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nuestra noción de familia, abrirnos más a la idea de la familia elegida y a una idea de la crianza colectiva que también involucra al Estado. Necesitamos crear sistemas de cuidados en los países que permitan crianzas más libres, más gozosas y más sanas para todos.
VIOLENCIA
-Experimentaste hostilidad médica. ¿Cómo fue ese proceso?
-El tema de la violencia obstétrica es otro tema del que tenemos que hablar más. Está muy presente en las historias de las mujeres y es una violencia que tiene consecuencias muy dolorosas para las mujeres y sus hijas e hijos.
-¿Por qué?
-Antes, y todavía en muchos lugares, el parto solía ser atendido por parteras. Eran mujeres que tenían conocimiento vastísimo, transmitido de generación en generación, respecto al cuerpo de las mujeres, al embarazo y al parto. Tenían empatía. En cambio, esta aproximación hospitalaria del embarazo y el parto es una aproximación muchas veces capitalista. Es más fácil hacer cesáreas por montones, porque se pueden organizar y cobrar mejor.
-En este libro dejaste por aquí y por allá menciones plásticas de la maternidad.
-Fue muy natural para mí hablar de las artes visuales relacionadas con el tema de la maternidad. Mi madre es pintora, mi padre es museógrafo, la plástica es un lenguaje con el que yo crecí. Hice una colección de referencias literarias y visuales de mujeres para crear una comunidad sensible, intelectual, que me acompañara y que acompañara después a quien leyera.
-¿Cómo has estado en confinamiento?
-Pues en México estamos en el momento más bajo de contagios desde el inicio de la pandemia. Hemos transitado a lo que acá se llama el semáforo verde, es decir un momento de mayor apertura. Un gran porcentaje de la población ya está vacunada, incluidos nosotros, y eso cambia por completo las cosas. Mi hijo está yendo a una célula escolar todos los días, podemos volver a trabajar, podemos volver a retomar el ritmo y poco a poco la vida social, la vida cultural. Ha sido muy duro pero ya vemos la luz al final del túnel.