sobre el modelo de centro histórico que se quiere. El centro de Concepción aún cuenta con buena parte del eje comercial y financiero, las principales instituciones y numerosos otros servicios; y no sólo a escala urbana sino metropolitana y regional.
Sólo hace falta recordar que una buena estructura urbanística de base es esencial, que aquellos espacios familiares como calles y plazas, patios y parques son los grandes escenarios del civismo, de lo visible y de lo accesible. Recuperar una urbanidad más auténtica en clave de sostenibilidad y de justicia espacial, si pensamos que la ciudad es la mejor expresión de nuestro deseo de vivir en colectividad.