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Recintos mejoran sus ventas gracias al avance a la Fase 3 del plan Paso a Paso

El aroma a café se vuelve a sentir en el centro penquista

Cuatro locales cuentan cómo tuvieron que adaptarse a las restricciones y aforos por la pandemia. Trabajadores relatan el impacto de estar con suspensión laboral y no poder recibir propinas.
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alma.canales@diarioelsur.cl

Hace 20 años que Magaly Toledo es garzona del café Cantabria. En ese espacio, ubicado frente a la Plaza de la Independencia, vio la reconstrucción de Concepción después del terremoto de 2010. También fue testigo de los cambios de la ciudad durante el denominado estallido social, a partir de octubre de 2019 y ahora, el confinamiento por la pandemia.

Dice que de todas las cosas que ha vivido, la más compleja ha sido la pandemia: "Ha sido difícil porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos, todos teníamos miedo a contagiarnos".

Al temor por contraer el covid-19 se sumó otra complicación: el cierre de su lugar de trabajo por las cuarentenas y luego la reducción de aforos y espacios para funcionar, vinculados al plan Paso a Paso que estableció el Gobierno para controlar los contagios.

Aunque el Cantabria sólo cerró unas semanas, al inicio de la pandemia el año pasado, funcionó a media máquina hasta el 8 de julio, día en el que Concepción avanzó a la Fase 3 del Paso a Paso, lo que permitió al café modificar sus aforos y retomar el ritmo que tenían antes de la emergencia sanitaria.

También ayudó la reducción del horario de toque de queda.

Esa reactivación se ha visto en otros céntricos cafés de la ciudad, que han visto una positiva respuesta de los clientes. Sólo basta mirar las terrazas de todos estos recintos -y ahora los espacios interiores-, siempre con las mesas ocupadas y en algunos casos, hasta con personas esperando ingresar.

En los cafés reciben este avance de forma muy positiva, sobre todo porque reconocen que su sector fue uno de los más golpeados por la crisis económica, incluso más que los restaurantes, ya que sus servicios estaban orientados a la atención presencial y sus cartas tenían una oferta menos atractiva para el delivery.

Adaptación

El café Rometsch existe desde 1984, aunque el local está desde la década de los 60. Al igual que el Cantabria, ha sido testigo de los cambios de la ciudad.

Hasta inicios de 2019 había 22 personas trabajando en el local del centro, pero por la pandemia tuvieron que hacer ajustes. Bernardita Erices, administradora del local y quien lleva dos años en la empresa, explica que cuando se inició la emergencia sanitaria enviaron a todos los trabajadores para la casa.

Iris Avendaño, que hace 11 años labora como ayudante de cocina, confirma que "nos mandaron para la casa y nos dijeron que nos iban a avisar cuando se arreglara la cosa".

Esperó pacientemente. Inicialmente se pensaba que esto duraría un par de semanas. Estuvieron 45 días completamente cerrados. Cuando se dieron cuenta que la pandemia se extendería más tiempo, la empresa buscó alternativas.

No adoptaron el delivery porque la cocina del local es muy pequeña y la mayoría de los cocineros son parte de la población de riesgo, pero sí la venta para llevar. Partieron con una mesa, que acomodaron en la entrada para exhibir los productos. Luego, explica Bernardita Erices, instalaron una vitrina para pastelería, donde tenían los kuchenes y dulces a la venta, más las empanadas de horno, que antes sólo se ofrecían para Fiestas Patrias.

"Dos garzones y yo mantuvimos el café funcionando", detalla.

Ahora casi todo el personal volvió a trabajar. Fue necesario para atender las siete mesas del segundo piso (antes había 16), más la terraza. En el primer piso, donde también había mesas, ahora sólo funciona la caja.

En el Cantabria también tuvieron que adaptarse, afirma Marcos Vidal, propietario del café.

"Hemos pasado por varios procesos. En cuarentena trabajaron dos personas, la administradora y yo, y cuando avanzábamos de fase incorporábamos a más trabajadores. Por suerte no despedimos a nadie. Quienes ya no están es porque prefirieron irse", aclara.

Les ayudó la amplia terraza. Allí reubicaron 21 de las 40 mesas que tenían hasta antes de la pandemia. También adaptaron la carta y el horario de atención, los que se siguen ajustando por la Fase 3.

