Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Nacional
  • Economía y empresas
  • Espectáculos
  • Página del lector

Discapacitados visuales describen las complicaciones para recorrer el centro

E-mail Compartir

Tras cinco semanas donde se han registrado enfrentamientos, desmanes y saqueos, el centro de la ciudad ha sufrido bastantes cambios. Intersecciones sin semáforos, falta de rejillas de alcantarillado y adoquines retirados que han dejado espacios de arena en varios puntos del centro de Concepción, son algunos de los problemas que más complican a las personas con discapacidad visual.

Carlos Soto (75), alumno de la Corporación de Ayuda al Limitado Visual Coalivi, posee una baja visión, de alrededor de un 5%.

Aunque visitó el centro penquista por última vez antes del estallido social, describió a este nuevo Concepción como un "terreno desconocido", pues para quienes poseen una visión limitada o ceguera, el conocer una ruta es de vital importancia, aseveró.

"Nosotros conocíamos algunas calles, sabíamos de qué material estaban hechas, que había adocretos, adoquines y ahora hay hoyos", explicó. Por ello, aseguró que transitar por las calles ahora es "una experiencia angustiante".

Patricio Parada, director de Coalivi, explicó que al igual que otros centro educativos, han mantenido un horario flexible debido a la contingencia, pero indicó que "lamentablemente la integridad, la seguridad de las personas, no está garantizada para nadie y nosotros, aunque estamos trabajando media jornada, en horas que se suponen son más tranquilas, no estamos controlando todas esas variables que nos permitan asegurar esa integridad, esa seguridad del tránsito en el personal y estudiantes".

Respecto a lo que acontece explicó que "estamos de acuerdo con todo lo que se está planteando de fondo, pero la forma no la podemos apoyar (...) No podemos justificar muchas de las acciones que están ahora ocurriendo con el malestar, con la inconformidad social, porque están afectando a mucha gente".

Viviendo el cambio

Carlos Soto viaja desde San Pedro de la Paz a las clases en Concepción. Contó que "ahora transito solo por avenida Los Carrera. Solo ahí puedo tomar micro, aunque me deja un poco más alejado de mi casa. La que pasa por O'Higgins me deja más cerca, pero no puede ir uno a meterse a O'Higgins, a aventurarse".

Elsa Solís (67) también es alumna del centro y su experiencia es similar. Mencionó que para tras ser diagnosticada con retinitis pigmentosa "el mundo se me cerró, no había razón para seguir viviendo". Ahora, desde que este año se integró a Coalivi, aseguró ha aprendido a andar sola, "pero este último mes ha sido muy inseguro para mí, porque a veces uno no puede venir a clases por miedo a las marchas, a lo que está pasando, uno no se puede desplazar como antes".

Agregó que en el centro ha aprendido muchas cosas, como el manejo del bastón y a reencantarse con la vida, pero ahora "uno no puede ir avanzando en lo que se está aprendiendo aquí porque hay cosas que te están deteniendo, y esta contingencia social de hoy nos está afectando de un manera muy profunda a nosotros los discapacitados visuales, porque teníamos una ruta, la teníamos ya aprendida y ahora no sabemos como está, o está totalmente destruida".

Ayuda y autonomía

Raúl Gutiérrez (55), es exalumno y desde hace 10 años es profesor de la asignatura de Tecnología de Coalivi, donde enseña, entre otras cosas, el uso de la aplicación LazarilloApp, que ayuda a dar autonomía al discapacitado visual, facilitando y guiando su recorrido.

Elsa Solís contó que cuando sale pide ayuda u ocupa la aplicación. "Él (Raúl) nos enseñó esta técnica, entonces uno sale de la casa, pone el programa con el audífono y sigue por donde el Lazarillo le va indicando, por cuál calle va caminando y qué micro tiene que tomar".

El problema, dijo bromeando el profesor, es que no avisa si hay barricada o marchas. Gutiérrez agregó que "este último tiempo es una aventura, cada ruta es totalmente desconocida. Yo escucho la radio para saber en qué calle hay barricadas, en qué calle hay incendio para evitarlas. Los adocretos, los adoquines, ya son verdaderos espacios de arena, peligroso para caminar, las rejillas del alcantarillado, de aguas lluvias, que es súper peligroso. Los semáforos. Yo tengo que cruzar 10 semáforos para llegar acá, hay cinco que no están, entonces tengo que depender de otras personas para orientarme y ubicarme", concluyó.

Según comentó Cristóbal Villalobos, profesor de Orientación y Movilidad en la corporación, Aníbal Pinto es una de las pocas calles que cruza el centro de la ciudad y que poseía, semáforos con ayuda sonora para personas ciegas o con baja visión. Esto abarcaba desde Víctor Lamas hasta Las Heras, donde se ubica Coalivi. Ahora, desde San Martín hasta Maipú no hay semáforos.

Carlos Soto concluyó que "a nosotros nos ha ayudado mucho todo lo que hemos aprendido aquí en Coalivi, nos han preparado para enfrentarnos mejor con problemas precisamente como estos, situaciones desconocidas, inesperadas. Y lo que he aprendido aquí, el manejo del bastón, el desplazamiento ha sido realmente vital para nosotros".

Sin embargo, todo esto debe irse adaptando diariamente producto de los destrozos en la ciudad que complican el habitual tránsito de él y sus compañeros.