Segundo montaje de la compañía local Teatro La Porfía, este jueves y viernes, a las 19.30 horas, están programadas las funciones del estreno de "Una pala y un sombrero", en Artistas del Acero (valores desde $ 2.000).
Con dramaturgia de Menchy Macaya y dirección de Cristóbal Troncoso -Teatro La Concepción y Reconstrucción-, el título aborda una trama, que se interna en un recóndito lugar del campo chileno. Juana y Casilda, madrina y ahijada, respectivamente, debaten sobre si acoger o no a un perrito que merodea por el lugar.
La anterior es la excusa para ir escarbando en historias íntimas que han permanecido ocultas. "Se vuelven cómplices confidentes la una de la otra se revela un peligroso secreto", comenta Troncoso, sobre el relato escénico que comenzó a trabajarse desde abril pasado.
El animal comprende a una presencia no física, aunque resulta muy importante. "Efectivamente, el perro tiene una presencia importante en cuanto al giro temático de la obra", señala el director sobre este segundo estreno de la compañía fundada por Francisca Díaz en noviembre de 2018.
LEJOS DEL REALISMO
Considerando lo realista y naturalista que resulta la historia, Cristóbal Troncoso apostó por una puesta en escena de tonos más fantásticos, apelando al teatro físico y cruzándose con otras expresiones artísticas.
"No he querido que la obra se aborde desde lo realista, sino que apelando a lo físico, un poco desde la danza, pero sacándola de lo cotidiano y acercándola más al expresionismo (luces y movimiento de actores). Las secuencias corporales y estructuras de movimiento no necesariamente están acorde a lo que realmente sucede en el plano", dice el también actor formado en la UDD entre los años 2004 y 2007.
Para llevar a cabo el montaje protagonizado por Francisca Díaz, Raúl Pizarro y Maricarmen Ramos, se contó con la presencia de Wuñelfe Visuales, proyecto liderado por Paulo Meyer, artista visual y teórico del colectivo a cargo de estas piezas que durante la obra de 54 minutos entra como otro personaje sorpresa.
"Eso también aporta para sacar el texto de lo realista", apunta Troncoso sobre un trabajo que -insiste- apuesta por la expresión con toques fantásticos desde la mitología campestre y lo que ello implica. "Con mucho énfasis en lo visual", refiere sobre su séptimo montaje como director, desde su debut con "Omar", inspirado en la poesía de Omar Lara en 2010.
- Creo que uno de los grandes valores que tiene esta obra es el talento de Menchy (Macaya) al rescatar el lenguaje del campo, a través de sus palabras y modismos. De alguna manera, el texto es muy inteligente, porque no se tiene claro en que tiempo estamos. Presenta la atemporalidad del campo, donde los problemas son otros, como también el ritmo del tiempo. Son problemas domésticos, y a través de esa contemplación bucólica empiezan a desenterrarse historias fascinantes.
Por lo mismo, señala, es que posterior a las funciones programadas, la idea es girar con la obra. Hemos invertido harto trabajo y se han sumando varias personas con un espíritu colaborativo.