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Viñateros de Biobío avanzan, pero con algo de rezago

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Guillermo Vega es un agricultor de la zona de Rere, en la comuna de Yumbel, y productor de vino país, una cepa que abunda en los valles de Biobío e Itata.

El mismo gestionó una cooperativa que tiene personalidad jurídica hace un año atrás con 20 socios, todos pequeños agricultores, cada uno con un promedio de 1,5 hectáreas a 2 hectáreas de viñas.

Este es el segundo año en que están embotellando y ese es el objetivo principal de la cooperativa.

Admite que el tema de la comercialización es uno de los escollos más difíciles de salvar, pero como la producción tampoco es tanta, porque la capacidad de bodega es muy reducida (10 mil litros), no es algo que les complique.

La idea no obstante, es poder ampliarse. La idea es llegar de aquí a dos años a unos 40 mil litros. Dada la baja capacidad de la bodega, cada uno vinifica también en forma particular o vende uva, precisa Guillermo Vega.

apoyo desde la academia

A diferencia de lo que pasa en el Valle del Itata, que han logrado visibilizarse mejorando la calidad y con ella el precio de sus mostos, Vega reconoce que los productores del Valle del Biobío y de Florida, van con algo más de rezago. "En nuestros sectores hay mucho pequeño viñatero que han vendido sus viñas y esos suelos hoy están cubiertos con pinos y eucaliptos. Para evitar eso, asociarse es la solución para los quedamos."

Pero no están tan solos. Hoy cuentan con asesorías de la Universidad Federico Santa María, para el tema de mejoras en los procesos de producción. Más lejos se ve el tema del marketing. "Estamos trabajando en eso", dice y agrega que la cooperativa es la posibilidad que tiene el pequeño viñatero. "Al asociarse es mucho más factible que logremos algo más importante".

Agrega que esta es una cooperativa agrícola y vitivinícola , es decir, tenemos un abanico bastante amplio, puesto que la gran mayoría de nosotros somos multirubro, es decir, no vivimos solamente de la viña.

Este año, la producción fue bajísima y, los precios también. Hubo gente a la que le fue muy mal en producción, lo que no se habían visto hace mucho tiempo. Bajar un 20 a 30% de lo que producían es mucho.

Vega explica que el principal factor y que más daño hizo fueron las heladas del 1 y 2 de octubre, "irreparable". "Como la helada es por sectores de acuerdo a los chequeos que hemos hecho nos perjudicó de Cabrero al sur".

En ese diagnóstico coincide, Pedro Fuentes (70), dueño de la Viña Castellón, ubicada en el sector de Rahuil, comuna de Florida.

"A pesar de todos los problemas que hemos tenido este año, de los bajos precios de la uva seguimos trabajando nuestras viñas con el mismo entusiasmo, porque esto es algo que nuestros padres nos metieron en la sangre, el poder luchar contra las adversidades de los negocios, pero acá estamos presentes y vamos a seguir, porque yo veo que las autoridades que han venido nos están dando una luz de esperanza para nuestros campos". Ver recuadro.

Sostiene que estas cepas (País) las establecieron en Chile hace más de cuatro siglos los Jesuitas, pero con los años se ha ido innovando y agregando cepas como Moscatel de Alejandría. "Estamos arreglando nuestros vinos y logrando cosas", dice con orgulloso mientras muestra la botella con la Medalla de Oro que logró en el concurso Cata D'Or en Chillán y en el concurso de Ránquil, el año pasado y que vende en $5 mil. Pedro puede producir al año unos 100 mil litros de vino, pero dice que "por lo malos negocios tengo que vender uva y hago una cantidad menor, porque el precio que tenemos ahora de la uva no da para vivir. Este año perdimos casi la mitad de la producción".

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Claro, esa es la opción que tenemos ahora, pero para eso tiene que mejorar la comercialización del vino y que nuestras autoridades (Indap) nos ayuden en la forma de poder vender nuestros vinos, organizar ferias por ejemplo, donde podamos vender, pero eso ha estado un poco esquivo porque, por ejemplo, estábamos invitados al Rally, pero por vender vino la municipalidad de Talcahuano no nos autorizó.

Estamos llevando a cabo ese asunto de la comercialización, incluso tenemos la posibilidad de formar una cooperativa en Rahuil Alto, con el objeto primero de vender nuestra uva a mejor precio y hacer contacto directamente con las viñas grandes y no con los intermediarios. La idea es tener volúmenes grandes de uva y venderla en mejores condiciones y vender vino.

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- Sí, hemos asistido a seminarios del Inia en Chillán y en Los Ángeles, pero necesitamos tener buenas máquinas en la bodega para poder hacer vinos buenos.

Dice que en su bodega ha invertido unos $20 millones, de eso el 60% lo pone Indap, nosotros ponemos el 40% más IVA. "Yo soy un agradecido de Indap que me ha hecho despegar".

Pedro junto a sus dos hermanos totalizan unas 8 hectáreas de viñas.

Pero a diferencia de ellos, él incursionó en la producción de aceite de oliva hace unos cuatro a cinco años. "Primero empezamos con asesoría técnica pero después seguimos por las nuestras no más". Por ahora lo comercializa en la tienda Mundo Rural de la Vega Monumental.

Con sus escasas dos hectáreas de olivos, produce unos 3.500 kilos de aceitunas. De 10 kilos se hace un litro. El aceite es una mezcla de todas las variedades que han llegado a sus manos, pero dice, que eso hace que el aceite sea muy rico.