Una pintura, una escultura, una pieza musical, un baile. El arte, a través de sus múltiples expresiones, moviliza los sentidos con sus colores, texturas, formas o sonidos, despertando emociones y recuerdos. Por eso, una creación artística es mucho más que algo estéticamente bello que se aprecia en un momento y conmueve al observador; es una herramienta para llamar la atención, mostrar lo invisible, hacer historia o analizarla.
Así, hay mucho significado personal al interpretar una obra, pero no es menor el sentido colectivo que puede tener. Y así lo cree Blanca Gutiérrez, doctora en Historia del Arte, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante del Sistema Nacional de Investigadores de ese país, quien ha desarrollado un campo de investigación sobre las relaciones del arte con la memoria y los pasados traumáticos; experiencia que la hace tener la convicción de que mediante las expresiones artísticas es posible sacar a la luz aquello que muchos prefieren ocultar u omitir, como las guerras y dictaduras, para enfrentarse a la historia, reflexionar y darle una nueva lectura que resignifique pasado y así construir una memoria que puede incluso reparar simbólicamente.
Ese es uno de los mensajes que ha querido transmitir la mexicana en su primera estadía en la capital penquista, donde durante esta semana está participando como profesora invitada del Programa de Magíster en Arte y Patrimonio del Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción.
DESAFIAR MEMORIA OFICIAL
Para entender el planteamiento, lo primero que explica la investigadora es que "la memoria, todo aquello que entendemos que pertenece al pasado, pero tiene una vida actual porque lo recordamos constantemente, se basa en representaciones e imágenes", y agrega que los Estados y gobiernos construyen una "memoria oficial, por ejemplo a través de monumentos, de imágenes públicas o de documentos que se transmiten en las escuelas".
Pero, lo cierto es que esta construcción, y así lo que se puede considerar como el conocimiento que se traspasa como parte de la educación o la información que se muestra masiva y públicamente, no lo es todo. Sobre esto, la doctora Gutiérrez afirma que "la elaboración de la memoria oficial por parte de los gobiernos de todos los Estados arrasa con una buena cantidad de memorias regionales, locales y/o subalternas".
Es en este aspecto donde el arte juega un rol protagónico, de impacto y hasta transformador, pues en su opinión, "el arte, en general, tiene una postura crítica con todos los eventos de la realidad, y los procesos de memoria y el pasado no son la excepción. En ese sentido, muchos artistas han desafiado las memorias oficiales". Esto, al plasmar en una obra aquello que muchos han decidido callar, borrar o reprimir, lo que incluso puede mantener más vigentes las batallas de ciertos grupos, como los que luchan por los derechos humanos, por quienes buscan verdad y justicia, respecto a lo que la doctora Gutiérrez sostiene que "el arte elabora de otra manera las demandas y, depende en qué circuito se mueva, puede tener una enorme potencia, sobre todo en el ámbito de los afectos".
Ejemplos de esto hay en las realidades que ha investigado la doctora Blanca Gutiérrez, como la de Alemania y la forma en que los artistas enfrentaron el pasado criminal de la nación y así se han elaborado estrategias y políticas públicas de memoria que han permitido establecer una nueva forma de relacionarse con el pasado y con su propia identidad.
También ha analizado la situación en Argentina vinculada con la dictadura militar o la de México desde 2006 y el comienzo de la "guerra contra el narcotráfico" del gobierno, donde "se ha desatado una violencia donde no está clara la del Estado que combate al crimen organizado y el narcotráfico, y la que ejercen esos grupos", dice.
Al respecto, cuenta que "en Argentina, muchos artistas son muy importantes en la lucha que dan los grupos civiles por la desaparición de personas", lo que en Chile no es distinto y tampoco en México, sobre lo que añade como ejemplo que "un grupo de artistas diseñó un 'anti monumento' que dice '+43' (en relación a estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa) que funciona como señal de que la desaparición de los jóvenes y los muchos desaparecidos desde 2006 y en décadas anteriores tienen que estar en la agenda de discusión, deben ser un punto de interés del gobierno".
POLÍTICAS DE MEMORIA
Y los resultados llegan. De hecho, afirma que el gobierno mexicano está elaborando políticas de memoria, que antes no habían; una falta que no es distinta en muchísimos países. Un tema donde pone el acento, pues así como el arte es un vehículo para enfrentar la historia, releer el pasado traumático y construir una memoria más completa, no se trata de un ámbito que debe interesar o surgir por inquietud de los artistas, sino que es una responsabilidad de las naciones como institución hacerse cargo de mantener viva su memoria, que es patrimonio e identidad.
Por ello, considera esencial que se reconozca su trascendencia a través de políticas públicas, pues afirma que "debido a que no se implementan políticas públicas se muestra una parte de la historia o simplemente significa que no se discute el pasado traumático. Y no discutir sobre un asunto que ha sido doloroso para muchos o pocos, no importa cuántos, significa reprimirlo y surge una especie de trauma que constantemente actúa en la vida de los individuos"; por el contrario, afirma que "elaborar el pasado es discutirlo y hacer representaciones que en el espacio simbólico de la cultura disputan el significado de lo que pasó", por lo que las políticas de memoria reconocen esa historia y se pueden transformar en una reparación simbólica que ayude a sanar a muchos.