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Expertos apuntan que falta educación sobre riesgos y autocuidado

El relajo de medidas sanitarias que llevó a la Región al punto más crítico de la pandemia

Biobío pasó de tener 350 casos diarios en promedio a más de 700 en apenas dos semanas, lo que obligó a las autoridades a aplicar cuarentenas. Epidemiólogas plantean que el Permiso de Vacaciones afectó en que la ciudadanía se relajara y se propiciaran las reuniones sociales. Se espera que la cuarentena tenga un efecto en la baja de casos desde este lunes y vuelvan a subir los casos con la entrada del invierno. La concientización de la ciudadanía del peligro que representa el virus es clave para que los casos no sigan al alza durante el período invernal.
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Por Lesly Zurita Arriagada / lesly.zurita@diarioelsur.cl

La Región del Biobío pasó de tener 2 mil 693 casos activos por covid-19 el 23 de febrero a tener 4 mil 709 personas con posibilidad de contagiar el coronavirus al 12 de marzo. Ese aumento exponencial de nuevos casos ha generado preocupación entre las autoridades, ya que la zona se encuentra ante cifras inéditas durante esta pandemia que suma -además- peak de casos nuevos por sobre los 700 antes de las cuarentenas iniciadas esta semana en el Gran Concepción. Mientras que el viernes pasado se registró un récord de casos nuevos en día con 960 positivos, cifra inédita para nuestra zona.

Los traslados y reuniones generadas por el periodo de vacaciones, la falsa seguridad que entregó el proceso de vacunación, así como la falta de educación entorno al correcto uso de los elementos de protección personal y, por supuesto, el desgaste de la ciudadanía por lo extenso de la pandemia han llevado -según expertos- al complejo escenario actual, el peor desde que se inició la emergencia sanitaria.

El Sars-Cov-2 es identificado por los epidemiólogos como un virus que se expande con mayor facilidad en invierno y como en el Biobío las cifras más altas de contagio se dieron en verano -a diferencia de países europeos- prevén que la situación no mejore sustancialmente en los próximos meses. Recalcan que el autocuidado junto con la trazabilidad serán claves para poder bajar los casos, especialmente en meses en que circulan otros virus respiratorios.

Camilo Mejías, doctor en Ciencias Aplicadas y CEO en Hibring, indica que en el Biobío nunca dejamos de estar en la primera ola. "Es un tren de olas, que cada vez va creciendo más. El primer tren comenzó en agosto de 2020 y en octubre bajó un poco para volver a crecer. La definición de ola es llegar a casos cero para volver a una reinfección, pero acá estamos lejos de eso, no alcanzamos a salir de la ola cuando volvemos a subir", apunta.

Lo anterior, porque desde junio que no hemos bajado de los 200 casos diarios, de noviembre desde los 300 y estas últimas semanas saltamos a 700 y el viernes se rozó las 1.000 casos nuevos diarios. El número actual, dice el matemático "no tiene comparación con lo que hemos visto hacia atrás".

VACACIONES SIN RESTRICCIÓN

Mejías aclara que "es natural que en marzo suban los casos porque la gente vuelve de las vacaciones, hay gente que vuelve a clases, a sus trabajos, y las zonas se vuelven a saturar".

Y que, al igual como sucedió en Pucón, Biobío y Valparaíso tienen zonas turísticas que fueron visitadas por santiaguinos, a lo que se suma el movimiento industrial. "Hubo una movilidad por parte del turismo y desde mediados de marzo nosotros veíamos que se venía esta alza, que finalmente se adelantó. Pero también nos preocupa la tasa de incidencia que hay en la zona (casos por 100 mil habitantes), donde estamos con un 30% y 40%", precisa el matemático, que realiza informes periódicos sobre las proyecciones del avance de la pandemia.

