Consumo de carnes magras previene condiciones de riesgo cardiovascular
La llegada de los días soleados y calurosos generan un cambio en las rutinas cotidianas, pues aumentan los panoramas al aire libre y también se ven modificados algunos hábitos, percibiéndose en muchos una mayor motivación por seguir los que beneficien al estado de salud, realizando más actividad física o llevando una dieta más liviana y saludable.
El aumento del consumo de carnes magras o bajas en grasas es un ejemplo de lo anterior y se puede evidenciar en la venta de este tipo de cortes en relación a otros periodos del año. Es lo que sucede en la cadena de carnicerías "El Carnicero", que según las cifras que entrega su gerenta general, Catherine Escobar, en el caso del pollo, se muestra un alza especifica del 10% en trutros y pechuga, mientras que el pavo aumenta en 5%.
Un incremento que puede asociarse a las ganas de disminuir esos kilos de más o mantener un peso adecuado por una preocupación estética que surge en muchas personas durante esta época, pero que en su opinión también puede dar cuenta de una nueva consciencia sobre el problema de la obesidad en nuestro país y la necesidad de combatirla o prevenirla, entendiendo lo nociva que es y el rol que tiene la alimentación en dichos desafíos.
IMPORTANCIA DE LA CARNE
Es que las carnes magras son las que se recomienda consumir como parte de una dieta balanceada, equilibrada y saludable, según asevera la nutricionista Patricia Oviedo, especialista en Gestión y Calidad, y docente de la Universidad Andrés Bello sede Concepción. Explica que esto es porque sus características nutricionales de aportar alta cantidad de proteínas y baja de grasas contribuye a prevenir condiciones como la obesidad, y también la diabetes, dislipidemias e hipertensión, todas muy prevalentes en nuestro país y factores de riesgo cardiovascular. Por tanto, también sostiene que "las carnes magras contribuyen a la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV)", la primera causa de muerte en Chile y el mundo.
Lo anterior se complementa con la relevancia de incorporar la carne a la dieta. Al respecto, la profesional asegura que "consumir carne es importante, primero, porque su principal aporte es la proteína", nutriente que es parte de la composición de músculos, cartílagos, ligamentos, piel, cabello y uñas, y su consumo es clave para mantener el correcto estado de estos componentes del organismo. Sobre la que entrega la carne, Oviedo afirma que es "una que es alto valor biológico, pues es completa y entrega todos los aminoácidos esenciales que el organismo necesita para su correcto funcionamiento", sobre lo que aclara que "el cuerpo produce ciertos aminoácidos, pero hay algunos que no y deben ser aportados por la dieta, existiendo unos que sólo están en la carne".
Otro aporte relevante de este alimento que menciona la profesional es la vitamina B12, importante para la formación de glóbulos rojos y para el sistema nervioso central; además del hierro hemínico, que también interviene en la formación de glóbulos rojos y de hemoglobina. Así, el déficit de estos nutrientes puede traducirse en el desarrollo de patologías como anemia.
PREPARACIÓN Y CONSUMO
Considerando lo expuesto, surge la pregunta: ¿Qué es una carne magra? A lo que Patricia Oviedo responde que se trata de "todo corte de carne que aporte menos del 25% de grasa total por cada gramo", aclarando que pueden ser del grupo de las carnes rojas (vacuno) o blancas (pollo, pavo y pescados).
En el caso de las rojas, especifica que entre los cortes magros se encuentran el filete, asiento, posta rosada y choclillo: mientras que las blancas son magras por esencia.
Eso sí, la nutricionista advierte que esto puede cambiar según la preparación, pudiéndose transformar una carne magra en una alta en grasas, eliminándose su aporte beneficioso. Eso sucede al freír, pues explica que "al someter el aceite a altas temperaturas se producen ácidos grasos trans y grasas saturadas, que son los perjudiciales para la salud y aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades de riesgo cardiovascular y ECV".
Así, lo que recomienda es preferir las preparaciones sin aceite, ya sea a la plancha, cocida o al horno.
Los aderezos como mayonesa y los acompañamientos fritos como papas fritas también pueden nublar las bondades de los cortes magros, por lo que Oviedo llama a evitarlos.
Por el contrario, resalta que la clave está en seguir las recomendaciones de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABA), que se grafican en el "Plato GABA". En éste, detalla que el 50% debe estar ocupado por verduras, ojalá crudas (ensalada); el 25% corresponde a la carne, que es un trozo de entre 50 y 80 gramos (lo que cabe en la palma de la mano); y el otro 25% es un carbohidrato, que idealmente debe ser del tipo integral.
UNA DISTINCIÓN
Lo planteado por Patricia Oviedo deja en evidencia que los cortes de carne con alto contenido de grasa, que afirma son los más consumidos a nivel nacional, se deben evitar, pues su ingesta se relaciona con riesgo cardiovascular y la evidencia científica también la relaciona con algunos tipos de cáncer como de colon y gástrico si es en exceso.
Aunque, en el caso de los pescados grasos o azules como salmón o atún, la lógica es distinta, ya que aclara que "estos pescados tienen otros componentes en sus grasas que no se consideran perjudiciales, sino esenciales y beneficiosos para la salud, como los ácidos grasos del tipo omega o el colesterol HDL", los que contribuyen a la prevención de las ECV y se asocian a múltiples otras propiedades favorables a la salud.