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Señales para identificar una mala contratación

Evitar tomar decisiones basadas en el instinto o en percepciones es básico para contratar a la persona correcta para un cargo. El candidato debe entregar respuestas precisas acerca del trabajo al que opta.
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Terminó el proceso de selección, el cual fue calificado como exitoso y la nueva persona que se unió al equipo ya se encuentra trabajando. Sin embargo, a poco andar surgen muestras de que se tomó una mala decisión de contratación y el éxito se convierte en problemas.

El costo de las malas decisiones de contratación en una empresa puede provocar mucho daño. ¿Cómo identificar entonces que la empresa corre el riesgo de tener malos resultados con una contratación? Afortunadamente, existen muchas pistas que sugieren que la empresa va en esa dirección e identificarlos puede ahorrar tanto dolores de cabeza como dinero.

Antes de iniciar un proceso de contratación, los encargados de éste deben tener una respuesta concreta sobre cuáles serán las tareas, objetivos y resultados que se esperan de un nuevo integrante para el equipo.

Aunque suene increíble, no son pocos los casos donde se soslaya esta parte del análisis, lo que hace que sea una de las principales causas de malas decisiones de contratación. Solucionar este aspecto es simple, pero requiere capacidad y visión sobre lo que se debe hacer y qué se espera conseguir.

Al momento de formalizar la oferta, un candidato debe ser capaz de responder por qué le interesa el puesto. Por lo tanto, el seleccionador debe esperar respuestas que incluyan detalles específicos sobre el trabajo, el estilo de liderazgo que espera encontrar o una explicación de cómo la empresa le ofrece al candidato un crecimiento continuo.

Un indicio de que la decisión de contratación puede resultar mal es que estos argumentos no figuren en la respuesta, lo que puede interpretarse como un mayor interés por los beneficios y el salario que por el trabajo en sí mismo, lo que puede acarrear problemas en términos del éxito y la satisfacción laboral de ambas partes.

Basar la elección de un profesional en aspectos emocionales o competencias genéricas es un error que cometen los seleccionadores y que tiene una alta posibilidad de generar problemas.

Una contratación bien realizada debe considerar fechas, métricas y detalles específicos sobre el desempeño pasado del candidato haciendo el trabajo más comparable a los requisitos definidos para el cargo en cuestión. No es posible anticipar con precisión el desempeño de un profesional cuando es contratado sin esta evidencia, lo que representa un riesgo y un error que no se debe cometer.

El proceso de selección de talentos debe elaborar muy cuidadosamente la oferta, proponiendo las mejores perspectivas. Si los principales prospectos muestran desinterés por el proceso a medida que este avanza y desisten de continuar, o rechazan tu oferta después de completar los rigores de una serie de entrevistas y evaluaciones, significa que algo no anduvo bien y el proceso de selección presenta inconsistencias para atraer a los mejores talentos.

Tomar una mala decisión al momento de contratar puede generar un problema mucho mayor al que provoca la falta de un profesional al interior de la empresa. El trabajo de elaborar una buena oferta, definir concretamente las tareas y responsabilidades de un cargo y elegir al mejor talento disponible son aspectos fundamentales que deben hacerse con mucha dedicación y experiencia.

Si falta el tiempo o se reconoce una debilidad en alguno de estos aspectos es factible recurrir a especialistas en selección. Sus capacidades serán fundamentales para lograr los propósitos esperados, ahorrando mucho dinero, dolores de cabeza y llevando a cabo un proceso que será calificado como exitoso al momento de las evaluaciones.

Hipertensión: Un enemigo silencioso que no se detiene

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La presencia del nuevo coronavirus pone más presión a quienes padecen hipertensión arterial. Esto, debido a que es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede llegar a dañarlos. Es el principal factor de riesgo, al cual se atribuye la mayor cantidad de muertes en Chile, asociadas a enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y renal.

La hipertensión es una enfermedad crónica controlable, multifactorial, que disminuye tanto la calidad como la expectativa de vida de las personas, y que afecta a casi la mitad de la población entre 45 y 65 años. "La hipertensión se puede identificar controlando la presión arterial al menos un par de veces a la semana. Hay que estar alertas a los signos de alarma, por ejemplo, pérdida de conciencia en períodos breves, debilidad para mover una extremidad, aparición brusca de alteraciones del habla, falta de aire, dolor de pecho, hinchazón en los pies, sensación de zumbido en los oídos, entre otros. Estos síntomas pueden ser señales de un accidente cerebrovascular", afirma Eduardo Lorca, nefrólogo de IntegraMédica, parte del grupo Bupa.

El especialista destacó además algunos cuidados para quienes poseen esta condición:

Controles periódicos: Monitorear con frecuencia la presión arterial para mantener los niveles de presión menores a 130/80 mmHg y mayores de 110/70 mmHg. De ser necesaria una consulta, preferir la telemedicina para evitar exponerse al virus.

Tratamientos médicos: Para controlar efectos secundarios se recetan medicamentos según la edad y características de cada paciente, con el fin de controlar la presión arterial.

Hábitos saludables: Mantener el peso y tener una alimentación saludable.

Manejar la ansiedad: En contexto de pandemia, realizar actividad física o buscar ayuda psicológica para controlar la ansiedad.

Regular el consumo de sal: Debe ser menor a 1 o 1,5 gramos diarios. Priorizar el uso de otros condimentos para darle sabor a la comida.

Regular el consumo de potasio: Debe ser de 3,5 a 5 gramos. Se puede encontrar en alimentos como paltas, plátanos, espinacas, acelgas, etc.

Actividad física: Realizar ejercicios en forma regular para controlar la presión arterial. Idealmente una hora de ejercicio aeróbico, cinco veces por semana.

Respetar medidas de aislamiento social: Quedarse en casa, evitando salir, salvo que sea una urgencia. Mantener el hogar limpio, utilizar mascarilla y mantener la distancia con otras personas (al menos dos metros). Practicar medidas de higiene personal de forma exhaustiva y evitar tocarse la cara y ojos.