"La filantropía siempre ha existido, pero ahora está más visible para el público"
Está cada vez más institucionaliza, colaborativa y mejor armada en Chile. Se trata de la filantropía que, en general, se enfoca en el amor por la especie humana y a todo lo que a la humanidad respecta, expresada en la ayuda desinteresada a los demás.
Así al menos lo cree la abogada española Rosa Madera Núñez, experta en temas de este tipo e impulsara de proyectos con impacto social y quien estuvo en Concepción para participar en una actividad en alianza con el Banco de Chile, en que se reunió con familias de la zona que quieren desarrollar proyectos en estas áreas que vayan en directo beneficio de la comunidad.
En conversación con este medio, la profesional cree que el mercado está cambiando mucho en cuanto a sus relaciones, la visibilidad que están buscando los empresarios sobre estas causas y la necesidad de mayor inversión social en el país.
- Eso las hizo ser más transparentes, de dar más visibilidad a sus trabajos o sus modelos de negocio, pero la filantropía siempre ha existido por parte de familias empresariales, pero ahora está más visible para el público gracias a una dirección ejecutiva mucho más abierta que busca causas que apoyar. Hay una sensibilidad y la gente sabe a donde ir a buscar respaldo para temas sociales, aunque las fundaciones también buscan sus propios proyectos para respaldar otras causas. Además, el 2011 apareció una nueva ley para el marco de donaciones. Hay 250 mil organizaciones sin fines de lucro en Chile y de esas unas 17 mil son fundaciones y otras, con patrimonio para donar, son unas 15 o 20, como familias empresariales.
- A educación, donde, por ejemplo, hay universidades privadas que reciben mucho apoyo; también está lo relacionado con el medioambiente, donde casos como los de Douglas Tompkins puso más en el candelero la conservación. Sobre el primer ítem, hay mucho respaldo en formación primaria, donde hay mayor necesidad. También, gracias a la Ley Valdés, hay mucho en cultura.
- Está la fundación Alerce, de Nicolás Ibáñez, la familia Mustakis en el sur de Chile, hay mucha gente que está comprando terreno en esa zona del país para conservación e ideas de gente joven que está replantando la Patagonia, el cuidado de los humedales, entre otras cosas.
- Lo que vi es que se quieren hacer cosas, pero hay desconfianza. En todo caso, hay trabajo con el adulto mayor, primera infancia, aunque se aporta con talento y tiempo.
- Hay de todo, pues surge gente que coloca un cheque y desaparece, otra que dona dinero y se involucra, como también la que suma todo eso más talento. La filantropía hoy está, además, involucrada con redes a fin de que el problema social se resuelva.
- De acuerdo a mi experiencia, con empresarios y gente con la que he trabajado, he observado que la vida ha sido generosa con ellos, devuelven la mano. Al final te das cuenta que se debe apoyar y no quedarse solo en el trabajo. Si vibra con el tema de respaldar a los niños, hay que dedicar tiempo y ojalá enfocarse en filantropía, valor compartido, responsabilidad social, es decir, hay distintas dinámicas.
- Desde el 2011 existe un marco único de donaciones, está la Ley Valdés en el plano cultural, otra de rentas municipales, pero debería haber uno para todos, algo que el gobierno desea empujar, pues hoy es demasiado enredado.
- Eso es lo que debe cambiar en cuanto a percepción, porque se piensa que debes ser un Luksic, un Angelini, Solari o un Ibáñez porque tienen un patrimonio detrás, pero en filantropía todo vale, porque con un millón de pesos le puedes cambiar la vida a un niño o ayudar a un adulto mayor con medicina. O sea, no hay que ser millonario, como todo en la vida, como manejes tu patrimonio o manejes tu fundación puedes generar impacto. Ayudar, por ejemplo, a la mujer que hace la limpieza con un poco más de dinero puede ser importante para ella.
- Es amor al ser humano, es una forma de apoyar y dar generosidad de distintas maneras y con fines económicos o de otros. La idea es democratizar esto con amor, tiempo o dinero. Se pueden dedicar tres horas a la semana a un hogar de ancianos en ayuda en vez de ver televisión. En el fondo, esto hay que abrirlo más y no pensar solo en los grandes filántropos como Bill Gates.