Eventos en Venecia y Australia reabren el debate sobre el cambio climático
Las inundaciones extremas en Venecia, los incendios en Australia e incluso un brote de peste en China fueron atribuidos esta semana al cambio climático, e investigadores advirtieron que el calentamiento global podría afectar a las generaciones futuras con enfermedades de por vida.
Venecia declaró el miércoles un estado de emergencia después que inundaciones "apocalípticas" arrasaran la ciudad, anegando su histórica basílica, plazas y edificios centenarios. "Esto es consecuencia del cambio climático", acusó el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro.
Las vías de la ciudad se convirtieron en torrentes furiosos, las balaustradas de piedra se hicieron añicos y las góndolas se estrellaron contra sus amarres mientras la marea alcanzaba un máximo de 187 centímetros.
Es el mayor nivel después del récord de 194 centímetros de 1966, pero el alza del nivel del agua se está convirtiendo en una amenaza habitual para la ciudad turística. "Venecia está de rodillas", sostuvo Brugnaro. "El daño será de cientos de millones de euros".
Del otro lado del mundo, algunas zonas de Australia han sido devastadas por incendios forestales esta semana, en una tragedia que ha dejado cuatro muertos y obligado a comunidades enteras a huir de las llamas. Desde 2016, partes del norte y el interior de Nueva Gales del Sur, junto con el sur de Queensland, sufren una sequía que, según la Oficina de Meteorología, es impulsada en parte por las temperaturas más cálidas de la superficie del mar que afectan los patrones de lluvia.
Las temperaturas también subieron durante el siglo pasado, aumentando la ferocidad de las sequías y los incendios.
EL DILEMA ECONÓMICO
Los vínculos entre el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos se han convertido en una pelea política en Australia, que es el mayor exportador de carbón del mundo. El Gobierno, que apoya esa industria, acepta la necesidad de reducir las emisiones, pero argumenta que una acción ambiental más fuerte paralizaría su economía. Eso enfrenta al país con las vecinas islas del Pacífico, particularmente susceptibles a las temperaturas más cálidas y el alza del nivel del mar.
Una docena de alcaldes australianos se ha unido a las voces críticas contra las autoridades al firmar un manifiesto para pedir al Gobierno que reconozca la relación de la crisis climática y los incendios, que desde julio han quemado 12.000 kilómetros cuadrados en Nueva Gales del Sur y Queensland, una superficie mayor que Jamaica, y han causado cuatro muertos, más de un centenar de heridos y calcinado más de 300 viviendas.
La voracidad de estos incendios, que los bomberos han considerado "sin precedentes", ha motivado a una parte de la ciudadanía, a políticos como los del Partido Verde y expertos a exigir al Gobierno del primer ministro, Scott Morrison, a dejar de lado los debates ideológicos y a escuchar las advertencias de los científicos. "El cambio climático es real, no lo ves", le gritó a Morrison un manifestante durante su gira a las áreas afectadas.
El Gobierno de Australia, cuya economía depende de las exportaciones de minerales que sumaron 188.632 millones de USD (171.149 millones de euros) el pasado año fiscal, asegura que reducirá sus emisiones en un 26-28 por ciento para 2030 (respecto a 2005) en cumplimiento del Acuerdo de París.
Australia contribuye a un 5% del total mundial de la contaminación climática, si se suman las emisiones a nivel doméstico de gases que provocan el efecto invernadero (1,4%) y las exportaciones de gas, combustibles y carbón (3,6%).
CLIMA Y POLÍTICAS
A nivel mundial crece la preocupación por un acción efectiva desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó el acuerdo de París sobre el cambio climático y tomó medidas para desmantelar las protecciones ambientales.
Trump y su par brasileño, Jair Bolsonaro, están entre los pocos líderes mundiales que cuestionan públicamente la explicación científica del cambio climático, a pesar de los devastadores incendios en California y la cuenca del Amazonas, que los ambientalistas culpan al menos en parte del calentamiento global.
Mientras los políticos discuten, crece la preocupación sobre el impacto de un mundo más cálido en la salud.
En China, funcionarios de salud informaron un brote raro de peste neumónica después de que se confirmaron dos casos esta semana en Pekín.
Las implicaciones más amplias para la salud son impactantes. La revista médica Lancet publicó un estudio esta semana diciendo que el cambio climático ya está perjudicando la salud de la gente al aumentar el número de eventos extremos y exacerbar la contaminación del aire.