Secciones

  • Portada
  • Opinión
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Tendencias
  • Deportes
  • Página del lector
  • Clasificados
  • Defunciones
Camas en los hospitales Guillermo Grant y Las Higueras aumentaron de 26 a 94 en seis meses

Los complejos días en la UCI, en primera persona

Desde julio, con el alza sostenida de casos de covid-19, el trabajo en estas unidades se ha intensificado, pues nunca habían tratado a tantos pacientes graves al mismo tiempo. Quienes se desempeñan en estos recintos advierten que en promedio, una persona contagiada pasa 10 días, lo que puede generar secuelas que son lentas de recuperar.
E-mail Compartir

Por Alma Canales Silva / alma.canales@diarioelsur.cl

En julio comenzaron los problemas. En eso coinciden los jefes de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales Guillermo Grant Benavente de Concepción, Leonila Ferreira, y Las Higueras de Talcahuano, David Kraunik. Entre ambos hospitales suman 94 camas (52 y 42, respectivamente). Hasta marzo no superaban las 26. Pero, el incremento de casos de covid-19 (que hasta el viernes sumaban 22.680; 1.730 de ellos activos) hizo que también aumentaran los casos graves. Los de mayor riesgo terminan en las UCI y en promedio, pasan el doble o triple de días que otros usuarios con enfermedades pulmonares similares. Si antes alguien con neumonía requería cinco días internado, alguien con covid-19 puede estar fácilmente 10 días.

De las 210 camas UCI disponibles en la red regional, sólo había 35 disponibles hasta el viernes. Y van más de 300 fallecidos.

Quienes trabajan en estas áreas creen que la gente no dimensiona lo que involucra estar en una UCI. "Por definición, quien llega a la UCI es alguien con riesgo de muerte", advierte David Kraunik. Explica que, por ello, quienes ingresan a la unidad requieren de muchos tratamientos y atención permanente.

Leonila Ferreira agrega que este proceso genera complicaciones, las que "son tratadas con kinesiólogo tres veces al día, las enfermeras entran cada una hora para ver los medicamentos, la sedación, vigilancia, evitar las úlceras por presión. Algunas veces requieren drogas para subirles la presión u otros medicamentos especiales. Si tiene fiebre requiere de cultivo, puede requerir de otros procedimientos, como una fibrobroncoscopía si es que hace una atelectasia (colapso completo o parcial de un pulmón), si hay complicaciones extra, como la formación de trombos (que es muy frecuente), requieren ser bajados con máximo cuidado a escáner. En forma frecuente hacemos ecocardiografías para ver cómo está funcionando su corazón. También sabemos que la enfermedad puede evolucionar con disfunción cardiaca. En el fondo, están en constante monitoreo buscando la complicación que pueda darse".

Kraunic suma que los pacientes que sobreviven a una enfermedad crítica terminan en una condición de bastante fragilidad y debilitados de funciones. "Los fonoaudiólogos cumplen una función importante en eso. Cuando hacemos todo el proceso de sacar al paciente de la ventilación mecánica, retirar el tubo endotraqueal o la traqueostomía que estamos usando para ventilarlo, los fonoaudiólogos nos ayudan a que estos pacientes se rehabiliten en recuperar la deglución, ser capaces de hablar de nuevo, entrenarlos para que se puedan alimentar por boca nuevamente".

Los médicos intensivistas reiteran que el paso por una UCI es complejo y, por eso, llaman a la población a la autorregulación.

Leonila Ferreira

Jefa UCI Covid Hospital Regional
E-mail Compartir

"Estamos cansados. Son siete meses que han sido bastante duros y finalmente la etapa más dura del camino es la de ahora, que es cuando hemos tenido el mayor número de pacientes graves. Nuestra UCI es la que más ha crecido de la Región. De 14 camas pasamos a 52. Nuestro equipo original se vio enfrentado a nuevos profesionales, no todos tienen experiencia en UCI y dada la pandemia, uno tiene que sumar personal que no ha trabajado en UCI. Por esa razón ya se sienten recargados, porque tienen que estar apoyando a gente menos calificada.

