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Dejar tiempo al ocio es fundamental para disminuir estrés frente a la PSU

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Los lunes y martes 6 y 7 de enero de 2020 fueron los escogidos para aplicar la Prueba de Selección Universitaria (PSU) correspondiente a este año para el próximo proceso de admisión de la educación superior. La fecha es la última modificación al calendario que hizo el Consejo de Rectores para el examen que, inicialmente, estaba fijado para los días 18 y 19 de noviembre, y producto del escenario de crisis social se había decidido postergar hasta el 2 y 3 de diciembre.

Una nueva reprogramación y contexto nacional que puede tener a cientos de jóvenes experimentando con mayor agudeza las emociones que, normalmente, se atribuyen a rendir la PSU, pues para muchos se configura como un hito que marca el fin de la época escolar y la adolescencia para dar paso a un momento en el que se deben tomar decisiones importantes sobre el futuro y comienza la adultez.

ANSIEDAD Y TEMOR

Y es que ansiedad y nerviosismo mientras se espera el día, inseguridad y temor a fallar en la prueba, y así un aumento en los niveles de estrés, es parte de lo que podrían estar sintiendo los jóvenes hoy, y que con certeza irán incrementando en la medida que más se acerca la fecha de esta evaluación importante, sostiene la psicóloga María José Millán, directora de la Clínica Psicológica de la carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello de Concepción.

Lo anterior, plantea, puede verse exacerbado por la situación que vive el país hace un mes y que, por los hechos de violencia e incertidumbre, ha sido en sí misma altamente estresante y de gran impacto para el estado de ánimo y salud mental de la población, tanto para quienes lo han vivido pasivamente y desde lejos, como para los que han decidido participar activamente y manifestarse en las calles para gritar demandas en busca de cambios sociales. Sobre este punto, hay que recordar que los jóvenes han sido actores protagónicos del estallido y movimiento social, y Millán advierte que las vivencias en dicho contexto, como exponerse a experiencias traumáticas, como testigo o víctima, podrían hacer a las personas aún más vulnerables a las sensaciones que genera la PSU, pues ya han visto afectada su salud mental. Agrega que también pueden "afectar en los niveles de estrés, aumentando las manifestaciones de ansiedad y temor, la incertidumbre respecto a las condiciones del país en la fecha programada, en aspectos como la conectividad o los establecimientos donde se rendirá". Peor aún si los padres, núcleos familiares o entorno sienten y traspasan dichas preocupaciones o miedos a los jóvenes.

LO NORMAL Y LO A ATENDER

Millán comenta que la ansiedad, nerviosismo y temor pueden expresarse de distintas maneras, "como irritabilidad, preocupación constante respecto a la evaluación en cuestión, alteraciones del sueño y/o del apetito, cansancio y problemas estomacales, entre otros".

A partir de ello hace énfasis en que habrá intensidad en las manifestaciones o acciones esperables y no preocupantes, y otras que requerirán atención especial e incluso ayuda profesional. El cuidado está en la forma en que se ve afectado el estado de ánimo, desenvolvimiento y bienestar de los jóvenes.

Así, releva el rol de los adultos, como los padres, en estar tan tranquilos como dispuestos a contener, y también alerta a ciertas señales.

Sobre esto, plantea que hay que mirar con normalidad actitudes como preocupación por la prueba, sobre todo si éste es el único o principal tema del joven o de su familia, o que evadan hablar del tema, y que algunos opten por no seguir estudiando y otros decidan continuar repasando materias.

Sobre lo que debe llamar la atención, menciona "cambios drásticos de humor (llanto fácil o irritabilidad excesiva, por ejemplo), o cambios en las rutinas, restricción de actividades y centrarse sólo en el estudio", entre otras.

ROL DE PADRES Y FAMILIA

También vinculado con el contexto familiar, dice que una buena forma de ayudar a que los jóvenes disminuyan sus niveles de estrés y se cuide su salud mental, es reducir las referencias a la PSU o a los puntajes que podría estar obteniendo en ensayos. Por el contrario, afirma que hay que "mostrarles que la familia confía en sus capacidades y también que será un apoyo independiente del puntaje obtenido" y además resalta que "es importante que los jóvenes sepan que esta prueba les abre posibilidades de futuro, pero no cierra todas sus opciones y que podrían rendirla nuevamente si es necesario".

María José Millán afirma que otra forma en que los padres resguarden la salud mental de sus hijos es orientarlos respecto a sus rutinas para que mantengan una favorable para su salud física, mental y emocional; esto será clave mientras se espera la evaluación, cuando se rinda y sobre todo para su bienestar integral. Así, llama a procurar que se mantengan higiene del sueño, con un buen dormir, de al menos 8 horas y con horarios regulares para acostarse y levantarse (idealmente temprano), que se alimente bien y no se consuman drogas o alcohol, que se realice alguna actividad física y se desarrollen actividades con familia y amigos en las que disfruten y se relajen.

¿HAY QUE ESTUDIAR?

Una pregunta común en esta época es sobre si es recomendable o no que sigan estudiando.

En opinión de María José Millán dicha decisión depende de cada individuo, pues así como habrá quienes necesitan desconectarse del estudio para hallar la calma, otros se sienten más seguros estudiando hasta último minuto. Lo que sí afirma es que quienes decidan continuar, deben organizar sesiones de no más de una hora de estudio que sean seguidas por actividades recreativas que permitan poner el foco de la atención en algo distinto.

Sobre esto, como ahora hay más días hasta rendir la PSU, Carmen Verdejo, psicóloga y directora de preuniversitario Portezuelo, cree que puede ser una oportunidad para aquellos jóvenes que quieran subir sus puntajes.

