Investigadores buscan dar respuestas a obesidad desde los procesos cerebrales
El aumento del sobrepeso y la obesidad en todos los grupos etarios se han vuelto en una de las grandes problemáticas de salud pública a nivel global y también nacional, debido a que el exceso de peso se asocia a múltiples patologías que pueden afectar gravemente la salud e incluso conducir a una muerte prematura, pues es factor de riesgo de la diabetes, hipertensión y de las enfermedades cardiovasculares, entre otros.
La realidad preocupa a las autoridades sanitarias, a los profesionales de la salud y a los científicos, y urge enfrentarla para revertir las cifras y cambiar la situación epidemiológica en la población. Y a eso ha querido aportar la bioingeniera Karina Oyarce, doctora en Ciencias Biológicas y académica de la Universidad San Sebastián (USS), cuya línea de estudio es el rol de las vitaminas como moduladores en procesos celulares, entre ellos, los vinculados a la regulación de la ingesta alimenticia a nivel cerebral. En ese marco, estableció una red de trabajo junto a los doctores Roberto Elizondo-Vega y María de los Ángeles García, de la Universidad de Concepción, para investigar las vitaminas, lactato y glucosa, respectivamente, con el objetivo de entender mejor los mecanismos y generar nuevo conocimiento que permita tener otras y nuevas herramientas terapéuticas para intervenir la obesidad.
DISTINTAS CÉLULAS
Karina Oyarce aclara que hay distintos tipos celulares asociados a la regulación de la ingesta de alimentos en el hipotálamo y relata que "por mucho tiempo se ha estudiado solo a las neuronas, pero en la red nos hemos enfocado en las células hipotalámicas gliales (tanicitos y astrocitos) y células inmunes, la microglía".
Cuenta que "el astrocito es la más estudiada por ser soporte de la neurona y porque, al estar adosada a la pared vascular del cerebro, cumple con otras funciones de importancia, como el envío de nutrientes"; y los tanicitos son menos estudiados, pero les define como "células especiales, que revisten el tercer y cuarto ventrículo cerebral, y tienen acceso privilegiado a hormonas y nutrientes". "Desde Chile, la doctora María de los Ángeles García es una de las investigadoras que más se ha dedicado a ellas", precisa, y entre sus hallazgos está que lo que ocurre con los tanicitos puede alterar el metabolista y "es necesario profundizar más en estas células para conocer más del escenario cerebral e intervenir", sostiene.
LA RED Y SU TRABAJO
En el marco del trabajo conjunto, la doctora Oyarce organizó un simposio internacional orientado a analizar el actuar de la glía y las otras células en la regulación hipotalámica del equilibrio energético, y todos los integrantes de la red realizaron presentaciones. El encuentro se realizó en la USS de Concepción y dio cierre a un proyecto ejecutado tras adjudicarse un fondo en el Concurso de Apoyo a la Formación de Redes Internacionales para Investigadores en Etapa Inicial, 2017, "y otorgó nuevas oportunidades para seguir trabajando en conjunto", añade.
Sobre la evolución de la red que comenzó con ella y los científicos mencionados, comenta que tras revisar literatura más reciente surgió el interés de integrar a otros investigadores, como dos que se desempeñan en la División de Diabetes de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos), que "estudian el fenómeno de inflamación cerebral mediada por dieta alta en grasas", manifiesta Oyarce, con los que realizó una pasantía.
Ellos hallaron que, con activación de los tanicitos y de las microglías, se produce una respuesta cerebral inflamatoria y advierte que "no es necesario estar obeso para que ocurra. Lo grave es que, con esta respuesta inflamatoria, acompañada de citoquinas (cierto tipo de proteínas), se provocan cambios en otras células, lo que origina una cascada de alteraciones que cambian la región cerebral que determina cada cuánto y cuánta cantidad comer". Esto derriba la creencia de que el problema tiene que ver con la falta de voluntad para limitar la ingesta, dice. "Lo positivo es que algunos micronutrientes, como la vitamina D, tienen un efecto desinflamatorio del cerebro, bloqueando la inflamación. Entonces, los estudios se orientan a establecer cómo incorporar en el organismo este tipo de nutrientes, para lograr las cantidades adecuadas necesarias", explica.
RETOS
Sobre la contribución que quieren hacer, Karina Oyarce manifiesta que "hay una corriente científica enfocada a estudiar la participación de las poblaciones neuronales en los procesos de regulación de ingesta de alimentos y control de peso, dejando de lado la contribución de células gliales" y cuenta que "como red consideramos que ello ha impedido profundizar en los mecanismos celulares que se encuentran alterados en la obesidad y que se necesita tener una mirada más integral para entender el desarrollo de la enfermedad, para poder desarrollar nuevas alternativas terapéuticas".
Un ejemplo de la relevancia de ampliar la perspectiva son los aportes de la doctora María de los Ángeles García, "quien ha trabajado por más de 20 años en demostrar que el acoplamiento metabólico entre los tanicitos y las neuronas es importante para la detección de glucosa en el cerebro y, por lo tanto, para la regulación de la ingesta de alimentos y del control de peso", destaca Oyarce, quien desde la arista docente, es partidaria de "bajar esta información a los estudiantes, desde los colegios: explicarle al niño que cuando consume éste u este otro alimento, su cerebro se altera, se desregula, desestabiliza la regulación de hormonas, afectando a su salud", concluye.