"La gente se siente botada porque no ve inversión de verdad"
El nuevo jefe comunal fue concejal por cuatro periodos, asumió tras la salida de Adolfo Millabur y ejercerá hasta el 24 de mayo. Asegura que no ven presencia policial en la zona para delitos comunes, que el Estado no se ha hecho cargo de las demandas del pueblo mapuche y que no saben quiénes cometen los ataques.
lesly.zurita@diarioelsur.cl
Roberto Garrido Catril (46) tiene agenda llena. Desde que fue elegido como el nuevo alcalde de Tirúa, sabe que el trabajo que tiene que hacer es contrarreloj y para el que cuenta con apenas cuatro meses, cuando asuma el nuevo jefe del sillón municipal de la comuna más al sur de la Región del Biobío y que este 2021 ha visto recrudecer los ataques incendiarios tanto en la ruta que los une con la comuna de Cañete, como en el sector turístico de Quidico.
Garrido Catril llegó al puesto de alcalde casi por casualidad tras la salida de Adolfo Millabur, quien de forma casi interrumpida (s0lo estuvo fuera cuando perdió en 2008) fue jefe comunal de Tirúa desde el año 1996 hasta el 9 de enero de este año, cuando renunció para presentarse como candidato a constituyente por los escaños reservados a pueblos indígenas. Con el cargo vacante, Roberto Garrido fue elegido por sus pares concejales para cubrir el tiempo que el sillón edilicio quedaba vacío antes de las elecciones del 11 de abril.
Pero Roberto Garrido no es un aparecido y lleva cuatro periodos consecutivos siendo concejal independiente apoyado por la ex Nueva Mayoría, cargo al que llegó motivado por su comunidad mapuche Segundo Yevilao Lepin de Ranquilhue Chico, donde fue dirigente en su juventud. También dirigió Identidad Lafkenche, desde donde luchó para que se creara la normativa que reconoce derechos en el borde costero de las comunidades indígenas.
Eso sí, por la nueva ley que restringe a tres periodos consecutivos la reelección, no repostulará a su cargo, tampoco lo hará como alcalde, por lo que sus tareas estos meses estarán focalizadas en continuar la labor iniciada por Millabur, pero -también- en poder avanzar en proyectos que dice que han sido olvidados en la comuna, como es el caso del acceso al agua potable, la instalación de alcantarillado y vivienda.
Sobre la violencia que se vive en la comuna, y que le tocó vivir tras un ataque a tiros a un vehículo donde se trasladaban su esposa y su hija, asegura que Tirúa está abandonada, que se intenta "ensuciar la lucha del pueblo mapuche" y que desconoce quiénes son las personas que perpetran estos ataques o su motivación.
-Como alcalde estará cuatro meses, ¿qué puede hacer en este corto periodo y bajo el contexto actual de pandemia?
-Nosotros estamos organizándonos, entendiendo toda la dinámica que existe en temas de municipalidad y trabajar desde ese ámbito con nuestra gente. La pandemia nos tiene bastante restringidos, porque dos días después de que yo ingresé al cargo, el intendente (Patricio Kuhn) me llama y me dice "alcalde, quiero felicitarlo por su cargo, pero tengo una mala noticia. Ustedes como comuna vuelven a fase 1". ¡Imagínese! Y yo con el ánimo que venía y que tengo para trabajar con mi gente y me vuelven a cuarentena, fue como agua fría que cae por mi espalda. Dije: "bueno, algunas cosas tengo que modificar en mi agenda y volver a trabajar". Ahora se viene todo el tema de la escolaridad, tenemos que planificar nuestros colegios, la vacuna para los profesores ya comenzó y creo que hemos llevado bien ese proceso. Primero partimos con nuestros funcionarios que están en la primera línea, después con nuestros adultos mayores de 60 años hacia arriba y ahora con los profesores. No hemos tenido problemas, nos hemos enfocados en que nuestra gente se sienta cómoda y dándole la información a las distintas comunidades.
-También ha tenido varias reuniones, entre ellas con el intendente Kuhn y con organizaciones vecinales.
