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SEÑALES DE ALERTA

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Además de la sospecha de covid-19, con síntomas como tos seca y persistente, fiebre, dificultad para respirar, entre otros, según aclara el urgenciólogo Juan Hermosilla "pacientes que presentan compromiso de conciencia o falta de fuerza en alguna extremidad, dolor torácico que sea sugerente de infarto (sobre todo en pacientes con factores de riesgo cardiovascular), presentar hemorragias en forma espontánea o secundario a algún tipo de traumatismo, la dificultad respiratoria de inicio súbito por exacerbación de alguna patología respiratoria o cardiaca previa o bien secundaria a alguna reacción alérgica" son situaciones que se consideran siempre urgencias.

Agrega que "la exacerbación de síntomas basales de pacientes con patologías crónicas son una indicación de que es necesaria una evaluación médica de urgencia" y también advierte que en síntomas inespecíficos como fiebre, diarrea o tos que se manejan sintomáticamente y que no responden a ello "es señal de que hay un cuadro que potencialmente requiere un manejo más especializado y que requiere ser evaluado en un servicio de urgencia".

Suspensión de actividades en una pandemia

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Nos encontramos bajo Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe, medida que responde a la propagación que ha presentado el covid-19. Dentro de las acciones preventivas se reconoce el cierre de fronteras, cuarentenas, prohibición de eventos públicos, suspensión de clases en todos los establecimientos educaciones, etcétera.

Pero aún hay quienes no creen en las medidas de aislamiento social o simplemente no las respetan debido a que las consideran innecesarias, preguntándose ¿es útil suspender clases y quedarnos en nuestros hogares durante una pandemia? Y antes responder a esta pregunta, hay que recordar lo ocurrido con la pandemia de la influenza de 1918, que hasta hoy es considerada uno de los brotes de enfermedad más mortales registrados en la humanidad: se estima que cerca de 500 millones de personas se infectaron y que la mortalidad a nivel mundial pudo haber llegado a 50 millones, de los cuales, 675.000 ocurrió en los Estados Unidos.

Los investigadores Markel y Cols realizaron un estudio publicado en la revista JAMA. Este trabajo analizó archivos históricos sumado a un análisis epidemiológico, en donde se examinaron medidas no farmacológicas como aislamiento, cuarentena, cierre de colegios y prohibición de reuniones públicas desde el 8 de septiembre de 1918 al 22 de febrero de 1919. El trabajo pudo evidenciar que estas medidas desempeñan un papel clave en retrasar el tiempo de los efectos de una pandemia y también reduce la tasa global, el peak y el número de muertes acumuladas. Otro punto no menor es que este tipo de intervenciones reducen la carga sobre los servicios de salud y de la infraestructura crítica, situación que en la actualidad disponemos desde la evidencia que entrega la experiencia de los países europeos y asiáticos frente al nuevo virus.

Por tanto, creo que existe un sustento científico para la suspensión de clases y quedarnos en nuestros hogares. Y es fundamental que todos y todas respetemos este periodo de aislamiento debido a que son medidas realmente efectivas para contener la propagación de covid-19, las cuales "no son tomadas de forma azarosa" por las autoridades. Es importante hacer un llamado a tomar conciencia y responsabilidad frente a la situación actual que vive nuestro país y a no salir de nuestros hogares, evitemos invitar visitas en estos momentos, no participar ni realizar eventos sociales; mantengámonos a un metro de distancia con otros miembros del hogar cuando se está en compañía, todo esto sumado a las medidas básicas de higiene que a esta altura todos conocemos.

epidemiólogo clínico,

académico Departamento

de Salud Pública Fac.

de Medicina UCSC