Secciones

  • Portada
  • Portada
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Tendencias
  • Deportes
  • Página del lector
  • Espectáculos
  • Clasificados

Cantantes homenajearon a heridos oculares

E-mail Compartir

Una decena de artistas chilenas, junto a la Orquesta Sinfónica del Nuevo Chile interpretaron el pasado viernes "Por los ojos del pueblo" en el teatro Nescafé de las Artes, un concierto en homenaje a las víctimas de heridas oculares durante las protestas desde el inicio del estallido social el pasado 18 de octubre.

La orquesta interpretó la suite "Víctor Jara Sinfónico", una pieza conformada por varias canciones versionadas compuestas originalmente por el icónico cantautor chileno asesinado durante la dictadura.

Entre las diez mujeres que pusieron voz a las letras de Jara, junto al coro "Chile Libre", se encuentran varias de las más reconocidas artistas del panorama musical chileno: Camila Moreno, Ana Tijoux, Nicole, Ema Pinto, Denisse Malebrán, Natalia Contesse, Eli Morris, Magdalena Matthey, natisú, Annie Murath, Denise Corales, Yorka y Mariel Mariel.

Tijoux, que ha apoyado públicamente desde el inicio el estallido social, interpretó la mítica canción "El derecho de vivir en paz", tema musical que se ha convertido tras más de 70 días de protestas en el himno popular de la mayor crisis social que vive Chile desde el retorno a la democracia en 1990.

El concierto finalizó entre vítores del público que cerraron la gala con una voz que al unísono clamaba "El pueblo unido jamás será vencido", otro de los himnos de las movilizaciones.

El homenaje musical se hizo con el objetivo de recaudar fondos para los tratamientos médicos de los dos jóvenes, Fabiola Campillay y Gustavo Gatica, que perdieron totalmente la visión por la represión policial durante el alzamiento popular que se inició hace más de dos meses.

La cantante Denise Corales, de Aguaturbia, participó del evento.

La importancia del libro: un cruce entre objeto y arte

E-mail Compartir

"Talentos nacientes. Arte, espacio de convergencia" [Ediciones UCSC, 2019], es un interesante libro en el cual se establece un diálogo bastante situado entre obra y autor. Son 24 artistas plásticos de la región del Bío-Bío y 24 textos que acompañan a las obras y que tienen el carácter de entrevistas-relatos-retratos. El título de esta obra y su sentido, destaca la palabra talento, lo cual nos habla de inteligencia y aptitud y metafóricamente podríamos asociarlo con la moneda de cuenta de los griegos y romanos, es decir, un valor y, además, "talentum" era una unidad de peso.

¿Qué nos dicen Borges y Gabriela Mistral sobre el libro, el objeto libro, la cosa inanimada, el que está aquí o allí o acá, esto que tengo entre las manos? El objeto libro que está fuera de nosotros y que experimentamos como algo concreto, como un conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen.

El poeta Jorge Luis Borges nos dice que de "los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Y para fundamentar su afirmación, el autor argentino agrega el concepto geométrico de "extensión", esa "capacidad para ocupar una parte del espacio." Nos dice: "Los demás [instrumentos] son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono, de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: es una extensión de la memoria y de la imaginación."

El libro nos permite, entonces, la memoria y la imaginación porque además es invención y deseo. . En el caso particular de esta bella edición, accederemos a un cruce de discursos (los textos y las obras) y por ende a lecturas siempre visuales, porque debo leer-mirar, no puedo prescindir del lenguaje, más precisamente de la lengua, del idioma. Empleando una sinestesia, pienso que siempre vemos con la lengua.

Por su parte, la poeta Gabriela Mistral nos habla de una "faena en favor del libro", es decir de un trabajo corporal y mental, de un servicio que se hace a alguien y que es necesario "despertar la apetencia del libro", como si se tratara de un verdadero alimento, de una inclinación o deseo: "Hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea, como el mirar, un ejercicio natural, pero gozoso siempre. El hábito no se adquiere si él no promete y cumple placer." Agrega, entonces, dos nociones fundamentales: el placer de la lectura y la pasión de la faena como cosa cotidiana y natural.

En el libro, tal como señala en su presentación, el responsable de este proyecto, don Juan Miguel Cancino Cancino, nos muestra y enseña que el valor del arte es "enfrentar subjetividades para acabar compartiéndolas al nivel más elevado que alcanza lo humano, lo que es muy similar al sentido que tiene una universidad."

Nos corresponde a nosotros ahora, como lectores, despertar con entusiasmo la apetencia mistraliana de esta obra porque es extensión de la memoria y de la imaginación, historia y microhistoria, huellas de instantes y trazos y reflejos con profundo sentido humano.