Arquitectos proponen criterios de evaluación para proyectos de restauración patrimonial
El secretario de Estudios de la Escuela de Arquitectura de la USS Concepción, Stéphane Franck, y su equipo, detectaron la falta de una herramienta objetiva para poder priorizar las postulaciones a fondos de estas iniciativas. Las variables son sociales y económicas.
Por años se ha criticado la escasa protección al patrimonio que existe en Chile y las falencias que van desde una normativa sosa en la materia, pasando por un desconocimiento y desvaloración de esta herencia histórica en la sociedad y que termina con estos inmuebles en el olvido.
Para aportar en esta materia, el secretario de Estudios de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián Concepción, el arquitecto Stéphane Franck, junto a sus colegas Verónica Esparza y Juan Carlos Santa Cruz, idearon una herramienta con criterios de priorización para los proyectos que postulen al Programa de Puesta en Valor del Patrimonio y que considera no sólo una pauta netamente cultural, sino que incluye ejes económicos y sociales del inmueble a restaurar.
La herramienta se denomina Matriz Multicriterio para la Evaluación y Priorización de Proyectos y se ideó, ya que actualmente no existe un patrón objetivo con el que medir estas iniciativas y depende más bien del juicio del funcionario que los evalúa.
Franck explicó que con esta herramienta "el profesional va a poder presentar un proyecto con mejor desarrollo -según su evaluación- y ese va a ser un fundamento clave para el Consejo Regional (entidad que asigna los recursos) porque va a demostrar que se trata de una iniciativa buena y de calidad, no sólo por criterios personales, sino que por cosas concretas. Por ejemplo, que no sólo es bonito, sino que tiene características sociales, económicas y políticas que lo hacen valer".
El arquitecto destacó que el valor de esta herramienta ante estas instancias es alto porque los proyectos patrimoniales no sólo compiten en otras iniciativas del área cultural, sino que de toda índole.
PRIMEROS PASOS
La investigación de Stéphane Franck y su equipo surgió de un concurso interno de la Universidad San Sebastián, con una duración de ocho meses y que buscaba iniciativas que influyeran en las políticas públicas. De las 90 propuestas presentadas, se seleccionaron siete y la herramienta evaluativa fue la única escogida de la Facultad de Arquitectura.
La primera idea del director del proyecto era presentar lineamientos de políticas públicas para la protección del patrimonio y para eso hicieron un levantamiento de la situación interdisciplinaria del tema en la comuna de Concepción. "Era definir a todos los actores que tenían algún vínculo con el patrimonio, hablar con ellos, entender sus visiones y posturas", especificó Franck.
Esto incluyó desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Obras Públicas, el Consejo de Monumentos Nacionales, pero también organismos gremiales como el Colegio de Arquitectos, la Cámara Chilena de la Construcción, Cámara de Producción y Comercio, y representantes de la comunidad.
En ese levantamiento de información, lo primero que detectaron es la falta de un registro único del catálogo del patrimonio porque el Ministerio de Cultura cuenta con uno, el Minvu con otro y el Consejo de Monumentos también tiene su registro por otro lado. Además, estos catálogos sólo incluyen al patrimonio reconocido y no al que tiene potencial, planteó el arquitecto.
Sin embargo, actualmente el Ministerio de Cultura, las Artes y el Patrimonio, está preparando un catálogo con estas características y que se aplicará a nivel nacional.
VARIABLES
Pronto el equipo se dio cuenta de la falta de una herramienta para priorizar proyectos que postulen al Programa de Puesta en Valor del Patrimonio. Franck puntualizó que "el problema es que hay muchos proyectos en carpeta, entre 15 y 20, hay que revisarlos, corregirlos, saber cuáles van a ser presentados al Consejo Regional. Y frente a ese trabajo de revisión, corrección y priorización no había ningún protocolo".
El director del proyecto puntualizó que el objetivo es que la priorización sea eficiente al estar basado en criterios multidisciplinarios y que, a su vez, mejore la calidad de la propuesta.
Los criterios a los que el equipo llegó son: la vulnerabilidad del proyecto (estado estructural), representatividad de la obra con la comunidad, el modelo de gestión (forma en qué se mantendrá), el aporte que tendrá a la calidad de vida del entorno, el impacto sobre la dinámica económica, la coherencia entre el proyecto original y el uso presupuestado, las inversiones intersectoriales, la actualización (si contará con accesibilidad universal, por ejemplo) y la fragilidad del entorno (situación socioeconómica del entorno).
Hasta ese punto llegó el proyecto y ahora falta definir el puntaje, vale decir, qué será 1 y que será un 7. Para eso, aseguró Franck, se deberán incorporar otros profesionales porque en las conversaciones que han tenido hasta la fecha "nos dimos cuenta de las diferencias de opiniones de lo que para cada uno es importante. Por ejemplo, a uno le gustaría que un inmueble X se transformara en una cafetería y a otros no. Y la tarea acá es diferencias entre lo personal, lo subjetivo y lo objetivo".