¿Por qué llegamos a superar los 4 mil casos activos? Mejías reconoce que una de las explicaciones es el número de exámenes PCR que se está realizando -que al 12 de marzo era de 9 mil 259 muestras- pero este punto no explicaría el alza vertiginosa de las últimas semanas. "En una semana duplicamos los casos y por la forma en que han crecido los contagios, eso no lo explica el número de testeos" dice el doctor en Ciencias Aplicadas.

Lo que sí él cree es que las medidas se relajaron por ser temporada estival, lo que favoreció al aumento de actividades sociales.

Para Alexandra Torres, doctora en Enfermería, magíster en Bioestadística y docente de la Universidad San Sebastián, "las vacaciones permitieron que las personas se reunieran con su grupo familiar y muchos lo hicieron sin respetar las medidas sanitarias como el uso de mascarilla y distanciamiento social. Debemos recordar que cerca del 88% de los casos se deben a reuniones familiares donde la gente se relaja con las medidas, pues consideran que sus familias tienen baja probabilidad de ser portadores de la enfermedad".

En esa misma línea Torres cree que el Permiso de Vacaciones entregado por el Gobierno, y que permitía traslados interregionales en comunas desde fase 2 en adelante, debió ser más restringido. "Ahí se debió fiscalizar más o permitir una cantidad máxima de permiso en los lugares turísticos, algo así como un aforo", señala la doctora en Enfermería.

Maritza Muñoz, doctora en Epidemiología del Departamento en Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UCSC, quien señala que "el Permiso de Vacaciones se transformó en un permiso de hacer lo que quiera y no hay cuidado en que se debe usar la mascarilla, especialmente en la playa, donde el viento tiene la capacidad de trasladar el virus más lejos".

Muñoz incluso va más lejos y lamenta la forma en que han funcionado las terrazas de cafés, restaurantes y bares en fase 2 porque se ve que -en la mayoría- no se han respetado las distancias y reconoce que, si bien fue una medida pensada desde el punto de vista de la economía, afectó desde el sanitario. "Desde el punto de vista de la salud, ni siquiera hubiera abierto en fase 3, porque esta decisión produce un relajo y tenemos casos como Quillón, que es un pueblo pequeño y donde la apertura de terrazas también causó estragos. Se confió mucho en la población y parece que ellos no entendieron, la posibilidad de reencontrarse con amigos los motivó y bajaron la guardia".

La epidemióloga agrega que el cansancio mental de la población, que ya no quiere estar encerrada vio en el Permiso de Vacaciones y la apertura de terrazas una forma de escape y no se tomaron las medidas de autocuidado para realizar estas actividades.

FALSA CONFIANZA

El 3 de febrero comenzó el proceso de vacunación masiva contra el covid-19, estableciendo grupos objetivos e iniciando con los adultos mayores. Los expertos mencionan este proceso como un motor de generador de confianza, que con su inicio el virus ya iba a estar más controlado. Esto, pese a que se requieren de dos dosis y de cerca del 80% de la población inoculada para generar la inmunidad rebaño.

Alexandra Torres señala al respecto que "la vacunación no hace desaparecer el virus, sólo disminuye la gravedad de la enfermedad, reduciendo el número de cuadros graves y hospitalizaciones. Sin lugar a duda, la vacunación pudo generar una falsa seguridad y relajo de las medidas. Lo importante es educar a la población y enfatizar el uso correcto de las mascarillas".

Asimismo, Camilo Mejías compara la vacunación con construir un muro palo por palo, es decir, el efecto no será inmediato. "La vacuna no es de efecto individual, sino social. Entonces, no es algo que vamos a ver ahora, no es una inmunidad inmediata", precisa.

Pero también existe una falsa confianza por aquellos que no se han inoculado, por no pertenecer al grupo de riesgo, pero creen que como ya hay personas vacunadas, el riesgo es cero y conlleva a relajar las medidas.

"Es verdad que la tasa de mortalidad por el covid no es tan alta, pero la gente no comprende que aquí el problema no es la mortalidad, sino que a generar un cuadro grave y que se requiera asistencia ventilatoria y no alcanzar a tenerla porque las camas UTI son escasas", dice Maritza Muñoz.