Durante varios meses, el Observatorio Biobío Internacional, iniciativa de la Universidad San Sebastián, financiada por el Gobierno Regional, a través del Fondo de Innovación para la Competitividad, ha desarrollado un intenso proceso de levantamiento de información de base sobre la internacionalización del Biobío, con miras a la elaboración participativa de una Estrategia Regional de Internacionalización. En este contexto, una de las áreas más relevantes para la internacionalización regional es, sin duda, la económica-productiva. Quisiéramos adelantar algunos hallazgos interesantes que creemos delinean las fortalezas y desafíos más importantes en esta área para la región.
A grandes rasgos, el ecosistema de internacionalización económico-productivo del Biobío representa un 7% del total de exportaciones chilenas durante el año 2019. Según cifras de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, nuestra región exportó un total de 701 productos por un valor de US$4.621 millones, a través de 583 empresas. De estas exportaciones, priman las actividades de las grandes industrias regionales: la actividad forestal y la madera, los productos derivados de la pesca, y la creciente producción frutícola, concentran más del 90% total de las exportaciones, siendo los principales destinos Estados Unidos, China, Perú, Japón y Corea del Sur. Sin embargo, también hay importantes experiencias de innovación realizadas por emprendedores micro, pequeños y medianos de distintas localidades regionales, constituyendo el 46,5% de los exportadores, quienes con productos especializados, que contienen un fuerte sello cultural local, han logrado permear a exigentes mercados extranjeros. Por último, debe mencionarse el creciente sector servicios, que hasta antes de la pandemia, habían transformado al Gran Concepción en potencial capital de turismo de reuniones, incentivos, congresos y exposiciones.
Desde este contexto general, los actores abordados en nuestro levantamiento de información han detectado una serie de fortalezas regionales sobre las cuales pueden potenciarse las relaciones internacionales del Biobío: la existencia de una importante base de infraestructura logística que facilita el transporte, entrada y salida de productos; una alta presencia de universidades que pueden fortalecen el capital humano regional para la internacionalización; un importante nivel de modernización tecnológica, incluyendo una amplia difusión de equipos digitales y software en torno a la información y comunicación; una alta valoración del trabajo que realiza PROChile para establecer puntos estratégicos en mercado internacionales, generando vínculos, organizando giros, feria y encuentros, y abriendo oportunidades para consolidar intercambios; y la existencia de un importante trabajo de vinculación entre iniciativas y desarrollo de capacidades a partir de los Grupos de Transferencia Tecnológica (GTT).
Por otra parte, los principales desafíos identificados por los actores consultados, son el aumento del capital humano para la internacionalización, tanto para sumar valor agregado a materias primas, como también para desarrollar la exportación de servicios. Destacan también la necesidad de fortalecer el apoyo estatal para las pequeñas y medianas empresas con potencial de innovación y exportación, en particular con estudios o sondeos de demanda internacional, como también la capacitación en las normas para exportaciones, tanto las particulares de cada país, como las estandarizadas a nivel internacional. También, se apunta el desafío de fortalecer la asociatividad entre iniciativas de exportación del mismo rubro, particularmente en la producción frutícola (para alcanzar más volúmenes), como también en sectores de servicios como el turismo (crear destinos integrados). Por último, se reconoce la necesidad de elaborar una política comprensiva que asegure continuidad y escalamiento de diferentes iniciativas regionales.
Estos resultados preliminares comienzan a dar forma a los puntos principales que debiera abordar una estrategia regional de internacionalización que busca fortalecer y potenciar el ámbito económico-productivo. Ante todo, esta debiera estar orientada a aumentar el capital humano para la internacionalización, potenciar la asociatividad interna de los actores regionales, e identificar las zonas estratégicas de oferta y demanda internacional. Este trabajo exige, sin duda, un esfuerzo multisectorial y una fuerte articulación público-privado, y es este espíritu el que motiva el quehacer del Observatorio Biobío Internacional.