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Había solicitado continuar con su condena en su comunidad

Córdova posterga decisión de iniciar huelga de hambre seca

El machi podría decidir mañana la medida. También se conoció que tuvo una reunión telemática con el obispo de Temuco, Héctor Vargas.
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Por Redacción

El obispo de Temuco, Héctor Vargas, reveló ayer que el viernes sostuvo una conversación con el machi Celestino Córdova, quien lleva un mes en el Hospital de Nueva Imperial, debido a una huelga de hambre de 104 días que busca la autorización para continuar su condena recluido en su comunidad, a causa de la pandemia. Esta semana, Córdova anunció que iniciará una huelga de hambre seca.

La reunión entre el religioso católico y el reo se realizó a través de videollamada, y el obispado declaró ayer que "esta iniciativa llevada a cabo por razones humanitarias, estuvo motivada también por la gran preocupación por su salud y su vida, todos valores que están en el corazón del Evangelio".

La conversación, según detalló la Iglesia, "se extendió por cerca de media hora, en donde el machi hizo mención a una serie de temas relacionados con su situación personal, la del pueblo mapuche y la entera sociedad de La Araucanía".

Celestino Córdova inició un ayuno prolongado el 4 de mayo, en la cárcel de Temuco, donde cumple condena por el asesinato del matrimonio Luchsinger-Mackay.

El obispado agregó que el machi "finalmente hizo presente algunas propuestas que estima podrían favorecer acuerdos, respecto de la emergencia que se vive a causa de la huelga de hambre".

El documento fue dado a conocer por la Iglesia al mediodía de ayer, luego que los representantes de Córdova difundieran que iniciaría una huelga seca para solicitar nuevamente al Gobierno una solución política para su caso. A esto se suma que el viernes la Corte Suprema rechazó la solicitud de la autoridad mapuche, donde pedía cumplir su condena bajo arresto domiciliario total mientras dure la pandemia.

"A expresa solicitud suya, el obispo de Temuco ha manifestado (la petición) reservadamente al ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien ha declarado su mejor disposición para continuar avanzando en una serie de respuestas planteadas en estos días, como de su plena disponibilidad al diálogo en todos aquellos asuntos que sean de su competencia", zanjó el documento publicado en iglesia.cl.

Justicia, por su parte, respondió que la solicitud "excede la ley y las facultades del Ministerio (...) y que, adicionalmente fue, como es de público conocimiento, rechazada recientemente por el máximo tribunal del país".

Una de las voceras de Córdova, Cristina Romo, señaló que el machi esperará hasta mañana lunes "para tomar una determinación definitiva, y sin más flexibilidad, de un inicio de huelga seca". Además, la representante pidió a las comunidades "reaccionar a la altura de lo que significa que se juegue con la buena fe de un machi".

Opinión

Ámbar: entre la cultura del abuso y la violencia invisible

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¿Qué podrían tener en común los 33 mineros y la tragedia de Antuco con el crimen de Ámbar? Los tres casos activan un dispositivo emocional social para reaccionar frente a alguna injusticia o desgracia.

El dispositivo funciona así: una vez ocurrida la desgracia (o el error), rápidamente se debe ubicar a alguien a quien "funar", normalmente una persona individual. También funciona si se construye algún héroe a quien aplaudir por haber logrado lo imposible.

En el caso de los 33 mineros se optó el héroe v/s la idea de víctimas de una cadena de errores. Años después, los dueños de la minera san José eran absueltos. En la tragedia de Antuco se llegó a hablar de que estos jóvenes eran héroes o "mártires" y hasta se les hizo un monumento. Se responsabilizó de la muerte de los conscriptos a un individuo, el mayor Cereceda. Quizás era más fácil esto que preguntarse si la violencia estaba o no normalizada en el entrenamiento de los soldados.

En el caso de Ámbar, el equipo de jueces tomó una decisión equivocada, pero escandalosamente amparados en un marco legal vigente. Si la decisión de estos jueces y juezas fue legal, entonces las leyes que tenemos para proteger a las mujeres y niñas simplemente no son adecuadas.

Aunque todas las violencias y abusos de poder son graves, la violencia contra las mujeres y niñas (sicológica, física y económica) es la peor de todas.

Una enfermedad sólo es curable si está diagnosticada y evidenciada como problema social. La violencia machista aún es invisible, se niega su existencia, se justifica. Por eso no se puede intervenir tan fácilmente, porque está inserta en una cultura llamada patriarcado, en la que somos educadas todas las personas y que facilita a los agresores la impunidad, sometiendo a niñas y mujeres a un sistema en el que se acepta la violencia como inevitable, normal y algo que debemos aceptar, simplemente cuidándonos para que no nos pase nada.

La justicia para Ámbar no se cierra con una acusación constitucional a una única jueza; al linchamiento de la madre y a secar, ahora sí, en la cárcel a Bustamante, a quien se le define como sicópata, reforzando el perfil enfermo del agresor; es decir, él es un peligro y a él hay que volver a encerrarlo o hacerle pagar. Sin embargo, la mayoría de agresores no son hombres enfermos, sino sujetos que se benefician de una cultura abusiva.

Según datos de la OMS, el 35% de las mujeres de todo el mundo han sido víctimas de algún tipo de violencia machista. Esto significa que de diez mujeres que estén leyendo esta columna, al menos tres hemos vivido o viviremos alguna situación de violencia sólo por el hecho de ser mujeres.

Se necesitan leyes específicas que eviten lo que ha ocurrido en el caso de Bustamante, porque no son de igual naturaleza los delitos cometidos por individuos motivados por inclinaciones personales o patologías, que delitos amparados por una cultura del abuso hacia las mujeres.

Pilar Escotorín Soza