En Chile hay más de 3 millones 500 mil estudiantes cursando desde la educación parvularia hasta la enseñanza media, y más del 90% pertenece a establecimientos públicos o particulares subvencionados; es decir, que reciben aporte estatal. No obstante, al mirar los resultados en términos académicos, la brecha que existe es evidente y en desventaja de la mayoría de los niños y adolescentes, o sea, los que se están formando en los contextos más vulnerables.
La Prueba de Selección Universitaria es un lamentable ejemplo de ello: solo el 26,8% de los puntajes máximos nacionales corresponde a jóvenes que estudian en colegios con aporte estatal, pese a ser el 89% de quienes rinden la evaluación. Pero, obviamente, esto se evidencia desde mucho antes y la experiencia de la Fundación Enseña Chile (eCh) da cuenta de ello, sobre lo que la directora para Biobío y Ñuble, María Consuelo Barrios, manifiesta que "en la Región, tenemos un promedio de atraso de contenido curricular de dos años y medio. Es decir que un estudiante de primero medio sabe lo que uno de séptimo básico debe saber".
Ese es el contexto en el que se inserta la entidad que en 2009 inició el trabajo con el que buscan acortar las distancias que separan a los escolares en Chile y contribuir a la igualdad desde la convicción de que todos tienen derecho a recibir una educación de calidad, ya que las dificultades de acceso son un síntoma de una enfermedad que si no se trata se vuelve crónica, pues repercute negativamente en las oportunidades y proyecciones futuras de los alumnos.
Cambiar la realidad es el desafío, destaca Barrios, y para ello eCh lleva a las aulas un modelo innovador de enseñanza-aprendizaje, que se basa en la evidencia empírica que demuestra que el progreso académico está correlacionado con el ambiente del aula. Así, el foco es diversificar las metodologías y didácticas, pero sobre todo desarrollar clases con propósito y basadas en el vínculo, pues resalta que lo primordial es entender dónde están los estudiantes en términos de lo que saben y atender su contexto, intereses, proyecciones, sueños y competencias socio-emocionales. De esta forma, afirma, lo que se planifica es una clase donde los contenidos curriculares se abordan de formas que permitan fortalecer o mejorar los aspectos que se han evidenciado de la realidad integral de los alumnos.
Esto es implementado por profesionales de distintas disciplinas, ya sea profesores o de carreras conducentes a licenciatura, que durante dos años trabajan una asignatura en un determinado establecimiento, todos de los cuales "tienen un índice de vulnerabilidad superior al 50% y con cursos que van de séptimo básico a cuarto medio", detalla Barrios.
IMPACTAR A MÁS
Actualmente, Enseña Chile tiene a más de 200 profesionales en salas de clases de 119 escuelas y liceos en 63 comunas y 9 regiones de norte a sur. En Biobío y Ñuble, precisa María Consuelo Barrios, hay 16 agentes de cambio. Y es que con el modelo, eCh no solo ha marcado una diferencia en los establecimientos educacionales a los que ha llegado por ser algo distinto, disruptivo, sino porque a través de distintas encuestas y evaluaciones han podido cuantificar y reconocer los resultados exitosos, asegura.
Uno es la prueba SEPA, instrumento de medición de logros académicos elaborado por Mideuc de la Universidad Católica, que se aplicó en 2018 a grupos de profesores y estudiantes de eCh, y evidenció que los docentes de la fundación están logrando que los alumnos avancen 0,48 de desviaciones estándar, lo que es 2,4 veces más que lo que lograrían con un profesor "promedio" en un año.
Por eso, Barrios tiene certeza que están transitando por el camino correcto, que el trabajo de la entidad y el modelo está dando ricos frutos, y que efectivamente están aportando a su principal objetivo que es brindar una educación de mejor calidad y así también un mundo de posibilidades a miles de niños y adolescentes, donde el anhelo es que cada vez sean más.
Así, uno de los más importantes retos para la fundación a nivel nacional y local, sostiene la directora regional para Biobío y Ñuble, "es crecer" y es el que ella, que asumió hace pocos meses su cargo, toma como suyo y afirma que de ahora hasta 2020 pondrá sus esfuerzos para "alcanzar la escala de 30 profesores haciendo clases en Biobío y Ñuble. Como tenemos 16 y los que está en primer año ingresarán al segundo, necesitamos 22 asignados que se queden trabajando entre ambas regiones".
La relevancia de lograr esta cifra, sostiene, es que "permite abarcar más territorios o generar mayor impacto en un mismo establecimiento. Con 30 profesores, el número de estudiantes a los que podemos impactar y la cantidad de vidas que podemos transformar es mucho más alta que con 16".
Esto trae aparejado otro desafío y, felizmente, no se relaciona con cautivar el interés de potenciales docentes, pues con alegría María Consuelo Barrios afirma que "es importante la cantidad de postulantes que año a año recibimos; lo más complicado ha sido asignar plazas al 100% de los seleccionados que tenemos en la Región".
Por ello, así como extiende la invitación a los profesionales a postular, pues la convocatoria está abierta todo el año en www.ensenachile.cl, cree que es importante que más establecimientos se interesen por trabajar colaborativamente junto a eCh y si bien asevera que que como equipo no se cansarán de golpear puertas para mostrar su experiencia a las comunidades educativas y crecer, también convoca a que sean éstas las que se acerquen, conozcan el modelo y se atrevan a involucrarse para aportar en el necesario cambio.