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Talleres de La Otra Zapatilla evidencian interés por el teatro

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Aunque el límite máximo es de 25 alumnos por taller, los integrantes de la compañía penquista La Otra Zapatilla, a cargo de los mismos, reconocen que el número ideal de trabajo no debe superar las 20 personas.

Lo más probable, y tal como viene siendo desde 2016, cuando pudieron concretar la idea de estos cursos de carácter anual, el promedio ande en estas dos cifras.

Con clases programadas a partir de la próxima semana, los módulos considerados son "Principiantes" y "Avanzados", pensando en participantes desde los 14 años.

Siempre en dependencias de Artistas del Acero, el primer módulo considera clases los días martes y jueves -20 a 21.30 horas- a cargo de Monserrat Cifuentes (MC). El de "Avanzados" considera sesiones los lunes y miércoles, entre las 18.30 y 20 horas, con la profesora Carolina Henríquez (CH).

"Nuestra idea es entregar herramientas expresivas a cada uno de los interesados, potenciando el trabajo colectivo y fomentando las artes escénicas de la ciudad", explicaron las encargadas de los módulos que finalizan en diciembre próximo con una obra colectiva.

Aunque se desarrollan en dependencias de la entidad acerera de O'Higgins 1255, ésta cede las salas a La Otra Zapatilla para desarrollar este curso aparte de los tradicionales que se realizan ahí. "De hecho, ellos tienen su propio taller de teatro", comentaron, quienes por esto trabajan a porcentaje con los acereros.

- (CH) Sí, luego del primer taller (2016) nos dimos cuenta de dos cosas: una, que muchos alumnos querían seguir con nosotros otro año más y la idea era entregar contenidos más profundos a cada uno. Lo otro fue percatarnos del gran interés de gente que nunca había tomado un taller de teatro en su vida, por lo que debíamos separar dos grupos para trabajar de la mejor manera posible.

ALTO INTERÉS

Quien lleva la instancia avanzada, cuenta que al final del taller se realiza una muestra abierta para la comunidad. "Nuestra apuesta principal en los dos grupos es mantenerlo lo más unido posible y formar uno afianzado y con confianza", dice Carolina Henríquez.

Enfatiza en la idea de que para los alumnos(as) finalizar la instancia resulta de gran importancia. "Para los que finalizan el taller muy importante la experiencia de subirse al escenario y darse cuenta lo emocionante que es. También logran darse cuanta todo el trabajo que con lleva subirse al escenario, y que la función es sólo un pequeño resultado de todo el largo proceso", comenta la integrante del grupo fundado en 2007.

Al respecto, apunta, los beneficios tienen directa relación con el interés de cada alumno. "Beneficios ya sea con la integración de nuevas herramientas en el teatro, como el mejoramiento de expresión en la vida cotidiana", resume.

- (MC) Queremos trabajar a largo plazo. De hecho, hay gente que ya lleva tres años con nosotros y ahora integran la compañía y estarán en todos los proyectos de este año. Se trata de formar nuevos artistas escénicos para la Región (...) Como no existe una formación profesional, nosotros entregamos todas las herramientas adquiridas en nuestra carrera universitaria como las adquiridas en el ejercicio de esta profesión.

- Absolutamente. Durante el mes de enero hicimos un taller de veranos con 28 personas y quedaron más 10 personas afuera. El año pasado tuvimos que hacer dos talleres de principiantes, comenzando con alrededor de 60 alumnos. Eso quiere decir que interés existe. Personalmente, nos falta espacio para hacer aún más talleres o generar una instancia de formación más profunda.