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Consumo de alcohol puede ser fatal si se usan medicamentos

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No se puede negar que, en general, durante la celebración de Fiestas Patrias es común cometer excesos con la comida y también con el alcohol. Ambos abusos pueden tener efectos negativos en la salud, como el aumento de peso, pero hay muchos otros riesgos asociados, principalmente en lo que tiene relación con la ingesta de bebidas etílicas, algunos menos conocidos que otros, pero que es preciso considerar para no nublar el festejo con consecuencias lamentables.

Paula Molina, química farmacéutica de Farmacias Ahumada primero menciona los problemas gastrointestinales que podrían gatillarse. "El alcohol es irritante, por lo que el consumo en exceso genera daños en la mucosa que reviste el esófago y las paredes estomacales, desarrollando una gastritis que puede quedarse de forma permanente", comenta.

CUIDADO CON LOS FÁRMACOS

Pero, el principal énfasis de su advertencia está en las personas que mantienen tratamientos con fármacos. "La interacción que los medicamentos pueden generar con bebidas alcohólicas puede llegar a ser fatal, potenciando el efecto de éstos o generando altos niveles de toxicidad en el organismo", asevera.

Desde náuseas, vómitos, debilidad y confusión hasta la disminución de la presión arterial son parte de las reacciones adversas de mezclar medicamentos con alcohol que menciona Molina, por lo que destaca que "es importante que los pacientes -sobre todo crónicos y aquellos que están enfrentando patologías psiquiátricas- que deben consumir periódicamente fármacos sean conscientes que la mezcla puede generar una toxicidad de tal magnitud que desencadene serios problemas cardiovasculares y hasta la muerte", evitando consumir alcohol.

Desde allí, la profesional se detiene en los antiácidos y recubridores estomacales como el omeprazol, que por el "18" experimentan un aumento en su venta, usados como método de "prevención" o para lidiar con los efectos de los excesos. Pero, tampoco se debe abusar, todo del omeprazol, pues afirma que puede causar afecciones óseas y renales en el largo plazo, además de efectos inmediatos como las náuseas, estreñimiento y cefaleas.

De la sala de clases al contacto directo: aprendizaje experiencial

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Si por un momento nos detenemos a pensar cuándo aprendimos a andar en bicicleta, en muchos de nosotros debe venir a la memoria el recuerdo de habernos caído, levantado, vuelto a caer y así, poco a poco, haber mejorado hasta lograr estabilizarnos para pedalear sin parar, durante un largo trayecto. Este aprendizaje es el resultado de la vivencia y de la experiencia.

A un niño no se le debería enseñar qué es una flor, si no que se le debe llevar al patio, al campo, invitarlo a observar una flor en el contexto de las demás flores, para que pueda tocarla y olerla.

Todos los aprendizajes de nuestros niños deberían ser extraídos principalmente de la realidad, en directo, y no de las fotografías, los vídeos o los libros, encerrado entre las cuatro paredes de una sala de clases. Solo así, de manera natural, no lo olvidará nunca. Lo que se ve, se oye o se toca es el núcleo central de todo aprendizaje. Tal como aprender a andar en bicicleta.

Aprender es un proceso activo, por lo que, es evidente que mientras más experiencias prácticas les facilitemos a los niños y niñas, más curiosos y hábiles serán. Es importante que los adultos facilitemos salidas pedagógicas que serán positivas a cualquier edad, ya que es en estas instancias en donde niños y niñas entran en contacto directo con el medio natural y cultural al cual pertenecen.

El salir de la sala de clases va a favorecer el desarrollo del pensamiento, ya que supone recibir información, contacto directo con la realidad e investigación, por lo que favorece el aprendizaje significativo. Con esto se pueden trabajar todos los ámbitos de experiencia, de forma lúdica y flexible. Las salidas de la sala de clases tienen para los niños un carácter lúdico. El salir, el cambiar, el hacer algo diferente les produce sentimientos de alegría e interés. Los niños deben empezar a aprender en la naturaleza, en el entorno, a través de la exploración innata, el descubrimiento y el juego y es por esto que, en el marco de las nuevas Bases Curriculares de la Educación Parvularia, el espacio educativo juega un rol muy importante, siendo concebido como un tercer educador. Cualquier lugar y momento donde interactúen las educadoras y párvulos, dentro o fuera del establecimiento, puede constituirse en un ambiente de aprendizaje. Cuando se hace referencia a los ambientes de aprendizaje, no solo se está aludiendo al aula de un establecimiento, sino a los más diversos escenarios donde se organizan y tienen lugar relaciones educativas, tales como una plaza, un lugar de trabajo, una cancha de deportes, un museo, etcétera.

