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"Si liberamos la venta de fármacos el escenario que existe va a ser peor"

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En el último tiempo, la liberalización de la venta de medicamentos sin receta en establecimientos como supermercados o almacenes ha sido tema de discusión. La propuesta, anunciada hace cerca de un mes, surge como una medida del Gobierno para reactivar la economía y como una forma de disminuir el gasto de bolsillo en fármacos y mejorar el acceso, especialmente en zonas del país donde todavía no llegan las farmacias.

La iniciativa se incluyó en la Ley de Fármacos II que se está tramitando en la Comisión de Salud de la Cámara e implica cambiar la legislación vigente que sólo permite vender medicamentos en las farmacias, y por su espíritu e implicancias no ha estado exenta de cuestionamientos, contando con muchos detractores en el ámbito político y sanitario.

Entre los que se oponen a la medida están los profesionales reunidos en el Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos-Asociación Gremial, principalmente porque lo que se propone iría en desmedro de la salud de la población, afirma Ricardo Godoy, presidente del gremio en el Biobío, y múltiples razones sostienen la posición.

¿BIEN DE CONSUMO

O SOCIAL?

Lo primero que aborda el químico farmacéutico, especialista en Ciencias Farmacéuticas, es que "la propuesta se enmarca en una teoría económica que dice que a mayor oferta deberían bajar los precios. Pero, si se razona con esa lógica considera que vender fármacos es como vender chocolates o caramelos. O sea, que es un bien de consumo y, hace años, en la Ley de Fármacos I se definió al medicamento como un bien social y a la farmacia como un centro de salud y no un establecimiento comercial como cualquier otro, y tiene tuición del Ministerio de Salud".

El también decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, opina que la potencial real disminución en el gasto en fármacos que haría la población sería mínima, ya que los que se comercializarían en sitios como supermercados son los de venta libre o sin receta médica, como analgésicos o antiinflamatorios tipo diclofenaco, ibuprofeno y paracetamol, entre otros, que son los más baratos (costo suele estar bajo los mil pesos). "Por tanto, el impacto real que tienen en el bolsillo es muy menor comparado a los para patologías crónicas o enfermedades como el Alzheimer, que son muy prevalentes y cuyos tratamientos farmacológicos son de alto costo", resalta el doctor Godoy. Entre los fármacos caros y por tanto de complejo acceso están también los para tratar el cáncer o patologías psiquiátricas.

DIVERSOS RIESGOS

Aunque lo expuesto es relevante sobre el espíritu de la media, su gran preocupación está en los riesgos directos a la salud de la población que esto implicaría, principalmente en lo relacionado al mayor uso de fármacos sin prescripción médica y de forma inapropiada.

Como contexto, Godoy advierte que "esta medida se implementó hace unos años en Argentina y tuvo que ser rápidamente revertida por el aumento de la automedicación e intoxicaciones por medicamentos"; problemas que ya latentes en Chile y que tiene al consumo irresponsable de los fármacos de venta libre como protagonista. De hecho, el uso indiscriminado de paracetamol o ibuprofeno, que suelen usarse ante cualquier malestar, se ha asociado a problemas gástricos e incluso renales en la población. Un dato más alarmante que agrega Godoy es que "un informe reciente del Centro de Información Toxicológica (Cituc) reveló que de 33 mil llamadas por intoxicaciones por medicamentos recibidas, cerca del 31% tiene que ver con intentos suicidas con clonazepam, quetiapina y paracetamol".

Mirar fármacos dispuestos en góndolas de supermercados podría generar que se pierda aún más el respeto de sus potenciales riesgos e incentivar conductas más descuidadas frente a su administración, sobre todo si no hay mediación de un experto. Al respecto, Ricardo Godoy apunta que si bien en la actual ley se establece que en todas las farmacias debe haber un químico farmacéutico, no hay claridad si eso se contempla en la medida y sostiene que la falta de orientación profesional podría ser otro riesgo (ver recuadro).

Desde allí, recalca que todos los medicamentos tienen una acción e indicación específica, una manera apropiada de administrarse, se asocian a efectos adversos (unos más graves o inmediatos que otros) y a riesgos de intoxicación si se consumen de manera inadecuada.

En este sentido, hace énfasis en que en Chile ya existe desregulación y riesgos a la salud por la venta de medicamentos por internet y las cada vez más abundantes "farma-ferias", advirtiendo que "si liberalizamos la venta de fármacos el escenario que existe va a ser peor y, finalmente, el gasto al bolsillo personal y al sistema sanitario podría ser mayor", debido a los riesgos implicados.

¿Qué hacer? De forma personal y como representante del gremio, cree que lo trascendental es que en la discusión de este tipo participen autoridades políticas y representantes de organismos del área sanitaria y la industria farmacéutica, pero también del mundo académico, científico y experto, porque es la vía "para consensuar y tomar la mejor decisión para generar una propuesta que realmente sea factible de implementar", finaliza.

rol del químico farmacéutico

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La legislación establece que todas las farmacias deben estar bajo la tuición de un químico farmacéutico y según Ricardo Godoy el papel de estos profesionales es clave, primordialmente en la orientación para una correcta admnistración de los fármacos. Enseñar cómo preparar un antibiótico en formato de "suspensión oral" para que quede homogéneo y se cumplan las dosis indicadas por el médico, o explicar cómo usar adecuadamente dos antipiréticos para tratar un mismo cuadro son dos simples y cotidianas situaciones en las que se cometen errores, pero donde el profesional puede ayudar.