-Tuvimos una reunión con Arauco 7 y ahí tuve la primera oportunidad de conversar con él por Zoom, le expliqué todas mis inquietudes, lo que tenía encerrado adentro, porque en realidad siento que el Estado y el Gobierno nos ha tenido bastante abandonados acá, eso lo siento yo y nuestra gente. El Estado no se ha hecho cargo de las cosas de profundidad que se le deberían solucionar al pueblo mapuche, a las organizacionales sociales y hoy, con todo esto de la pandemia, las instituciones públicas se han ido a otro lado, llegan hasta Cañete no más y Tirúa como que no existe. Yo se lo dije al intendente, Salud -por ejemplo- cuando pasó el caso de los funcionarios (el ataque recibido en Quidico) no recibimos ni un saludo, no nos vinieron ni a ver. Entonces, en esas cosas la gente se siente abandonada y porque no vemos que haya una inversión pública de verdad, nos tienen botados.
-Específicamente, ¿en qué temas se sienten abandonados?
-En todo. Desde el intendente hacia abajo que no aparecen en nuestra comuna. Por lo menos que nos digan "aquí están nuestros servicios públicos a disposición", para poder plantearlo, no lo podemos hacer, tenemos que ir afuera (Concepción), tenemos que ir donde ellos, es casi como andar mendigando. Pero, con todos los esfuerzos, lo hemos hecho.
-¿A qué le atribuye ese abandono, como usted lo califica y que se vea reflejado en que las autoridades no visitan Tirúa?
-Porque dicen que hay mucha violencia. Claro que existe, si nosotros también estamos con susto, pero no sabemos quiénes son. Esto siempre lo he dicho y es que se les ha dado el espacio (para que hagan actos de violencia) porque si el Estado hubiera estado presente con sus instituciones públicas, creo que esto no habría sucedido. Con algo se habría llegado a las comunidades, a mí me tomaron la municipalidad -que también puede ser considerado violencia- por unos subsidios habitacionales que se vienen arrastrando hace 20 años, pero el Serviu no les ha dado solución, entonces la alcaldía es la única institución pública que está presente en Tirúa y acá es donde vienen. Ellos me dicen que se sienten abandonados y yo les respondo que me pasa lo mismo, porque llamo y me dicen que no pueden venir y nos dejan con sensaciones amargas.
-Menciona los hechos de violencia en la comuna, los que se han registrado tanto en la ruta que los une con Cañete como en el sector turístico de Quidico, ¿cómo enfrenta esta situación ahora bajo el cargo de alcalde? ¿Cambió su percepción?
-Para mí ha sido complicado, nada de fácil, pero siento que -en realidad- el tema de fondo es el que nos lleva a esto, porque el Estado no se ha hecho cargo de las cosas profundas, que en realidad no son reclamos de ahora no más. Entonces puede que sean grupos que se adueñen de algunas ideas que están desde los territorios hace mucho rato. El Estado no se hace cargo y nos tiene a todos tiritando ahora, cuando nuestros reclamos han sido legítimos.
-Estos hechos le afectaron directamente a su esposa e hija que iban en el automóvil del equipo de salud que fue atacado en la ruta a la altura de Quidico. ¿Cómo lo vivió?
-Complicado que a uno le toquen a uno de su familia, es bastante triste porque -en realidad- no se sabe qué le puede pasar, en la carretera les tocó no más. Y a uno lo dejan sin palabras en ese sentido, sobre cómo reaccionar, porque yo llevaba dos días como alcalde y me toca un hecho como éste. Es complicado de poder enfrentarlo, porque los municipios no son jueces, quedamos como el jamón del sándwich, como se dice, al medio.
-Como municipalidad, ¿cree que pueden hacer algo para detener esto?
-Estamos de brazos cruzados. Cuando nosotros reclamamos llegan dos, tres buses de carabineros a la comuna, nos alegrábamos, porque se necesitan para otros delitos como violencia intrafamiliar, pero cuando alguien está pasando por un problema y llama a carabineros, no llegan, y eso me lo dicen la gente en la calle. Entonces, esa cantidad de buses que llegan, no sabemos para dónde se van, se pierden y cuando vamos a hablar a la comisaría, tenemos diez funcionarios y dos con permiso, porque también se enferman, quedan poquitos de turno y no alcanzan a cubrir nuestra comuna. Y no sabemos dónde se va la otra cantidad de carabineros.
-¿Qué sensación existe entre los tiruanos acerca de estos hechos?
-Hay temor, a la carretera uno sale y va solo, no es como estar en tu casa, uno no sabe con qué se va a encontrar y eso no lo manejamos nosotros. Y ahí es donde el Gobierno está fallando, no solamente en Tirúa, porque no ha instruido a quienes tienen el deber del orden público. Porque nosotros no sabemos quiénes son.
