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Demuelen puente italiano donde murieron 43 personas

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Los dos pilares que quedaban aún en pie del puente Morandi de Génova (noroeste de Italia), que en agosto de 2018 se derrumbó en parte causando la muerte de 43 personas, fueron demolidos ayer de manera controlada con una espectacular explosión en la que se utilizó cerca de una tonelada de dinamita, informaron las autoridades.

Pasadas las 9.30 horas en Italia, se oyó una sirena y se accionaron los chorros de agua para crear un muro que evitase la difusión de las partículas de polvo, y luego, con la explosión de las 15 cargas colocadas, los dos pilares del puente se desplomaron en 6 segundos.

Para esta demolición se puso en marcha un plan de seguridad en el que participaron unos 400 agentes de las fuerzas del orden, se cortó todas las carreteras adyacentes y se evacuó a 3.500 personas que podrán regresar a sus casas cuando se comprueben los niveles de polvo en el aire y la presencia del amianto que contenía el cemento del puente. Con el objeto de evitar la difusión de estas partículas durante horas, se lanzó por varias horas litros de agua en dirección al puente.

El alcalde de Génova, Marco Bucci, aseguró que la demolición, considerada "sin igual" debido a que se ha hizo en pleno centro urbano, fue un "éxito" y añadió que ahora empezará la verdadera reconstrucción, que está previsto termine en la primavera de 2020.

El nuevo puente costará 202 millones de euros y contempla una cubierta de acero de 1.100 metros de longitud, con 19 pilares elípticos separados por 50 metros.

El 14 de agosto, se derrumbó un tramo del puente Morandi, causando la muerte de 43 personas y dejando sin casa a cerca de 300 familias, pues sus viviendas estaban bajo el puente. El Gobierno culpó de inmediato a la concesionaria italiana Autostrade per l'Italia, pues era la responsable de la gestión y mantenimiento del viaducto. La Fiscalía de Génova investiga a veinte personas.

Trump a Bolsonaro, sobre una solución en Venezuela:"Las cosas llevan tiempo"

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El Presidente Donald Trump pidió paciencia ante la crisis política en Venezuela y aseguró que transiciones de ese tipo "llevan tiempo", al reunirse en Japón con su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro.

"Las cosas llevan tiempo. Estamos del lado del pueblo de Venezuela", dijo el Mandatario de Estados Unidos al comienzo de su encuentro con Bolsonaro durante la cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka, donde también concurre el Presidente Sebastián Piñera.

El gobernante aludió así al estancamiento de la estrategia estadounidense en Venezuela, donde hace cinco meses que Trump reconoció como presidente legítimo al líder opositor Juan Guaidó, quien sin embargo no ha logrado desestabilizar a Nicolás Maduro.

En las últimas semanas, la Casa Blanca ha moderado su discurso contra Maduro, pero fuentes oficiales consultadas por EFE aseguran que los esfuerzos para presionar al chavismo siguen, aunque no se hagan públicos. Aun así, ayer Washington informó sanciones económicas contra Nicolás Maduro hijo (ver recuadro).

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SARCASMO

El Presidente de EE.UU. también habló de Venezuela con su par ruso, Vladimir Putin, aunque no se informó el detalle de lo conversado.

En su primera reunión desde que el fiscal especial Robert Mueller concluyó que Rusia tuvo amplia injerencia en la campaña estadounidense de 2016, Trump sonrió y, luego de la pregunta de un periodista, advirtió a Putin en tono sarcástico y usando un dedo acusador: "No interfieras en la elección".

La reacción demócrata no se hizo esperar. El líder del bloque de senadores demócratas, Chuck Schumer, dijo que el blanco del chiste es EE.UU. y "el único que ríe aquí es Putin".

"El Presidente Trump básicamente le da luz verde a Putin para que interfiera en 2020", tuiteó Schumer. Putin ha negado reiteradamente la conclusión del informe que apuntó a Rusia por interferir en las elecciones de 2016.

En otra reunión bilateral, Trump calificó a la canciller alemana, Angela Merkel, como una "gran amiga" y "una persona fantástica". Trump valoró su relación con Merkel como "grandiosa", pese a las divergencias entre ambos en temas claves como el comercio internacional, la política climática y los conflictos internacionales, y en la misma semana en que él criticó a Alemania por la morosidad en sus pagos a la OTAN.

Asimismo, el Presidente de EE.UU. se mostró muy cordial con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, con quien habló largamente. Fue criticado por eso, pues pocos días antes, un informe de una experta de la ONU implicó a Bin Salman en la muerte del periodista Jamal Khashoggi.

El momento más inusual fue cuando al Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, le señaló su asiento. Según La Moncloa, el estadounidense solo bromeó y le subrayó que tenía "un buen sitio" en torno a la mesa.