En 1951, en Darmstadt, el filósofo Martín Heidegger imparte la conferencia "Construir, Habitar, Pensar". La mayoría de los asistentes eran arquitectos, ingenieros, constructores, empresarios y autoridades locales y la cuestión a debatir era la escasez de viviendas en una Alemania de posguerra. Sin embargo, Heidegger no trata el tema de la planificación urbana o de la vivienda, lo que le interesa es la pregunta filosófica acerca del significado de habitar.
Desde hace varios meses que se ha estado debatiendo -tanto en prensa como en instancias de participación ciudadana, conversatorios barriales y en un plebiscito- la "quinceava" modificación del Plan Regulador de Concepción (PRC), cuyo objetivo principal es regular las alturas de los edificios para que el año 2040 la comuna incremente su población en 86 mil penquistas, es decir, en 20 años más la capital de la Región del Biobío podría alcanzar los 300 mil habitantes.
Si bien el debate es paradigmático, el que en síntesis confronta el derecho a la ciudad (Lefebvre) con el marco institucional-legal actual de una ciudad neoliberal, finalmente ha tendido a radicalizar posiciones sobre más o menos de lo mismo, centrando la discusión fundamentalmente en la visión "taylorista" de la ciudad: altura, centro-periferia, metros cuadrados, número de habitantes, costes, rentabilidad y productividad. Así también, discutir una "quinceava" modificación a un PRC que esta ad portas de cumplir 25 años, sin eufemismos de ningún tipo, podría ser considerado por la cultura mapuche o chilota como un imbunche: un ser que tiene la cara vuelta hacia la espalda y anda sobre una pierna por tener la otra pegada a la nuca (RAE).
Hoy es un desafío indiscutible, en el contexto de las demandas ciudadanas a partir del estallido social de octubre y agudizado por la pandemia covid-19, que la ciudad tenga una visión poliédrica y más empática con sus habitantes y entorno. No sólo y privativamente desde la arquitectura, la ingeniería, el desarrollo urbano o la política, sino también que incorpore la perspectiva del ciudadano y otras disciplinas como la sociología, la filosofía, el derecho, la historia y la cultura. Lo dicho, para algunos no es nada nuevo y seguramente aburrido, para otros sólo utopía, sin embargo, en mi defensa, animo a leer la conferencia de Heidegger o el pensamiento de otro intelectual como Humberto Maturana quien plantea el necesario equilibrio entre la imagen objetivo o estética de la ciudad y la mirada fisiológica o de los habitantes (CA 112). "En tiempos que nadie escucha a nadie", como dice Fito Páez, es menester abrirnos a una discusión intelectual mayor sobre los desafíos del habitar contemporáneo o del siglo XXI, de una ciudad intermedia, chilena, latinoamericana, que no es Nueva York ni Barcelona, pero que puede aprender de otras experiencias urbanas, que no es "Conce" es Concepción, una ciudad con una historia urbana y arquitectónica propia y con identidad, con aspectos positivos y negativos, por supuesto, pero una de las ciudades más interesantes para vivir en Chile.
A estas "alturas" del partido, creo que la mayoría está de acuerdo que es necesario elaborar un nuevo PRC que, sin ir más lejos, en esta ciudad como los terremotos, más o menos, sucede cada veinte años. Sin embargo, la pregunta que debemos responder es qué hacer en este intertanto considerando que la elaboración de un PRC tarda en promedio 7 años... De momento, más allá del Olimpo, la ciudad está blindada y confinada.