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Directorio inició una licitación privada del inmueble por problemas económicos

A mediados de julio se conocerá a nuevo dueño de edificio Ymca

Paola Rojas, presidenta del directorio, contó que la institución seguirá funcionando y que ya están buscando nuevas instalaciones. Lamentó que la crisis los llevara a tomar la decisión.
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Por Alma Canales Silva

Ymca es una asociación cristiana presente en más de 120 países. Cuenta con más de 58 millones de asociados, 8 universidades y sobre 4 mil centros deportivos. Uno de ellos está ubicado en pleno centro de Concepción, en Avenida O'Higgins entre Colo Colo y Castellón.

Sin embargo, el edificio de 8 mil 200 metros cuadrados pronto quitará el logo distintivo de la organización, ya que el inmueble está en proceso de venta.

Paola Rojas, presidenta del directorio de Ymca Concepción desde mayo de 2019, contó que la merma económica derivada de la crisis sanitaria los golpeó profundamente. "Sin la pandemia no habríamos tenido que vender el edificio. A estas alturas tendríamos un crédito hipotecario para hacer algo a más largo plazo", aseguró la dirigenta.

Como la situación era complicada, el 13 de mayo la asamblea decidió efectuar una licitación privada para obtener los fondos necesarios para cancelar las deudas y también finiquitar de la mejor forma posible a los 70 trabajadores que, hasta el momento, tiene la institución.

El 15 de julio se conocerá el nombre del nuevo propietario, ya que ese día se abrirán todos los sobres de las propuestas recibidas por el inmueble.

Pasado complejo

Ymca Concepción ya había tenido dificultades financieras. En mayo de 2016 el Tercer Juzgado Civil de Concepción ordenó la liquidación forzosa de la Asociación Cristiana de Jóvenes (Ymca) Concepción, para cubrir la deuda de 97 mil unidades de fomento (UF) -más de 2 mil 480 millones de pesos a la fecha de presentación de la demanda- que en ese entonces tenía con el Banco del Desarrollo, que luego pasó a llamarse Scotiabank.

El problema se generó por unas cuotas impagas de un préstamo contratado en 2007. Exactamente, faltaban 11 cuotas para cumplir con el compromiso financiero.

Después de varias gestiones en el marco del proceso de liquidación, se llegó a un acuerdo con la entidad financiera y se renegoció el monto adeudado.

Paola Rojas recordó que los problemas se generaron por un mal manejo financiero, el que dio pie a una acción judicial por malversación de fondos. El proceso está vigente, remarcó.

Rojas añadió que hasta antes de la pandemia -y bajo el nuevo directorio que asumió en 2019- los pagos a la entidad financiera se habían hecho y que Ymca Concepción había mejorado su situación económica. No obstante, la extensión de las cuarentenas y el consiguiente cierre del gimnasio influyó en la disminución de socios que, finalmente, hicieron insostenible la mantención del edificio.

Como ejemplo, describió que hasta fines de 2019 tenían unos 2.500 socios. No más de 200 siguieron pagando sus cuotas tras la emergencia sanitaria.

Proceso

El gimnasio cerró sus puertas a fines de abril del año pasado y se mantuvieron así hasta que la Autoridad Sanitaria les dio autorización para abrir.

Mientras veían cómo avanzaba la emergencia sanitaria se acogieron a la Ley de Protección al Empleo, lo que permitió a sus 70 trabajadores mantener el pago de sus cotizaciones.

Después de un año con poca actividad y tras revisar los números, el directorio se dio cuenta que la mejor opción era vender el edificio, que tiene una ubicación privilegiada en el centro de Concepción.

Consultaron con una empresa para ver cuál era la mejor alternativa y les sugirieron una licitación privada, que implica que se convoca a empresas con determinadas características a presentar ofertas, las que se entregan en un sobre cerrado. Todos son abiertos el mismo día.

"Hay una empresa encargada de eso. Nosotros sólo vamos a decidir en el minuto que se abran los sobres el 15 de julio, cuando se abren los sobre de todos quienes quieran participar. Ahí se decide quién es el comprador".

Según la presidenta del directorio, la empresa que los está asesorando les recomendó esta modalidad por ser la que les ofrecía la oportunidad de conseguir el mejor precio por el edificio.

Una vez que se abren los sobres, expuso, es la junta económica quien presenta la propuesta al directorio para que la apruebe o rechace. Teniendo ese visto bueno, puede concretarse la transacción.

Seguirán funcionando

"Es el edificio de la Ymca lo que se vende, no la institución. Es una institución sin fines de lucro que pertenece a una organización mundial", aclaró Paola Rojas. Por eso, complementó, ya están buscando instalaciones para seguir funcionando.

