Difícil realidad de los adultos mayores en Chile
La población en Chile envejece y ya no es una novedad, y sin duda como parte de un fenómeno latinoamericano con características comunes es que se nos plantea como sociedad el tomar parte activa de los desafíos que esto conlleva. Según reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Chile está en el grupo de países con envejecimiento avanzado. De permanecer estables las estadísticas en los próximos años, para 2050 los adultos mayores de 60 años, que constituyen actualmente alrededor del 17% de la población, llegarán al 33%, y los mayores de 79 años, que hoy conforman 2,6%, alcanzarán 8,7%. Si se mantienen constantes las otras variables, a mediados de este siglo nuestro país entraría a la categoría de "híper-envejecido".
Debemos entender como sociedad que, cuando hablamos de "envejecimiento", estamos haciendo referencia al proceso que comienza desde el nacimiento. Dicho proceso nos permite ampliar la mirada en torno a los adultos mayores, ya que consideramos a la etapa de la vejez como un componente dinámico que debemos abordar desde la infancia y en adelante.
Evidentemente, una de las áreas que tiene un impacto en la vida de las personas es la pérdida de la autonomía e independencia funcional en los adultos mayores, y por otro lado la disminución de la participación social en la medida que envejecemos. Según estudios recientes, la mayoría de los adultos mayores de 60 años declara poder realizar actividades básicas de la vida diaria sin mayor ayuda, pero a partir de los 80 años bañarse o hacer las compras solos se vuelven de las tareas más complejas.
En base a estos datos es que se hace imprescindible posicionar la temática como un eje de acción social que nos permita visibilizar la problemática y comprender que los adultos mayores son el desafío que nos propone el Chile actual, que debe considerar al adulto mayor como un integrante activo de la sociedad. Pese a que esta etapa es considerada como el "ocaso" de la vida, se debe cambiar el foco hacia una etapa más de nuestras vidas que trae consigo nuevos desafíos, distintos roles y formas de participación en la sociedad, incluyendo a nuestros adultos mayores en actividades que permitan vincular a nuestros nietos con la historia, con sus experiencias y con el legado de una vida llena de vivencias que aportan al desarrollo histórico, social y cultural de nuestro país.
Debemos darnos el tiempo de escuchar sus necesidades, de respetar sus intereses y de favorecer la autonomía e independencia de los adultos mayores, para que esta etapa se viva plenamente con sus dificultades, pero también con sus fortalezas. Es un llamado de atención que hoy más que nunca debemos preocuparnos por ser una sociedad más inclusiva y comprensiva, y hacernos responsables de ellos, porque inevitablemente todos llegaremos a esta etapa y debemos vivirla en plenitud.
Por otro lado y más urgente aún es la necesidad de abordar las problemáticas actuales antes que los desafíos planteados anteriormente, ya que nos encontramos con condiciones de salud y niveles de dependencia en los adultos mayores en estado crítico. Diferentes estudios demuestran que como sociedad no estamos preparados para enfrentar el envejecimiento de la población y más aún las políticas públicas que permitan asegurar los derechos y el bienestar de las personas mayores no están preparados para enfrentar esta realidad.
Datos de Senama señalan que la mayoría de los/as chilenos/as atribuye la principal responsabilidad por el bienestar de los adultos mayores a los gobiernos (57%) en otras palabras, al sistema político. En un segundo lugar, con 34%, asignan esta responsabilidad a sus redes familiares. Finalmente, la opción que considera al propio adulto mayor ("ellos mismos") solo alcanzó 6% de las preferencias.
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