Proyecto apostó a cambiar los hábitos en escolares para prevenir la obesidad
Sobrepeso y obesidad son mucho más que un problema estético. Las condiciones, que según la Organización Mundial de la Salud se definen por una acumulación anormal de grasa y se puede cuantificar por medidas como el peso o el índice de masa corporal, son perjudiciales para la salud en lo presente y futuro. Diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares son algunas de las patologías cuyo desarrollo se asocia al exceso de peso.
Por ello es muy preocupante lo que pasa con los niños y jóvenes en Chile. El último Mapa Nutricional de la Junaeb, reveló que 51% de los infantes de prekínder sufre sobrepeso u obesidad y la cifra crece a 60% al llegar a quinto básico. Además, el Atlas Mundial de la Obesidad Infantil (Federación Mundial de Obesidad) proyecta que el 2030 más de 700 mil menores de 19 años será obeso (1 de cada 4).
La alarma no para de sonar, porque si hay sobrepeso u obesidad hay riesgos presentes y futuros, y mayor probabilidad de presentarles hacia etapas más adultas. Por eso, el llamado es a tomar medidas ya y lo ha atendido el proyecto "Cómo como lo que como", realizado por la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián en colegios de la Región Metropolitana, Concepción y Valdivia entre abril y diciembre de 2019.
INTERVENCIÓN Y OBJETIVOS
La nutricionista Fabiola Fuentealba, docente de la carrera en la sede penquista, fue parte del equipo que participó en el que proyecto que, detalla, se ejecutó tras ser seleccionados en el XXII Concurso Nacional de Proyectos de Valoración y Divulgación de la Ciencia y Tecnología 2018-2019 del Programa Explora de Conicyt.
La gran meta de la iniciativa, que a nivel local trabajó en la Escuela Irene Freire de Cid, fue crear consciencia de la importancia de la nutrición y una alimentación sana en el más amplio sentido del concepto, desde la óptica de la salud y lo científico. Esto, logrado mediante objetivos específicos, que comenta fueron "la valoración de las ciencias de los alimentos, acercar a la comunidad educativa a la problemática actual de la nutrición y a temáticas de inocuidad alimentaria y microbiología, y Ley de etiquetado de alimentos". El vínculo de la actividad física y nutrición también se puso sobre la mesa.
Fuentealba precisa que se desarrollaron acciones teóricas y prácticas como charlas y talleres para abordar los distintos tópicos. Éstas se realizaron 2 veces por semana por académicos y alumnos de Nutrición y Dietética. Además, para finalizar el proyecto se desarrolló una feria nutricional en la escuela.
CAMBIAR HÁBITOS
En "Cómo como lo que como" hubo actividades orientadas a toda la comunidad educativa, pero el énfasis estuvo en séptimo y octavo básico, donde participaron más de 50 alumnos en las intervenciones.
Según detalla Fabiola Fuentealba, todo lo que se trabajó tenía como gran horizonte modelar conductas y cambiar hábitos, de la mano de la adquisición de conocimientos sobre el rol de la alimentación para fomentar una elección consciente de los alimentos y de cómo se consumen. Una de las consignas a impregnar fue que "más que alimentarnos, necesitamos nutrirnos", apunta, y la clave es seleccionar "alimentos que aparte de satisfacer el apetito entreguen los nutrientes que requiere el cuerpo para su desarrollo", resalta.
La razón del acento está en los problemas evidenciados a nivel país, reflejados en el diagnóstico inicial de los escolares intervenidos: "resultados indicaron consumo elevado de alimentos ultra procesados y bajo consumo de agua, frutas, verduras, legumbres y pescados. Además, desconocimiento de la información nutricional y hábitos relativos a la inocuidad de los alimentos previos al consumo". Y la colación es un punto a cuidar, pues advierte que "en general son porciones inadecuadas, alimentos procesados, bebidas azucaradas y no se presta atención a los sellos".
Resalta, además, "que los grupos intervenidos, en su mayoría se declaran sedentarios, con bajo nivel de actividad física".
Malas conductas de alimentación e inactividad, los dos principales factores asociados a la malnutrición por exceso y que tienen que ver directamente con los estilos de vida. Por tanto, son los que se deben modificar para combatir y prevenir el sobrepeso y obesidad.
Con el proyecto finalizado, hay satisfacción y el anhelo es que se mantengan los resultados. Y para que las conductas perduren, tanto en este caso como en general, Fuentealba sostiene que "se requiere acompañamiento, sobre todo en niños que requieren refuerzo y monitoreo de las prácticas saludables que tributan a tener una mejor alimentación". Así, se pretende dar una continuidad a la iniciativa el 2020, realizando nuevas intervenciones en el establecimiento. Pero, será siempre relevante que otros actores de la comunidad, como profesores y familias, continúen con la guía y refuerzo.
La nutricionista agrega que otro factor que incide en que los hábitos perduren es el momento y la niñez es clave. "En los primeros se adquieren los hábitos y conductas que modelan la vida adulta. Mientras más información y educación se entregue, más posibilidades de adquirir conocimientos que permitan nutrirse mejor", afirma, por lo que es fundamental que las acciones se enfoquen a los grupos más jóvenes, pues "toda la evidencia científica muestra que entre más temprana sea la intervención, mejores resultados tendrá".