Indicó que es probable que le nuevo recinto no tenga piscina, porque en Concepción hay pocos lugares con características similares a la del inmueble de O'Higgins. Además están abiertos a propiedades ubicadas en otras comunas del Gran Concepción.

Esta decisión, eso sí, nuevamente la tomará el directorio, aclaró.

La idea es retomar la obra social de la Ymca, que este año tuvo que ser suspendida, y que incluye apadrinamiento de establecimientos educacionales vulnerables.


CASI 100 AÑOS EN CONCEPCIÓN

Ymca llegó a Chile en 1921, específicamente al puerto de Valparaíso, donde introdujo disciplinas deportivas como el básquetbol, el judo y las clases sistemáticas de gimnasia, además de campamentos para jóvenes. En Concepción las primeras actividades se hicieron en 1924, con la llegada a la ciudad de Pascual Venturino, joven uruguayo que estableció los primeros contactos con las autoridades locales. En 1926 se creó el Comité Pro-Fundación y se desarrolló una campaña financiera que permitió arrendar una casa en calle Colo Colo, en donde se inauguró oficialmente la Ymca Concepción el 21 de mayo de 1927. En 1939 tuvieron que buscar una nueva ubicación, pues el inmueble sufrió daños con el tornado de 1934 y el terremoto de 1939.

Opinión

Políticas públicas y accesibilidad a la vivienda

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La construcción tiene una importancia fundamental para el país. Representa un 6,4% del PIB y un 8,6% de los empleos nacionales, es decir 700 mil puestos de trabajo, en el periodo prepandemia. Pese a una caída en esta última cifra, de 50 mil empleos, producto de la crisis sanitaria; la construcción sigue siendo el motor de la economía.

Más allá de los datos, la actividad se destaca por su efecto multiplicador, dado por su aporte al dinamismo de otros rubros.

Según estos antecedentes, sería esperable que las políticas públicas que atañen al sector estén a la altura del desafío que tenemos, que no es otro que mejorar las condiciones de vida de los habitantes y, en la actualidad, empujar la reactivación.

Por lo tanto, se necesita que estos lineamientos estén en sintonía con la realidad que hoy vive la industria y, así, podamos entre el sector público y privado, más la comunidad en general, atender a la solución de las problemáticas que la sociedad está demandando y que, con la pandemia, se han agudizado. Me refiero al déficit habitacional y a la proliferación de campamentos y familias allegadas en el país.

Si bien en la Región se produjo un descenso de un 7% de los campamentos, la cantidad de familias se incrementó en un 10% llegando a 6.957. Con esto, el déficit de viviendas y la demanda por una pronta solución también han ido al alza.

Este panorama requiere entonces una concordancia entre las políticas que ayudarán a terminar con estas problemáticas y quienes hacen posible la materialización de esas soluciones.

Un ejemplo de ello, son los planes reguladores comunales y metropolitanos que, sin duda, deben sincronizarse con el escenario actual y acoger las nuevas necesidades de las ciudades. Estos instrumentos, ya anacrónicos, deberían facilitar la disponibilidad de espacios para el desarrollo de proyectos en zonas bien dotadas y que van en directo beneficio de la clase media.

Hoy las viviendas en suelos de este tipo son, prácticamente, inalcanzables, debido a la escasez de terrenos para construcción, lo que influye en su valor final.

Otro aspecto se da en el ámbito de la vivienda y la infraestructura. El plan de reactivación regional no ha mostrado la celeridad que se requiere.

Creemos que las crisis que hoy afectan al sector -y lo hacen como nunca antes de manera simultánea- han influido en la desigualdad de miradas para avanzar en el desarrollo de este plan. La falta de mano de obra y el alza de precios y quiebre de stock de materiales claves para el rubro, como la madera y el fierro, crearon un nuevo escenario de costos para las obras.

Es necesario que estas contingencias en materia de costos se incorporen en las licitaciones del Estado. Para eso, propusimos un polinomio de indexación con el fin de mejorar las diferencias en los valores de construcción y desarrollo de las iniciativas.

Como lo hemos señalado, la escasez de trabajadores también es un factor que golpea a la industria y que se ha vuelto complejo dado el panorama de informalidad. Como sector, nos apremia una política de incentivos que promueva los trabajos formales.

En este contexto, vemos con preocupación la posible eliminación a la exención del IVA a la construcción, un beneficio que está focalizado para las personas y no como se cree en las constructoras. Esta medida causará un encarecimiento de la vivienda y quien terminará pagando el mayor precio será el comprador final.

Por ello, si se revisa este instrumento tributario es fundamental que exista un aumento en el monto de los subsidios a las personas y una política pública para contener el impacto no deseado de la eventual medida que será, sin duda, la profundización del déficit habitacional en el país.

Helen Martin, presidenta CChC Concepción