Aumento de familias en campamentos
El Catastro Nacional de Campamentos 2020-2021 que realizaron Techo Chile y la Fundación Vivienda, dado a conocer hace unos días, mostró un retroceso en la situación de los campamentos que hay en el país. Los datos se recogieron entre octubre de 2019 y febrero de 2021, en plena pandemia, y revelaron que aumentaron en 74% las familias que viven en esos asentamientos irregulares, respecto del catastro que realizó con anterioridad el Ministerio de Vivienda.
De acuerdo con el último estudio, hay 81.643 grupos familiares que habitan en 969 campamentos en el Chile, que constituye la cifra más alta en el último cuarto de siglo. También se detectó que 57.384 niños y niñas menores de catorce años se encuentran en situación habitacional precaria y que un 93% del total nacional de habitantes de los campamentos no cuentan con acceso al agua potable. Entre los grupos que habitan en campamentos hay 25 mil familias inmigrantes, que representan casi un tercio del total.
El referido estudio indica que las regiones con más asentamientos irregulares son Valparaíso (23.843 familias, poco más del doble de hace dos años), Metropolitana (19.444 familias en campamentos, un 224% más que en 2019) y Biobío (6.957 grupos en campamentos, con un aumento de 10%). Los autores del catastro explican que en este deterioro de la situación social de familias viviendo en asentamientos de emergencia influyeron el estallido social y la pandemia de covid-19, que representaron un deterioro de la actividad económica, y la pérdida de empleos en Chile. De hecho, la mitad de las familias que llegaron a habitar esos asentamientos irregulares en estos dos años declararon que tuvieron que hacerlo por razones de índole económica o laboral, ya sea porque perdieron su trabajo, bajaron sus ingresos o subió el precio de su arriendo, lo que terminó agravando la situación de los campamentos.
Esto ha ocurrido a pesar de que en los años anteriores a la pandemia había indicadores de desarrollo que mostraban avances importantes, como el aumento del gasto público e inversión en vivienda subsidiada, que aumentó nueve veces desde la década de los '90. Pero la pérdida del empleo, los altos costos de los arriendos y razones de tipo económico han llevado a muchas familias a tener que instalarse en esos asentamientos. También la migración se ha transformado en los últimos años en un factor importante en el crecimiento de ellos. Si bien muchos creen que las familias pasan de vivir en la calle a instalarse en campamentos, los estudios muestran una realidad distinta. Dos tercios de las personas que viven en los asentamientos precarios antes habitaban una vivienda, aunque la gran mayoría estaba en la condición de allegados.
El director de Techo Chile, Sebastián Bowen, ha señalado que es importante enfrentar la enfermedad y no sólo sus síntomas: "Tan importante como terminar con los campamentos actuales, es enfocarnos en evitar que nuevas familias lleguen a ellos, porque de lo contrario vamos a reducir el síntoma, la fiebre, pero la enfermedad va a seguir". Si bien cerca de 82 mil familias que viven en campamentos es una cifra que duele y estremece, se debe considerar que existe una realidad invisible, ya que hay poco más de medio millón de familias que necesitan una vivienda, que viven allegadas o hacinadas y que a veces son víctimas de arriendos informales o abusivos.
En consecuencia, este es un tema que tiene raíces profundas y cuyas soluciones son complejas. Se requiere la coordinación de diversos ministerios para relocalizar a las familias, ojalá en una misma comuna, y la urbanización y radicación de terrenos que ya ocupan. Hay que considerar que muchos campamentos están en terrenos públicos o privados, por lo que se deben hacer estudios para determinar la ocupación irregular de esos predios y cómo buscar una solución. Se requiere una solución eficaz, porque la falta de una vivienda digna dificulta la cohesión de la familia y tiene una infinidad de derivaciones sociales negativas.
El estudio indica que las regiones con más asentamientos irregulares son Valparaíso (23.843 familias, poco más del doble de hace dos años), Metropolitana (19.444 familias en campamentos, un 224% más que en 2019) y Biobío (6.957 grupos en campamentos, con un aumento de 10%).