-Dice no saber quiénes están detrás de los ataques, ¿y la motivación la sabe?
-No sabemos cuál es la motivación de hacer daño a nuestra gente, nuestros vecinos nos llaman tristes, preocupados y quedamos sin respuestas.
-Hace un par de semanas se viralizó una fotografía de un grupo armado y encapuchado con consignas mapuche s a la altura del Puente Lleu Lleu, ¿qué le parece?
-No sabemos quiénes son, nuestra gente anda a cara descubierta. Cualquiera se puede sacar una foto así y la puede publicar para atemorizar a nuestros vecinos. A lo mejor se aprovechan del sentido de la lucha que llevan las comunidades, porque la lucha del pueblo mapuche es limpia, es un reclamo que viene hace rato, pero no andan con rodeos y lo hacen con la frente en alto porque la historia y los papeles lo dicen.
-¿Usted no cree que sean mapuches los que realizan estos actos?
-Y es lo que dice nuestra gente también. No me imagino que nuestras comunidades se ataquen entre ellas, porque ahí estaríamos hablando de otra cosa. Pero no sabemos quiénes son. Si usted me pregunta, a lo mejor quieren ensuciar la lucha, decir que los mapuches son violentos, son borrachos, colocarle un apellido más.
-¿Que le parece la unidad de Coordinación de la Macrozona Sur y su trabajo?
-No sé cómo lo verán ellos, no tenemos mayor información en ese sentido. Creo que tenemos que ir viéndolo en el camino. No sabría cómo va a terminar esto.
-¿Y la decisión de iniciar patrullajes mixtos -con apoyo de personal militar- a raíz de los hechos de violencia?
-Le manifesté al ministro (del Interior) nuestra preocupación por el plan que está implementando en la macrozona, pretendiendo militarizar aún más nuestro territorio para resolver un problema complejo, el que se ha querido mezclar con la deuda histórica que tiene el Estado chileno con el pueblo mapuche. Implica querer apagar el fuego con bencina, tapar el sol con un dedo, sin que se busque llegar a una solución definitiva a esta situación puntual, donde las policías no han logrado resolver quiénes son los que están detrás de los últimos hechos de violencia, que por cierto, nos afectan a toda la provincia, pero en particular a Cañete, Contulmo y Tirúa.
-¿Qué temáticas va a priorizar hasta mayo?
-Que esta municipalidad siga funcionando para nuestra gente, que no porque el anterior alcalde se haya ido, acá no se haga nada. Segundo, que las organizaciones se sientan acogidas y continuar con los proyectos emblemáticos: el tan anhelado edificio consistorial, la cancha de fútbol en el estadio, el alcantarillado en Quidico, los caminos y asfaltos, agua potable y ayudar a las 200 familias que piden su vivienda.
-¿Cuál será su futuro político, considerando que ya no puede ser más concejal y tampoco postuló a alcalde?
-Es una decisión que yo venía tomando hace un buen tiempo, en el fondo, para poder rejuvenecer la política en Tirúa, a veces uno comete errores y sigue sin darle la oportunidad a la juventud de que también pueda liderar con sus conocimientos. Esto no quiere decir que uno esté obsoleto, y estaré ahí al lado de ellos prestándole mi ayuda para que las cosas salgan bien. Yo ya llevaba cuatro periodos y la ley dice que son tres, así que tuve mi extra incluso.
-¿Y por qué no se presentó como alcalde?
-Porque voy a apoyar a otra persona, por lo tanto, conversamos, aunamos criterio y vi que él sería la personal ideal que en este minuto fuera como alcalde.
-¿Se saldrá del ámbito político?
-No. Voy a trabajar junto con mis comunidades, con mis organizaciones y, seguramente, voy a seguir en este mundo ayudando a quien me requiera. Y voy a estar un rato con mi familia.
-¿Cómo fue aceptar ser alcalde por este corto periodo?
-Es un desafío personal que me han puesto, de colocar mi conocimiento de estos cuatro periodos como concejal, de poder llevar la continuidad de lo que dejó don Adolfo (Millabur).
Prioridades de un periodo a contratiempo
Garrido, además, rechazó la instalación de patrullajes mixtos en la zona sur de la Provincia de Arauco y dijo que los esfuerzos deberían apuntarse a solucionar la que llama "demanda histórica" del pueblo mapuche.