Esto es mucho más estresante que el trabajo habitual, porque conlleva el miedo a infectarse o transmitir esta infección a sus familiares. Esto determina que mucha gente no viva con sus familias, incluso, estén meses alejados, no vean a sus padres por miedo de contagiarlos. También nos hemos visto enfrentados, desde el punto de vista emocional, a tener que atender colegas, amigos, gente cercana.

Los pacientes normalmente llegan a urgencia o nos avisan de otras comunas que vienen con falla respiratoria, que le falta oxigenación y viene desaturando, con una respiración muy acelerada para lograr oxigenar su sangre. En urgencia lo ve el equipo y nos avisa. Bajamos a evaluar y de acuerdo al grado de compromiso, lo subimos, a otros los intubamos abajo o los tratamos de estabilizar con otras medidas, como cánulas de alto flujo para evitar la ventilación mecánica, pero si el paciente tiene características que hacen que se beneficie más con la ventilación mecánica que con otras medidas, lo intubamos con medidas especiales de protección para que no nos infectemos. La intubación es el momento de mayor riesgo de infección del personal de salud porque ahí se produce la aerolización, que es cuando se forman partículas muy pequeñitas que flotan en el aire y si uno las inhala, se puede infectar con el virus.

En una neumonía de larga evolución estamos acostumbrados a ventilaciones mecánicas de cinco a siete días. Los covid están conectados, en promedio, 11 días. Un porcentaje de esos pacientes que evoluciona con fallo renal son asistidos con diálisis, hay gente que tiene una emboventilación muy larga y también son traqueostomizados.

Me tocó liderar lo de la pandemia de la influenza H1N1 y ahí ampliamos camas, hicimos harto trabajo, nos repetimos turnos y ahí éramos menos que ahora y teníamos peores condiciones desde el punto de vista de los ventiladores, pero la cantidad de enfermos que hay ahora no me había tocado verlo nunca en mi carrera de intensivista, tanto en el área privada como pública.

Quiero que la gente se dé cuenta que estamos en un momento difícil en Concepción. Seguimos aumentando camas, pero esto no es infinito y trasladar pacientes no es la solución. Eso se hace cuando estás agobiado, pero trasladar pacientes conlleva un riesgo".

Claudia Ortiz

Supervisora kinesiólogos UCI Covid Hospital Regional
E-mail Compartir

"Llevamos seis meses de contingencia y uno de los principales factores que hemos visto es la necesidad de mayor personal capacitado, idealmente con postitítulo en intensivo y un nivel de experiencia necesario para enfrentar a este tipo de pacientes, que son extremadamente graves. Tenemos estadías que van de los 10 a los 30 días en pacientes más complicados y son múltiples las complicaciones muscoesqueléticas, ventilatorias, pulmonares y trastornos en general del aparato locomotor. Eso va asociado a periodos prolongados de sedación, que hace que el paciente no se mueva nada. Hay una serie de protocolos que hemos establecido en la unidad en relación a etapas tempranas de activación y de movilización precoz. Eso permite que después los pacientes egresen con un muy buen nivel funcional para reintegrarse a sus actividades diarias".

David Kraunik

Jefe Unidad de Paciente Crítico Hospital Las Higueras
E-mail Compartir

"Para todos los que trabajamos en salud ha sido muy marcadora la pandemia. Hemos tenido a nuestros compañeros de trabajo, a gente del hospital y a familiares de ellos como pacientes y eso tiene un impacto emocional. El desgaste es intenso y ha sido sobrellevado por una gran vocación de servicio, un gran compromiso con los pacientes y el hospital. Cuando esto esté superado, uno va a recordar estos tiempos como muy duros desde el punto de vista emocional.