El Aprendizaje Experiencial nos proporciona una oportunidad extraordinaria de crear espacios para construir aprendizajes significativos. Es por esta razón que no debemos desaprovechar los espacios con los que contamos fuera de la sala de clases. Los primeros 6 años de vida de las personas son esenciales en su desarrollo y aprendizaje y se convierten en la base de lo que podrán ser y aprender a lo largo de toda la vida. Cuando se alienta y favorecen las condiciones para que los niños jueguen y exploren, ellos aprenden y avanzan en su desarrollo social, emocional, físico e intelectual. Es la experiencia la que nos enseña a incorporar sensaciones, sentimientos, valores, comportamientos y principios que marcan huellas imborrables a lo largo de la vida. El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información.

jefa de carrera Tec. Educación Parvularia, CFT Santo Tomás

"Todo tipo de alergia se puede expresar en cualquier edad de una persona"

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Congestión, rinorrea (secreción) y picazón nasal, estornudos, tos y a veces irritación de los ojos. Algo que une a estos síntomas es que son compartidos por resfríos y crisis de rinitis alérgicas. Por lo mismo, en la consulta de los médicos es frecuente que acudan pacientes preguntando por una condición cuando, en realidad, están frente a la otra.

Así lo asevera el otorrinolaringólogo Álvaro Valenzuela, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Las Higueras de Talcahuano y encargado de la especialidad en la Clínica Biobío de Concepción. "Muchos llegan consultando porque dicen que su hijo o el mismo paciente se resfría a cada rato, detallando cuadros de dos a tres días, que luego pasa y se repite, y así varias veces", cuenta. Pero, lo claro afirma, es que "uno se puede resfriar en el invierno una o dos veces, pero si son cinco o más no es un resfrío, sino que es una alergia que se está manifestando".

Junto con la frecuencia como aspecto diferenciador, el especialista añade que "un resfrío es un cuadro agudo inflamatorio causado por un virus que parte lento y es progresivo, es decir, el paciente se siente un poco mal y tras unas horas o de un día hacia otro comienzan síntomas como congestión y rinorrea nasal. Las crisis de alergia parten brusco: sales de la casa y hay un alérgeno como el plátano oriental y comienza de inmediato".

Comenta que otra distinción tiene que ver con que los resfríos habitualmente conllevan compromiso del estado general del cuerpo y se asocian a malestar y sensaciones como desgano e incluso fiebre, pero afirma que "en las crisis de alergia las personas pueden estar incómodas, con la nariz tapada y los ojos irritados, ocasionalmente podrían sentirse cansados por haber dormido mal a causa de la alergia, pero en términos generales las personas no se sienten mal".

A CUALQUIER EDAD

Conocer las diferencias de las condiciones es importante para tomar las medidas adecuadas, como ir a un especialista, sobre todo pensando en que resfríos y alergias requieren manejos distintos; mientras los primeros son cuadros agudos, las segundas están presentes a lo largo de la vida y se exacerban o manifiestan en ciertos periodos, como la primavera, por la mayor presencia de alérgenos en el ambiente producto del florecimiento de diversas plantas y el polen. Esto, incluso en adultos que antes no las habían experimentado.

Según explica Valenzuela, esto tiene que ver con que "todo tipo de alergias, tanto rinitis alérgica como las de piel o conjuntivitis alérgica, se puede expresar en cualquier edad de una persona. Lo más normal es que partan antes de los 10 años e incluso ahora se están viendo antes de los 3 años, pero pueden partir a los 20, 30 o 40 años", y aclara que en edades avanzadas las alergias tienden a disminuir por la reducción natural del funcionamiento del sistema inmune, que lleva a que el organismo no "sobre reaccione". "Por eso, las personas son menos alérgicas en la vejez que lo que fueron de jóvenes", apunta.

-Primero, porque para que algo dé alergia hay que estar expuesto al alérgeno. Por ejemplo, si alguien vivió toda su vida en Calama donde no hay plátano oriental y a los 40 años de edad se traslada a Concepción donde sí está el árbol, entonces la alergia se desarrolla a esa edad al exponerse.

Además, para desarrollar una alergia se necesita tener una dosis de aquello a lo que eres alérgico, entonces tiene que ver con cuánto te vas exponiendo. Así, hay quienes son muy sensibles y rápidamente desarrollan la alergia y otros que pese a que tienen los genes de la alergia la expresan de forma más tardía porque su organismo resiste más exposición.

-Si una persona sospecha que tiene -o su hijo- una alergia conviene que consulte. Lo principal es confirmar el diagnóstico, haciendo exámenes que permitan evaluar a qué y cuánto es alérgico, y así también aprender a manejarla. La mayoría de las personas alérgicas no requieren de un profesional que le esté diciendo mes a mes o cada seis meses cómo tratarse; la mayoría va al médico para tener las herramientas para hacer su tratamiento y si en alguna oportunidad hay algo que no mejora con las medidas habituales, entonces es necesario acudir de nuevo a la consulta de un médico.

-Desarrollar alergias tiene que ver principalmente con factores de riesgo familiares. Si se es hijo de dos padres que no son alérgicos, es poco probable ser alérgico. Si uno de los padres es alérgico hay cerca de 30% de probabilidades de serlo también y si los dos lo son esto aumenta aproximadamente al 60%.

-Si el niño no tiene manifestaciones de alergia no es necesario hacer evaluaciones ni exámenes como el test cutáneo (prueba en la que se deposita en la piel distintas gotas que contienen alérgenos). De hecho, éste se indica hacer después de los 4 años y medio de edad, porque antes tiene poca validez. En niños pequeños muy alérgicos podría probarse con el examen, pero creo que no corresponde hacer este tipo de pruebas a los niños sólo para saber, con ellos hay que tratar de ser lo menos invasivo posible.