La pandemia abre una arista solidaria en clubes deportivos de barrios de Concepción
En julio pasado, Walter Mella y otros dirigentes de la agrupación se propusieron iniciar una olla común para ofrecer raciones de comida a sus vecinos.
Uno de los fenómenos que ha dejado en evidencia la pandemia es la alta cesantía que golpea a los habitantes de Concepción, situación que Walter Mella enfrenta hace dos meses como camionero.
"La última vez me llamaron para trabajar en Iquique, pero qué pasa: uno sale y se contagia, hace la cuarentena y después te cortan. Prefiero entonces quedarme en mi casa. Tuve que pedir el préstamo solidario y de ahí me están llegando 358 mil pesos que estoy gastando para pagar el arriendo de mi casa, que sale 250 mil pesos mensuales y, por suerte, mi señora tiene trabajo, así tratamos de salir adelante", explica este chofer de 41 años, quien pese a sus propias dificultades económicas no ha dejado de ayudar a otros.
En julio pasado, él y otros dirigentes del Club Deportivo Juventud Mackenna al que pertenece desde pequeño, se propusieron iniciar una olla común para dar raciones de comida a los vecinos del Barrio Norte, donde está ubicada la sede.
"Nuestros vecinos son nuestra hinchada. Ellos todo el año nos apoyan, entonces ¿cómo no íbamos nosotros a apoyarlos ahora en la pandemia? En Barrio Norte hay cuatro ollas comunes funcionando. Yo soy miembro además del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, Montaje y otros (SINTEC Chile) y al pedirles ayuda ellos me aportaron 400 mil pesos para comprar un fogón con dos platos, dos fondos grandes, cucharones y así partimos, al principio entregando 50 raciones, pero ya vamos en cien. Ochenta se entregan a los que vienen a buscar las bandejas y las otras 20, las voy a dejar yo en mi auto a quienes no pueden salir a retirarla", cuenta.
Es así como ahora en medio de los trofeos deportivos, se observan los grandes fondos en el que se prepara la comida tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes. A la una de la tarde empiezan a llegar los vecinos a buscar sus bandejas.
-¿Cuál es el perfil de las personas a las que están ayudando?
-¿El perfil? Ninguno, si alguien viene y pide un plato de comida se lo entregamos. Hay una señora embarazada con cinco niños que nos pide cinco raciones; hay minusválidos, haitianos, adultos mayores. Los miércoles hay feria libre en el sector, entonces hacemos fondo completo porque los ´coleros´ vienen por su plato de comida. El mensaje acá es: el pueblo ayuda al pueblo", responde.
Dice que para celebrar Fiestas Patrias prepararon 200 empanadas y 200 motes con huesillos. También lo entrevistaron en radio ADN Deporte y la emisora le obsequió 150 mil pesos. "Me conseguí otras 60 lucas y pude comprar una máquina congeladora para que no se echen a perder alimentos que nos regalan. Algunos me cooperan con mercadería o con pan, y cada quince días me llega el aporte en dinero que hace Hogar de Cristo", agrega.