Secciones

  • Portada
  • Portada
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Tendencias
  • Deportes
  • Página del lector
  • Espectáculos

Desigualdades sociales nublan las ventajas de la educación virtual

E-mail Compartir

Las situaciones críticas son un escenario ideal para evidenciar las fortalezas para afrontarlas y también las debilidades que, muchas veces, son resultado de decisiones que no se tomaron antes creyendo que había tiempo de sobra para pensar y analizar, que la adversidad y necesidad de tener maneras distintas e innovadoras de funcionar eran lejanas. La crisis sanitaria que vive Chile por la pandemia del coronavirus y un país llamado a cumplir con una cuarentena preventiva voluntaria (en general) es un fiel ejemplo de lo anterior: se ha demostrado la capacidad de reaccionar rápido para enfrentar los retos que supone la contingencia y aprovechar las ventajas de la tecnología, implementando el trabajo y educación a distancia, pero ha comenzado a develar realidades muy opuestas.

Que sólo se requiere de un dispositivo digital con acceso a internet para tener el mundo en las manos desde cualquier momento y lugar es la base desde la que los expertos construyen los beneficios de trabajar o aprender remotamente. Sin embargo, en el contexto actual, en tanto las medidas de resguardo para contener la crisis continúen o existan otras situaciones que lo requieran, se evidenciarán brechas que existen e incluso podrían generarse otras inequidades.

BRECHA DIGITAL

José Albuccó, académico de la Universidad Católica Silva Henríquez y autor del blog "Patrimonio y Arte", menciona que primero, la crisis "pondrá de manifiesto la desigualdad digital que aún existe en Chile". Y es que si bien año a año se dan a conocer informes que muestran cómo ha crecido el uso de dispositivos digitales y el acceso a internet y parecieran afirmar que nadie está fuera, como un estudio de la Subtel para 2018 que reveló que la penetración total de internet alcanzó a 112,9 accesos por cada 100 habitantes (sumando los de redes fijas como móviles), al profundizar en los números los hechos son distintos. Muchas personas tienen acceso a más de un dispositivo digitale, mientras que "la brecha digital mantiene hoy a 1.495 localidades de Chile sin ningún tipo de conexión", resalta.

Y si hay acceso a tecnología e internet, puede surgir el problema de la calidad en la conectividad, que puede verse afectada por el tipo de servicio que se puede pagar, que la red no funcione óptimamente en ciertos sectores o que los dispositivos no cumplan ciertos requisitos para soportar la operación de ciertas herramientas.

OTRAS DIFICULTADES

En el grupo sufre dicha brecha digital están los estudiantes que viven en contextos vulnerables, rurales o de pobreza urbana. En una situación como la actual se evidencia la desigualdad en las posibilidad de acceder a una educación de calidad y esto podría acentuarse si en el futuro, pasada la crisis, se masifica aún más el aprendizaje on line como alternativa real.

Es a algo a lo que han tenido que hacer frente en la Fundación Enseña Chile.María Consuelo Barrios, directora regional de la organización para Ñuble y Biobío precisa que trabajan con escuelas y liceos con un índice superior al 50% de vulnerabilidad social, pero que a nivel regional, entre los 12 establecimientos de las dos regiones que tienen, "el promedio es de 87% de índice de vulnerabilidad y la gran mayoría son establecimientos en zonas urbanas".

Así como a gran parte de las entidades educativas, docentes, estudiantes y familias nacionales la crisis y necesidad de aprender a distancia les tomó por sorpresa en Enseña Chile, sin estar habituados ni realmente capacitados. Porque con las ventajas que supone el acceso remoto y la posibilidad de educarse a distancia, resalta que "hacer y tener clases de manera digital es difícil, requiere otro tipo de planificación, estructuras y dinámicas, y se complica más cuando sabemos que en sus contextos muchos de nuestros estudiantes no tienen las condiciones mínimas que los expertos dicen que se necesitan para esta modalidad". Y de eso hay que tener plena consciencia.

Y entre las distintas dificultades para una educación virtual efectiva, además de los problemas de conectividad, está no contar con un espacio físico adecuado, iluminado y tranquilo, con mesa y silla, para poder trabajar. En contextos sociales vulnerables hay hacinamiento, ruidos y niños o jóvenes deben además cumplir con tares del hogar, como cuidar a los hermanos pequeños, por ejemplo, comenta María Consuelo Barrios.

La necesaria presencia, acompañamiento y estímulo de los padres y apoderados tampoco es siempre posible, porque deben trabajar largas horas del día -muchos de ellos son los que siguen acudiendo a sus empleos durante esta crisis- y porque no todos los adultos están alfabetizados digitalmente.

HACERSE CARGO

Y aunque hay realidades de mayores dificultades que pueden hacer más latentes las desigualdades, lo cierto es que al hablar de educación a distancia en general y más allá de los contextos la crisis sanitaria "ha desnudado que estamos atrasados en la creación de la musculatura y las capacidades de docentes y alumnos de emplear efectivamente la educación virtual", asevera Eugenio Severin, experto chileno en educación e innovación con tecnología en este ámbito, director ejecutivo de la corporación "Tu Casa, Tu País" que trabaja en dicha línea, quien fue director del portal "Educar Chile" y trabajó como especialista en educación del Banco Interamericano de Desarrollo.

