Expertos creen que reducir jornada laboral debe considerar deuda y productividad
Reducir las horas laborales o mantenerlas. Eso es lo que mucha gente se pregunta hoy luego de la propuesta de la diputada Camila Vallejos de bajar de 45 a 40 las horas laborales a la semana y del gobierno, que apunta de dejarla en 41, pero con flexibilidad.
Si bien el tema aún está en discusión, ya hay voces que cuestionan esta medida, como la de Alfredo Meneses, gerente de Asexma Biobío, quien afirmó que cuando se mezcla un tema político, casi electoral, con uno técnico con repercusiones económicas, el resultado nunca es bueno. "Me parece que en este tema la discusión ha ido por el primer carril y con muy poco análisis. Por ejemplo, la realidad de las empresas de hoy y del mundo del trabajo no considera la variable endeudamiento", apuntó.
Eso porque, según comentó de acuerdo a un análisis que hicieron, lo que más piden los trabajadores son horas extras, algo que no se condice con la realidad que ven los parlamentarios desde el Olimpo y no observan que la gente necesita hoy mayor liquidez para enfrentar las deudas. Por ende, cree que si el escenario es disminuir las horas, en ese tiempo no se irá a su casa, sino que buscará otra fuente de ingreso.
POCO REAL
En consecuencia, señaló que el estudio que hacen los congresistas es bastante poco real y le parece pésimo que se utilice a la Conupia para justificar una medida de esa naturaleza, porque metan a todas las pequeñas y medianas empresas al mismo saco.
De todas formas, el ejecutivo estima que es viable reducir las horas, pero debe ser "un transitar de acuerdo a los tiempos, pues el país hoy no está en condiciones de enfrentar una decisión de esa naturaleza. Actualmente estamos viviendo momentos bastante complejos por esa guerra comercial entre EE.UU. y China, pensando que son nuestros principales socios, en que más del 50% del PIB regional proviene del comercio exterior".
Es así, remarcó Meneses, que siempre es sano mejorar las condiciones de los trabajadores, pero debe ir de la mano con un análisis realista, donde debe primar la sobrevivencia de la empresa, sino, no se saca nada con hacer todo de forma idealista.
PARECE POSITIVO
A su vez, Luis Felipe Slier Muñoz, director de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián Concepción, agregó que las jornadas laborales reducidas en cuatro horas semanales implican, al mes 16 horas menos que las actuales. Dependiendo del sector económico se puede señalar que pudiese resultar positivo, ya que permitirá ajustar de común acuerdo con el empleador jornadas laborales diferenciadas, pero en otros sectores pudiese afectar y debiesen suplirse esas 16 horas al mes, como pueden ser, por ejemplo, centros asistenciales que requieren de horarios de atención las 24 horas al día.
Sobre la opción de llegar a tres días de descanso a la semana, el académico cree que dependerá del sector económico en el cual se esté analizando la situación en particular, y de la naturaleza del trabajo y de la flexibilidad de ajuste de jornada que se pueda acordar con el empleador. "La naturaleza del trabajo y la necesidad de continuidad del servicio son aspectos clave al momento de definir días de descanso. En algunas áreas, se puede recomendar como una idea potenciar los servicios que no requieren su tramitación presencial y potenciar los sistemas on-line, por ejemplo", apuntó.
Remarcó que más que de la mano de la flexibilidad, debiese considerarse un cambio cultural, en el cual todos "ponderemos y evaluemos nuestra productividad y trabajo efectivo en nuestros ambientes laborales. También faltan mucha conversación y análisis de qué significa flexibilidad, ¿será horaria?, ¿será contractual?, ¿funcional?, entre otras. Estos aspectos se deben analizar con detención para tomar una decisión adecuada y que no genere efectos negativos en ningún actor".
ADOPTAR MEDIDAS
Mientras Marcelo Goldsmith, abogado director de Goldsmith y Cía Abogados y Abogadosconsultores.cl, sumó un aspecto clave: la productividad y si esta se vería afectada.
Al respecto, dijo que es un concepto complejo, por cuanto responde a muchas variables. Una de las principales es la excesiva extensión de la jornada de trabajo, la que de acuerdo a la actual legislación laboral podría extenderse hasta 12 horas diarias, sumando las 10 horas ordinarias más 2 horas extraordinarias máximas que establece el Código del Trabajo.
"Esta situación, unida a condiciones de trabajo deficitarias y otros factores exógenos como los prolongados tiempos de desplazamiento al lugar de trabajo y el estrés laboral, determinan que los trabajadores registren una baja productividad final, por lo cual se hace necesario no solo regular la extensión de la jornada, sino también adoptar medidas al interior de la empresa para mejorar las condiciones de empleo y seguridad que contribuyan a incrementar el rendimiento laboral de los trabajadores. En esa dinámica resulta interesante combinar la reducción semanal de la jornada con medidas de flexibilidad laboral", explicó.
Añadió que la decisión de disminuir la jornada ordinaria de trabajo tiene diversos enfoques. Desde el de los trabajadores, si la disminución considera mantener sus remuneraciones intactas, sería un avance en la calidad de vida, por cuanto la disminución de jornada supone que el trabajador cuente con mayores tiempos de descanso, lo que podría implicar un mejoramiento de su productividad, menos accidentes del trabajo y en definitiva mejor calidad de vida, aumentando tiempos de esparcimiento y vida familiar. Sin embargo, desde el enfoque del empleador, esta disminución implica un aumento del costo remuneracional con disminución de horas de trabajo disponible, lo que obligaría a suplementarlas con la contratación de nuevos trabajadores lo que conlleva aumento de costo laboral inmediato.