Advierten que falta de horarios en confinamiento afecta calidad de vida
Estar encerrados en el hogar, ejecutando en ese espacio todas las actividades de la vida, como trabajar y estudiar, dificulta delimitar los tiempos para dedicar a cada labor. Pero hay que evitarlo, porque el estrés es una de varias consecuencias.
La crisis sanitaria del covid-19 y las medidas para controlarla han tenido diversas consecuencias en todas las esferas de la vida de las personas; unas que con el confinamiento parecen no tener límites entre sí porque para gran parte de las personas todas las actividades se ejecutan en el mismo espacio: el hogar. De manera transversal las rutinas habituales han sufrido un abrupto y radical cambio, y la dificultad para establecer horarios para trabajar, comer, dormir y realizar otro tipo de quehaceres como los domésticos o de crianza es algo con lo que muchos han estado lidiando. Y afecta la calidad de vida.
Un ejemplo tangible es lo sucedido con el trabajo remoto. Según un artículo publicado en el sitio web del Foro Económico Mundial, las horas de trabajo en Europa y Estados Unidos han aumentado aproximadamente en tres diarias, registrándose peaks entre medianoche y 3 de la madrugada.
Es que al estar trabajando desde casa se vuelve complejo limitar el tiempo que se dedica a ello, más aún cuando no se saldrá de allí. Pero, esta falta de delimitación del tiempo laboral puede producir excesiva preocupación y estrés a consecuencia, advierte la psicóloga Javiera Hernández, coordinadora de Formación Integral de la Universidad San Sebastián (USS). "Este estrés se manifiesta en irritabilidad, alteración del sueño, variaciones en la alimentación y estado de alerta extremo", explica.
Agrega que muchas personas están trabajando en contextos poco favorables, por no tener acceso adecuado a tecnología o internet y/o altas demandas en crianza o labores domésticas. Esto, además de estresar, angustia y frustra, pues la psicóloga afirma que "provoca una sensación de desamparo, de no poder lograr propósitos y objetivos laborales". Para disminuir estas sensaciones y sus efectos, y para que las personas puedan hacer delimitaciones de tiempos, sostiene que "se requiere de mucho apoyo familiar".
DORMIR MAL O POCO
Además de lo emocional, el estrés se expresa en síntomas físicos y conductuales que pueden ser nocivos. La mala calidad del sueño está entre estos y por reportes de organismos internacionales, y seguramente la experiencia personal o de algún conocido, es uno de los efectos que afecta a parte de la población en estos tiempos de pandemia.
No poder conciliar el sueño y despertares frecuentes o precoces, repercuten en el buen dormir y así en el bienestar integral, con efectos inmediatos y a largo plazo. Puede afectar también al dormir menos por exigirse a terminar por la noche pendientes del trabajo o avanzar para el próximo día, o por quedarse viendo películas, por ejemplo.
En los efectos inmediatos, una mala calidad del sueño y dormir menos de 8 horas para los adultos se traduce en irritabilidad y cansancio, y en mermas en aspectos cognitivos como atención, concentración y consolidación de la memoria, según lo que plantea Carolina Herrera, académica de Fonoaudiología de la USS y especialista en Neurología Cognitiva. Así, dormir mal y/o poco puede repercutir en el desempeño laboral y otras actividades que demanden energía, y también dice que puede afectar las acciones de personas consideradas más "olvidadizas" como apagar el gas o manejar un auto.
María José Elso, neuróloga de adultos del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente, se detiene en las repercusiones de la falta de sueño crónica, que puede configurarse en trastorno y a largo plazo acarrear mayor riesgo de enfermedades cerebrovasculares, aumentar la incidencia de cáncer y depresión. En efecto, resalta que "hay estudios que han demostrado que dormir menos de 4 horas por noche aumenta la mortalidad".
DIETA Y BIENESTAR
Las nuevas rutinas, el estrés, la dificultad para delimitar tiempos, también han modificado hábitos de alimentación. Horarios que ya no son estables, no cumplir todos tiempos de comida o comer más a deshoras (muchas veces como efecto de la ansiedad que se está sufriendo), o dificultad para acceder a alimentos frescos y saludables por el cierre de ciertos comercios y ferias, es parte de lo que se ha evidenciado de la mano con las medidas de restricción.
No da un panorama alentador y debe evitarse, porque "la reducción del consumo de frutas, verduras, pescados, huevos y carnes, y el aumento de los procesados y con altos índices de calorías, grasas y azúcares tendrá un impacto. Esto podría generar un aumento en la incidencia de patología crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión y dislipidemia, entre otras", asegura la académica de Nutrición y Dietética de la USS Elizabeth Sánchez. Esto se exacerba sin horarios fijos para comer ni respeto por las porciones; peor aún si se considera que por el encierro ha aumentado el sedentarismo.
¿QUÉ HACER?
Sánchez enfatiza que para evitar riesgos no se requiere iniciar ninguna dieta especial, sino que fijar horarios, cumplir las cantidades aconsejadas y sobre todo "consumir alimentos de buena calidad y frescos", asevera.
Destaca a las frutas y verduras que por su aporte de vitaminas y antioxidantes ayudan al organismo a enfrentar las infecciones y fortalecer al sistema inmune; mismo aporte de legumbres y lácteos con probióticos.
En ese sentido, cree que en tiempos de encierro y agobio, entrar en la cocina y experimentar con nuevas recetas que incluyan alimentos saludables, es una oportunidad para diversificar la dieta y combatir el aburrimiento o estrés.
Además, Carolina Herrera, cuenta que "cocinar y verbalizar pasos de recetas ayuda a trabajar una función ejecutiva y planificadora", a lo que también contribuye jugar naipes u otras dinámicas lúdicas o prácticas que desafíen la memoria y la atención. Agrega que "organizar labores del hogar y priorizar de lo más a menos importante promueve la secuenciación y orden mental", por lo que aconseja realizar estas actividades la profesional para favorecer la cognición y hacer más llevadera la cuarentena. Además, recomienda "manejar la ansiedad con relajación y meditación".
Por último, también llama a autoevaluarse, realizando "una autocomparación de funciones mentales propias antes y después de la pandemia. Si se observa un decline, se tiene que procurar estar más pendientes de lo que se hace ante las demandas cotidianas".