Mi rutina ha cambiado completamente. Por un lado, en la parte laboral, como intensivista, tengo que estar disponible y mi jornada laboral es más larga. Estoy más tiempo en el hospital que en mi casa. No veo a mis papás hace meses. Ellos son adultos mayores, tienen enfermedades crónicas y el riesgo de que les vaya mal producto de una infección es muy alto. Sólo los veo por videoconferencia. Ha sido muy duro.

Una de las cosas más difíciles para los pacientes, las familias y nosotros ha sido vivir este distanciamiento. Nuestra postura es que la familia es clave y siempre tratamos de dar el máximo de facilidades, en condiciones normales, para que los familiares pueda acompañar a los pacientes, pero hoy eso no es una posibilidad. Lo que hacemos es tratar de agotar todos los mecanismos no presenciales para mantener ese contacto. Tenemos un protocolo de contacto diario con todos los familiares donde entregamos información actualizada. Programamos, dependiendo de la condición del paciente y la situación de la familia, videoconferencias para que se puedan ver. Cuando vemos pacientes que no son recuperables y que están próximos a fallecer, hemos hecho algunas excepciones para que las familias los puedan acompañar, entendiendo lo duro que es todo ese proceso y tomando todas las precauciones posibles para que eso no genere un contagio.

Por definición, quien llega a la UCI es alguien con riesgo de muerte. La ventilación mecánica no es inocua. Ayuda a sostener a los pacientes, a darles más tiempo para que las neumonías virales se recuperen, para que algunos procesos infecciosos los podamos tratar con medicamentos, pero es una técnica de soporte, no es el tratamiento curativo y cuando esto se hace en condiciones de mucha enfermedad vemos complicaciones infecciosas, porque al usar una ventilación invasiva estamos vulnerando los mecanismos de defensa natural que tiene el cuerpo, y de forma secundaria tenemos riesgo de la lesión pulmonar inducida por ventilación mecánica".

Ricardo Arriagada

Coordinador (i) equipo kinesiología UPC Las Higueras
E-mail Compartir

"Esta es la enfermedad del confinamiento y la soledad. El paciente está solo. Más allá de una videollamada, no tienen más compañía física que nosotros, el personal. Por razones lógicas no puede entrar nadie a verlos. El paciente a veces agoniza solo y eso es bien triste.

Estuve 14 días con licencia en mi casa. Me contagié en el hospital, donde estamos en contacto 24/7 con los pacientes, así que era bastante probable que ocurriera. Para sentar a un paciente intubado al borde de la cama, prácticamente lo abrazamos para hacerlo. Cuando sacamos las secreciones muchas veces tenemos que desconectar el circuito y eso aerosoliza partículas de aire. Cuando los extubamos el paciente tose y le ponemos mascarilla, pero son fracciones de segundo donde no la tiene y eso aumenta el riesgo. Los kinesiólogos estamos muy cerca del paciente.

La kinesiología que hacemos no es por sesiones, como uno lo conoce. Hacemos turnos en la unidad igual que el médico. Estamos a total demanda de lo que el paciente requiera momento a momento. Nosotros hacemos la ventilación mecánica, programamos el ventilador y además hacemos estrategias de protección muscular, si el paciente está más estable lo sacamos de la cama, lo sentamos en un sillón, lo ponemos de pie. Limpiamos las secreciones, hacemos técnicas de broncodilatación y todos los soportes que requiere post extubación. Una vez que le sacamos el tubo hacemos las pruebas de función pulmonar para ver si el paciente está listo para salir del ventilador.

Muchas veces uno piensa que se compran más ventiladores y se arregló el problema. Por supuesto necesitamos maquinaria, pero lo más difícil de conseguir es el equipo humano especializado. Un enfermero tiene que tener especialización, el kinesiólogo lo mismo. Todos estos profesionales requieren años para su entrenamiento, entonces a veces no es tan fácil equipar una UCI. Antes teníamos dos kinesiólogos por turno y ahora tenemos 16, entonces es una maquinaria de gente".