Y es que él es uno de los especialistas que ha trabajado por impulsar la evolución en las prácticas educativas y está convencido de que en esta crisis, adentrándose en el uso de tecnologías y nuevas experiencias, nacerá el impulso de repensar y renovar las prácticas y experiencias educativas que se dé a los estudiantes. Sostiene que el camino que se debe seguir es brindar una educación digital de calidad y formar a personas que puedan aprovechar al máximo las ventajas del aprendizaje en línea y no verse perjudicados por no tener las herramientas para ello, y que esto se implemente de manera transversal en los colegios de Chile, no sólo por la voluntad de un directivo o docente, no por responder a la contingencia, porque resalta que "las nuevas tecnologías y plataformas digitales son un elemento muy rico para acompañar los procesos de educativos y de aprendizaje; éstas complementan el trabajo del profesor agregando otros lenguajes, como el audiovisual, o la posibilidad de hacer otro tipo de actividades". Con esto deja claro que si bien actualmente la educación remota es la única opción por un tema de seguridad de la salud pública, en ningún caso se trata de que esta modalidad reemplazará una clase presencial ni que el docente deje de ser central, sino que es un complemento.

Su llamado es hacerse cargo y la primera tarea hoy y de cara al futuro que menciona es "asegurar el acceso de todos los estudiantes a internet y tecnologías", de forma permanente. En la situación actual, una de las ideas que propone es que "así como las compañías de telecomunicaciones están dando acceso libre a las redes sociales con sus planes de datos, creo que en una situación como ésta deben dar acceso gratuito a portales y plataformas educativas".

lResuelto lo anterior, que cree que en Chile se está avanzado, lo esencial es capacitar en lo técnico y teórico, pero también en las habilidades blandas necesarias para que la educación virtual y el uso de plataformas digitales conduzcan a de aprendizaje efectivos, tanto en los profesores como en los alumnos e incluso a sus familias, porque se precisan nuevos paradigmas. "Tenemos que construir nuevas normalidades, que profesores, alumnos y familias sepan qué significa estudiar desde la casa, cuáles son las condiciones físicas y ambientales que se necesita para enseñar y aprender, la tranquilidad y el silencio que requiere el alumno. Hay toda una nueva cultura que debemos crear en nuestras casas", finaliza.

Educación On-line y Alfabetización Informacional en tiempos de cuarentena

E-mail Compartir

Y de un momento a otro, tal como se han ido sucediendo las cosas éstas últimas semanas, estamos obedeciendo el llamado del #quedateencasa y con un oído en las noticias intentamos continuar con las rutinas, entre ellas con teletrabajo y aprendizaje on line.

Ha llegado el momento de poner a prueba aquellas ideas que por más de una década han venido sonando: el trabajo cooperativo en red, el e-learning o el aprendizaje invertido (flipped classroom). Estos son conceptos que los profesores conocen, pero que el trabajo diario les impide normalmente poner en marcha. Pues bien, ¡ha llegado el momento!

Hace 20 años se acuñó el concepto de "nativos digitales" (Prensky, 2001), para referirse a las generaciones que nacieron con una tablet o un celular en la mano, haciendo una diferencia con quienes lo hicimos con un lápiz y un cuaderno. Quienes somos "inmigrantes digitales", nos acostumbramos tempranamente a pensar de manera lineal, pues nadie se atrevería, escribiendo a máquina, empezar un trabajo por la mitad de una página. Los procesadores de texto nos enseñaron a que daba igual, que luego podíamos corregir, agregar o borrar lo que quisiéramos, y más aún, que copiando y pegando el tema estaba más o menos resuelto.

Internet nos ha posibilitado el desarrollo del pensamiento hipertextual, saltar de una cosa a la otra con un clic, tener toda la información al instante, en distintos formatos y de manera personalizada. Y esto, que es una gran ventaja, se convierte en una gran dificultad para las y los profesores. Los procesos de aprendizaje son lineales, requieren de estructuras cognitivas que se construyen poco a poco y las aulas constituyen un buen espacio para ello. La capacidad de prestar atención al desarrollo de una tarea específica es probablemente la clave para que esta tarea llegue a su fin.

¿Cómo motivamos desde casa a nuestros estudiantes?, ¿Cómo los desafiamos a utilizar correctamente las herramientas de la web?, ¿Es posible el trabajo en equipo, el acceso a recursos de calidad, la discusión, el análisis de la información o la evaluación de los aprendizajes desde Internet? Claro que sí. Pero en su justa medida.

Hay que evaluar, en primer término, el contexto de encierro en el que estamos, la capacidad técnica y ambiental para que el aprendizaje se produzca (conectividad, hardware y software, un espacio adecuado para que se puedan dar condiciones de estudio, hacinamiento, ruidos, etc.), luego pensar en las estrategias, en la didáctica y en las herramientas que Internet pone a nuestra disposición para generar aprendizajes.

Durante años dimos por hecho que estos "nativos" venían desde casa alfabetizados digitalmente y muy probablemente así sea. El desafío hoy no es que sepan usar las tecnologías, sino que sepan utilizar la información que esta tecnología les entrega.

Necesitamos aprender a trabajar con la información, generar procesos de "alfabetización informacional", pues si es Internet un espacio donde hoy todos nos movemos (o quienes tenemos el privilegio), qué navegador o plataforma ocupe es un problema menor. Lo que se pueda hacer o no con la información es la clave. Los ciudadanos del siglo XXI deben saber cómo utilizar la tecnología, pero más importante aún, es saber qué se puede hacer con ella. Y para ello se requiere, como profesores, de toda nuestra creatividad. Tenemos una poderosa herramienta entre manos y debemos utilizarla correctamente.

Desde el Centro Interactivo de Ciencias, Artes y Tecnologías, CICAT, de la Universidad de Concepción, estamos acompañando a nuestros profesores en este desafío. Han cambiado las circunstancias para todos. Es momento de parar unos segundos, tomar aire, sacar lápiz y papel, pensar secuencias de aprendizaje y ponernos a trabajar en red.

dir. Cicat-UdeC y dir. PAR Explora Biobío