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Eso sí, Pamela cuenta que el programa "nos consiguió una beca de financiamiento de $300 mil mensuales de aquí a enero. Obviamente quedamos igual sin nada de sueldo y eso sería para pagar el arancel, del que antes se hacía cargo la beca ANID".
El subdirector de Postgrado de la Universidad de Concepción, José Leonardo Guzmán cuenta que la casa de estudios penquista a raíz de la pandemia estableció un sistema que está comandado por un Comité de Crisis "y que son los encargados de verificar las solicitudes de las facultades respecto a actividades de investigación, deciden si acaso una investigación de postgrado puede o no ser realizado en las dependencias y para eso tienen que pasar por un filtro".
Guzmán reconoce que las autorizaciones realizadas en estos meses de pandemia no han sido más de tres y que entienden que el mayor riesgo para los investigadores no está en acudir al laboratorio propiamente tal, sino que en el transporte que utilizarán para llegar a las dependencias y donde podría ocurrir un contagio.
Sobre cuándo se van a reabrir los laboratorios, fue enfático en señalar de que existe incertidumbre sobre las proyecciones de la pandemia, pero que para enfrentar ese proceso se creó un plan -al igual que el que aplica el Gobierno- de paso a paso "para ir aterrizando a qué actividades universitarias se va a poder retornar, dentro de las que se cuentan las investigaciones de pre y postgrado. Lo primero es salir de la cuarentena y de ahí, en el paso 4 o 5 (interno) se podrían abrir los laboratorios".
Bajo este escenario, reconociendo que se están aplicando extensiones de plazo, especialmente en casos que se ha determinado que existe un retraso producto de la pandemia. "Nunca vamos a poner un problema en ese sentido", precisa el subdirector.
Pero pone en consideración que "el mayor de los problemas es que hay muestras de investigaciones determinadas por una temporalidad, ante eso no podemos hacer mucho más".
Económicamente colaborarán con becas de arancel "y se está revisando por la parte administrativa en qué grado puede ser la ayuda. Se debe ver el caso a caso de los estudiantes", recalca el directivo de la casa de estudios penquista.
Y en ese sentido, las científicas consultadas reconocieron que de parte de los programas que cursan han tenido acogida para poder apoyar desde una suspensión del cobro del arancel, hasta extensión de plazos. Sin embargo, el pago por el tiempo completo destinado sigue siendo una deuda para estos investigadores.
Pamela Godoy comenta que "por un lado la medida de cerrar las universidades cuando la pandemia comenzó fue algo acertado, pero también había que ponderar actividades esenciales y un retorno seguro. Por otro lado, está el abandono de los becarios porque durante todos estos meses no hubo contacto, rastreo, saber cómo lo estábamos haciendo y ha sido un abandono de la ANID, las respuestas han sido nulas. Mientras que el Ministerio (de Ciencia) nos recalca que las investigaciones no se detengan".
Jessica Mella, en tanto, reconoce que ha estado en asambleas donde se ha solicitado que la becas se amplíen por más de 6 meses y "no hemos tenido respuesta. Del Gobierno ni del Ministerio hay ningún apoyo a investigadores en formación. Estamos acostumbrado que la ciencia en Chile no es importante, por algo hemos sido invisibilizados".
Se solicitó a la Seremi de Ciencias de la Región del Biobío su participación en esta nota, pero declinaron referirse a este tema a nivel local.
Mientras Jessica confiesa que sus planes se modificaron y que eso lleva a la incertidumbre económica porque "la mayoría somos jefes de hogar, dependemos de nuestro trabajo, no tenemos beneficios estatales por tener una condición diferente. Y si disminuye mi número de publicaciones, baja mi competitividad, que es relevante para poder ganar fondos o hacer postdoctorados. En cambio, hemos estado sentados en la casa durante una pandemia".