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"La casa", el terror proyectado en una casona abandonada

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A lo largo de su carrera, el cineasta Jorge Olguín ha cimentado un trabajo bajo el alero del género de terror con filmes como "Ángel negro" y "Sangre eterna". Este 30 de enero volverá a dar testimonio de su oficio con el estreno a nivel nacional de "La casa". Su más reciente película acaba de debutar, con lleno total y muy buenas críticas, en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Olguín cuenta que justo el día anterior al 18 de octubre le avisaron que la cinta había quedado seleccionada y que tuvo bastantes contratiempos para avanzar con la copia final, en medio de los agitados primeros días de noviembre, en el marco del estallido social.

Sin embargo, pudo tener dos funciones con muy buena recepción, la primera un domingo a la medianoche en la sala más grande, la Ambassador, con su capacidad al máximo. "Fue muy bonito, porque se quedó casi toda la gente al conversatorio posterior, impactó mucho, gustó mucho", dice el cineasta.

La cinta está ambientada en 1986, en épocas de toque de queda, y la protagoniza el actor Gabriel Cañas. Es el carabinero Arriagada, quien llega por llamados de los vecinos a ver qué pasa en una vieja casona abandonada, de la que se cuenta una terrible historia. Olguín indica que con "La casa" se permitió un juego cinematográfico que "está prácticamente en una sola secuencia y en tiempo real, para que el espectador viva la experiencia del protagonista al introducirse en esta casa del terror".

-La película nació junto con mi productora, y justo por esos días, un amigo me había hablado de una casa abandonada que quizás podría utilizarla para alguna película. Después comenzamos a buscar leyendas urbanas en torno a casas y encontramos que una que tenía más eventos paranormales era la casona Dubois, en Quinta Normal. Las fachadas de esta casona, que está muy bien conservada y hoy es un centro cultural, son parte de la película, así como la filmación de escenas de interior en una casa de Valparaíso, que es de fines del siglo XIX.

LA LEYENDA

La casona Dubois ha sido visitada numerosas veces por equipos de televisión que de noche y de día han registrado escenas de miedo. La historia que urde Olguín es una mezcla de todos los mitos urbanos que la rodean.

"Está inspirada en hechos que se cuentan y que ya no se sabe qué es real y qué no lo es. Hay hechos históricos sobre la construcción de la casa y su dueño, el ingeniero francés Andrés Dubois. Viajó con su familia hasta Santiago, para hacerse cargo del naciente sistema de luz a gas. La leyenda dice que mandó construir una quimera o gárgola bastante siniestra para poder tener un hijo, como rito de fertilidad, y eso terminó mal según dice la leyenda con el bebé asesinado y su mujer se ahorca", explica Jorge Olguín de 47 años.

-Gabriel es un actor extraordinario, hizo un trabajo muy difícil, porque la película son tomas largas y sin cortes así que requería de toda una coreografía, como si fuera un baile: puesta en escena, luces, manejo de cámara y la actuación de Gabriel expresando el horror. Lo introduje en esa casa, fui con él marcándole los elementos de terror, fue bien desgastante.

- Sí, he ido descubriendo programas para hacer música que he usado en cortos y comerciales. Esta vez hice el diseño sonoro de la película. Sentí que tenía que controlar toda la atmósfera para poder generar la tensión y el suspenso del relato. El resultado fue una música atmosférica con elementos electrónicos, con influencias del cine de terror italiano y del cine de terror de los 80, como John Carpenter; también saludo las bandas sonoras de Tangerine Dream.

-Esta película es una catarsis para quienes deseen vivir una experiencia de terror en tiempo real, experimentar horror real y sobrevivir a ello por más de una hora en una especie de casa embrujada, con fenómenos paranormales asombrosos.

"Terminator: destino oculto" o ¿para qué seguir en lo mismo?

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¿Cuál es el objetivo de "Terminator: destino oculto"? la sexta -y desgastada- entrega de la saga protagonizada por T-800 el personaje de Arnold Schwarzeneger que, bajo la dirección de James Cameron, se hizo presencia en 1984.

A 35 años de distancia, y más allá de considerar a ésta como un crisol de citas de la primera y segunda entrega -"Terminator: el juicio final" (1991)- no es más que la demostración de lo que pasa cuando las ideas son malas. En otras palabras, frente a este tipo de obras nos encontramos con historias sobre un universo dramático/narrativo acotado a un marco de personajes que no dan para más de dos películas (las primeras), por más que traten de explotar la "gallinita de los huevos de oro".

Trayendo a colación y citando, las cintas de 1984 y 1991 es que James Cameron (acá responsable de la historia y producción) pone a Tim Miller en la dirección ("Deadpool", 2016). Ello para contar lo que podríamos definir como una anécdota más que una historia, fundada en una serie de secuencias de acción de estética videojuego. Por lo demás, un aspecto válido en el siglo que corre, siempre y cuando se desarrolle bien y de manera consecuente a los parámetros de lo verosímil.

SEGUIR EN LO MISMO

La trama transcurre 22 años después de los hechos contados en "El juicio final", donde reaparecen Linda Hamilton (Sarah Connor) y Schwarzeneger (T-800). En este contexto un nuevo terminator (el REV-9) llega a Ciudad de México, para matar a "Dani" Ramos, pieza clave en la lucha y paz futura (2042). Como se acostumbra, la protección de Dani está a cargo de Grace, soldado cibernéticamente mejorada.

Con esta anécdota, el tándem Cameron-Miller construye una obra floja en relación a su planteamiento dramático, en tanto, los hechos relatados parecen sumas de partes de un guión débil.

Aún cuando se apuesta por la contingencia social y tiempos presentes -las frontera como tema, personajes mexicanos y presencia femenina central- el conjunto queda en nada, en una franquicia que debería parar.