Impacto diferente

El L'angolo del centro está ubicado en un segundo piso. Aunque es un espacio amplio, no tiene terraza. Por eso, hasta hace tres semanas atrás sólo tenían venta para llevar, principalmente productos de pastelería, y delivery, que incluía una carta más amplia.

Como hasta el 8 de julio estaban sin atención de público, gran parte de su personal renunció. Por eso, en la entrada del local se ve un cartel que solicita coperos, garzones e, incluso, administrador.

Herta Quiñelen, asistente de administración de la empresa, cuenta que aunque se acogieron a la suspensión del contrato laboral, muchos optaron por buscar otro empleo, sobre todo los meseros, quienes consiguen gran parte de sus ingresos con las propinas.

Menciona que antes de la pandemia tenían 220 trabajadores entre los tres locales. Actualmente queda la mitad.

Indica que fue complejo en lo económico, porque los ingresos se redujeron considerablemente, pero resistieron y ahora esperan retomar las ventas que tenían antes de la emergencia sanitaria.

En el extremo opuesto está el café Baqué, ubicado en Ongolmo. Gastón Delgado, cocinero desde 2019 del local, detalla que aprovecharon el primer cierre, entre abril y mayo del año pasado, para arreglar la cocina y mejorar el local.

La mayoría de los meseros eran part time, estudiantes, así que sólo dejaron de trabajar. Los que eran de planta siguieron laborando. Aprovecharon la baja de clientes para aprender barismo y en los meses siguientes, cuando la empresa abrió otros dos locales en Concepción, fueron reasignados a esos espacios.

"Hicimos un intento de delivery. Incluso quisimos abrir un carrito en el centro, pero no funcionó. Sin embargo igual nos fue bien, por eso pudimos abrir otros locales durante la pandemia", afirma Gastón Delgado.

El apoyo

Por suerte, dice Magaly Toledo, Cantabria nunca cerró. El local tiene la ventaja de tener una gran terraza, la que pudo funcionar a partir de la Fase 2. Eso permitió que los garzones siguieran trabajando. Para ello se hicieron turnos de 15 días.

"Nos íbamos turnando para que todos trabajáramos algo. No sabíamos cómo iba a ser el pago. En la propina se sintió harto. Esto representa incluso hasta más de la mitad del sueldo, así que se notó el cambio", reconoce.

Gracias al trabajo de su marido, que es chofer, pudieron sortear la merma de ingresos. Espera que ahora, con el aumento de los aforos, sus recursos aumenten.

Iris Avendaño, como trabaja en la cocina, tuvo que quedarse en su casa. Se dedicó a cuidar a sus papás, que son adultos mayores y viven cerca.

Su casa está camino a Florida. Eso le ayudó a estar más aislada, resguardada del virus. Justamente para evitar contagiarse no quiso buscar otro trabajo. Dice que con lo que recibió por la Ley de Protección al Empleo, más los bonos y retiros del 10%, logró sortear los meses de inactividad.

Así como ella, en Biobío hay 149.154 trabajadores que se beneficiaron con la Ley de Protección al Empleo, específicamente a la suspensión del contrato laboral, que permitió a quienes se acogieron seguir recibiendo una remuneración (a cargo del seguro de cesantía o de la cuenta individual) mientras el empleador se hiciera cargo de las cotizaciones.

Ahora que gran parte de las comunas se está desconfinando, el gobierno generó bonos para apoyar la reactivación, los que han llegado a 4.668 trabajadores, según datos aportados por la Seremi del Trabajo.

Desde los cafés dicen que estas tres semanas con mayor aforo han hecho una gran diferencia. Gastón Delgado, del Baqué de Ongolmo, describe que si hasta hace un mes preparaba ocho tortas para los tres locales, ahora cocina 22. En el caso de los sandwich, aumentaron de 20 a 150 al día.

Magaly Toledo añade que se ha notado un aumento en el consumo. Como si los clientes trataran de sacarle el máximo provecho a su salida. Esto se ha reflejado en las propinas, las que espera que se sigan acercando a las que tenía antes de la pandemia.

Esto permitió a los cafés habilitar los espacios interiores de sus locales. Para acceder a ellos hay que tener el Pase de Movilidad.

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de julio Concepción pasó a la Fase 3