Envejecimiento de la población
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha señalado que la cantidad de niños entre 0 y 14 años ha disminuido sostenidamente en las últimas décadas, pues se estima que en la actualidad hay 347.363 menos que en 1992, y que para 2050 las proyecciones indican que habrá casi 670.000 niños menos que este año.
El estudio se realizó con motivo de la celebración del Día del Niño e indica que si en 1992 ese segmento era el 29,7% de la población, en 2050 representará sólo el 14,2%. Las regiones que hoy tienen más porcentajes de niños de hasta 14 años son Tarapacá, Atacama y Aysén, mientras las que tienen porcentajes más bajos son Magallanes, Valparaíso y Metropolitana, en tanto nuestra Región del Biobío está en un nivel intermedio. Asimismo, si bien el número de niños en el país está descendiendo, la cantidad de extranjeros que vive en Chile se está incrementando, llegando actualmente a 149.666 niños inmigrantes, especialmente procedentes de Venezuela, Perú y Bolivia. Lo anterior considera a los niños extranjeros, no a los nacidos en Chile de padres extranjeros, que por ley son chilenos.
Chile envejece a tasas aceleradas, tanto porque los adultos mayores viven más años, como porque las familias tienen menos hijos. Y si bien es cierto que vivimos más, a la vez la gente muere por causas que podrían evitarse, como accidentes o enfermedades cardiovasculares ligadas al sedentarismo y la mala alimentación. De acuerdo a las estimaciones a nivel nacional, el envejecimiento poblacional en Chile seguirá aumentando. El 18,9% de la población chilena estimada para el año 2035 corresponderá al rango de 65 años y más.
El envejecimiento de la población es una realidad inversamente proporcional al número de nacimientos. Resulta evidente que desde hace unos años la natalidad muestra retrocesos que hacen insuficiente asegurar el recambio generacional. Esta situación abre un problema estructural, ya que observamos una población en franco envejecimiento, a menos que como sociedad trabajemos en políticas de incentivo a la natalidad, y que hasta ahora más bien se está supliendo con el arribo de inmigrantes, pero no parece que Chile esté adoptando las correcciones para enfrentar tal desafío, con políticas que incentiven la natalidad.
El fenómeno tiene repercusiones de salud, económicas, educacionales y sociales que exigirán repensar la forma en la que hemos construido el país y cómo lo haremos en el futuro. El envejecimiento poblacional presenta desafíos de cómo preocuparse de esa gran masa ciudadana que vive más años y tiene más requerimientos de salud, de medicamentos, de asistencia social y de atención de compañía. O de la educación y formación que recibirán los niños, donde cada vez toma más fuerza la presencia de inmigrantes, que podría acentuarse cuando termine la pandemia, ya que algunos expertos estiman que llegaría gran cantidad de familias latinoamericanas en busca de mejores oportunidades.
El grueso de la clase media chilena estima como ideal el número de uno a dos hijos, cifra manejable en términos de los costos que implicaría su cuidado y especialmente por la inversión requerida en la educación, que se ha ido extendiendo. Hemos pasado, en el plazo de una generación, desde una exigencia de educación secundaria hasta una profesional o técnica, lo que implica al menos cinco años de estudios de pregrado. Hay otro fenómeno global: el fuerte ingreso de la mujer al mundo del trabajo, por lo que se ha postergado la familia por la búsqueda de recursos y el necesario crecimiento de ese segmento. Tales luces darían cuenta que el tema económico es decisivo para que las familias definan el número de hijos.
Sin embargo, mucho puede hacerse para seguir mejorando indicadores, sobre todo en salud y ofrecer panoramas y programas de alimentación más saludables para la población infantil y joven, con el fin de que ese aumento de expectativas de vida sea con calidad. Se trata de un cambio que obliga a repensar las políticas públicas del país.
Chile envejece a tasas aceleradas, tanto porque los adultos mayores viven más años, como porque las familias tienen menos hijos. Las proyecciones dicen que el envejecimiento poblacional seguirá aumentando. El 18,9% de la población chilena estimada para el año 2035 corresponderá al rango de 65 años y más.