En este sentido, recomienda "planear las tareas y establecer prioridades, decidiendo qué es lo más importante y qué hacer para lograr el objetivo", trabajando y resolviendo lo primero en la lista y cuando se concrete iniciar lo que sigue.

Otro punto importante a considerar es que, si bien puede influir el actual esmero y existir quienes incorporen ahora nuevos aprendizajes, si un contenido no se aprendió en los años de enseñanza media, intentar lograrlo en pocas semanas no es lo más recomendable.

Así, los esfuerzos deberían apuntar a repasar y fortalecer lo que ya se sabe, y aconseja concentrarse en ejercitar, pues lo considera el mejor camino para un buen puntaje, por lo que buscar materiales donde se puedan resolver problemas de las distintas materias y desarrollar ensayos para la PSU puede ser la mejor acción por estos días.

Descubren "secreto" del animal que vive a mayor profundidad

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El genoma del "gusano del diablo" -el animal conocido que vive a mayor profundidad- ha sido secuenciado, proporcionando pistas sobre cómo se adapta un organismo a condiciones ambientales letales.

En 2008, Gaetan Borgonie, de la Universidad de Gante, y el geocientífico de la Universidad de Princeton, Tullis Onstott, descubrieron este gusano microscópico mientras investigaban comunidades bacterianas subterráneas en minas de oro activas en Sudáfrica.

Borgonie y su equipo quedaron atónitos al descubrir el gusano a más de un kilómetro de profundidad: un animal complejo y multicelular que prospera en un entorno que sólo se cree que es apto para microbios, con altas temperaturas, poco oxígeno y altas cantidades de metano.

Los investigadores nombraron al gusano Halicephalobus mephisto, en honor a Mefistófeles, un demonio subterráneo de la leyenda medieval alemana Fausto.

Según el estudio publicado en Nature Communications, su genoma ofrece evidencia de cómo la vida puede existir debajo de la superficie de la Tierra y abre una nueva forma de entender cómo la vida puede sobrevivir más allá de la Tierra, dijo John Bracht, profesor asistente de biología en la Universidad Americana que dirigió el proyecto de secuenciación del genoma.

La secuencia reveló que el genoma codifica una cantidad inusualmente grande de proteínas de choque térmico conocidas como Hsp70, lo cual es notable porque muchas especies de nematodos cuyos genomas están secuenciados no revelan una cantidad tan grande.

Hsp70 es un gen bien estudiado que existe en todas las formas de vida y restaura la salud celular debido al daño por calor. Muchos de los genes Hsp70 en el genoma del gusano del diablo eran copias de sí mismos. El genoma también tiene copias adicionales de los genes AIG1, conocidos genes de supervivencia celular en plantas y animales. Se necesitará más investigación, pero Bracht cree que la presencia de copias del gen significa la adaptación evolutiva del gusano.

Otros casos

Al escanear otros genomas, Bracht identificó otros casos en los que las mismas dos familias de genes, Hsp70 y AIG1, se expanden.

¿Innovación o agilidad?

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Se puede ser extraordinariamente ágil para seguir haciendo más de lo mismo.

Muchas empresas se están embarcando con gran entusiasmo en la implementación del enfoque "ágil". Lo que partió hace 20 años con el "Agile Manifiesto", documento escrito por unos especialistas en desarrollo software que propusieron un nuevo paradigma para el proceso de diseño y codificación de aplicaciones, se ha generalizado al extremo de constituirse en un marco de trabajo que aplica incluso a desarrollos que trascienden el mundo tecnológico.

Existen hoy día varias metodologías ágiles, como SCRUM, KANBAN y otras; se ofrecen cursos y certificaciones asociadas a este nuevo cuerpo de conocimientos y métodos; la transformación digital que está ocurriendo en muchas empresas no podría concebirse ni implementarse sin la aplicación de estas nuevas metodologías; y el enfoque ha trascendido mucho más allá del desarrollo de software que le dio origen.

¿Qué empresa podría decir que no quiere o no necesita ser ágil hoy día? Los mercados y consumidores cambian a velocidad vertiginosa; nuevas regulaciones exigen modificar propuestas de valor completas en corto tiempo; y el time-to-market ha pasado a ser el KPI por excelencia en muchas empresas. Es clave entonces implementar una cultura y procesos ágiles a todo nivel y en todas las áreas de una empresa.

Todo esto está muy bien, pero nuestra experiencia instalando estrategias y procesos para innovar en muchas empresas en Latinoamérica nos ha permitido detectar un error conceptual de alto impacto en la capacidad para innovar, que es muy común: se confunde agilidad con innovación. Claramente, no son la misma cosa: se puede ser extraordinariamente ágil para seguir haciendo más de lo mismo. Basta acudir al diccionario de la RAE para advertirlo. No es lo mismo hacer algo "rápido" que introducir algo "nuevo". No basta con volverse menos engorroso y más eficiente para innovar.

La agilidad como muchos la ven hoy día tampoco aplica en todos los proyectos y contextos. Incluso en el ambiente de desarrollo de software hay desarrollos que por definición no son "ágiles": muchos módulos de software simplemente no se pueden ni se deben implementar en forma "ágil" usando los llamados "sprints" o entregas parciales; mucho del código "core" asociado a la infraestructura de datos y procesos estructurales continuará siendo construido usando la metodología clásica; y por último, no está demás recordar que según el diccionario de la RAE, lo contrario de "ágil" es lento.

Director de Transforme Consultores