Al pensar en las enfermedades laborales son las de la salud mental las más frecuentes en Chile. No obstante, las disfonías también se encuentran en una posición delantera y al 2018 eran las terceras de mayor incidencia en términos generales y las segundas en el caso de los profesores.
No es extraño, pues es una de las ocupaciones donde la voz es la principal herramienta de trabajo, el instrumento con el que se transmiten gran parte de los conocimientos a los estudiantes, y por tanto que a diario se utiliza por largas jornadas y se expone a enormes exigencias, propiciando un desgaste que puede terminar en un daño de alguno de los componentes de la voz y en el desarrollo de lo que también se conoce como laringopatía ocupacional, explica el fonoaudiólogo Felipe Cerda, especialista en esta patología de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) en Concepción.
Pero, aunque la magnitud de la incidencia se sabe, en profundidad podría ser desconocida, pues según precisa, en 2016 se realizó una investigación en Santiago, que evaluó a más de 500 profesores del departamento de Educación de dicha comuna, con lo que se logró determinar que la prevalencia de las laringopatías era cercana al 75%. "Es decir, 3 de cada 4 profesores tendría alguna enfermedad o problema con sus cuerdas vocales. Pero, solo 6% ha preguntado en su mutualidad, lo que habla de que hay una consulta escasa, esporádica, y esto también implica que el diagnóstico e intervención sean tardíos, donde la acción remedial es más compleja y se requieren cirugías o tratamientos más extensos, con mucho tiempo de reposo", manifiesta. De hecho, asevera que "casi el 90% de los pacientes consulta tardíamente", lo que además de conllevar el requerir licencias médicas e imposibilitar el trabajo, puede incluso significar que incluso con tratamiento la voz quede tan sucia que se vuelva incompatible con el trabajo en el aula y de esta forma afectarse significativamente la calidad de vida, advierte.
PROYECTO Y PLATAFORMA
Pese a que es evidente que es un problema de salud pública, Cerda también destaca que "lamentablemente no tenemos propuestas para manejar esta enfermedad".
Pero, a eso ha querido contribuir el profesional como investigador principal de un proyecto de innovación tecnológica financiado por la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) y la Fundación Científica y Tecnológica de ACHS (FUCYT) y desarrollado por la Unidad de Fonoaudiología de ACHS Concepción a la cual pertenece.
Se trata de la aplicación (app) "Cuidado de la Voz", disponible para iOS y Android, y también en versión web. Cuenta que esta plataforma digital, que pone el foco en los docentes, permite realizar un autodiagnóstico vocal que arrojará índice de daño, entre otros aspectos; además se enlaza a una página con información preventiva y a otra que almacena todos los datos.
Sobre esto, Felipe Cerda comenta que con esta información individual la idea es hacer un registro para saber la real incidencia de las laringopatías en quienes trabajan con sus cuerdas vocales; pues la herramienta tecnológica permite ordenar según categorías, con lo que se pueden tener estadísticas más detalladas y también hacer un seguimiento a los casos, por ejemplo. "Esto va a ayudar a la mutualidad a saber hacia dónde se debe poner el foco de mayor atención respecto a la prevención", sostiene.
LÍNEA DE ESTUDIOS
Sobre el proyecto, que cerró oficialmente la semana pasada, el fonoaudiólogo comenta que se desarrolló entre 2017 y 2018, y se configura como la segunda iniciativa de una línea de estudios cuyo horizonte es construir un ciclo de vigilancia para la disfonía ocupacional, que apunte a su prevención y/o abordaje temprano
"El primer proyecto fue desarrollado entre el 2015 y 2016. En ese validamos en Chile una prueba diagnóstica predictiva de la enfermedad. Tras presentar los resultados de la investigación en distintos congresos nacionales e internacionales se nos instó a hacer la propuesta en formato digital", explica.
big data
POLÍTICA PÚBLICA
Por ello la expectativa es que la mayor cantidad de personas utilicen la plataforma, ya que en el proyecto se realizaron pilotos con profesores en distintas comunas de la Región del Biobío, el análisis incluyó datos de cerca de 50 personas y aunque esto permite tener nociones, estadísticamente es un número bajo. "Tenemos un lineamiento y estadística preliminar: sabemos que hay grupos de mayor riesgo, como las educadoras de párvulo o de nivel prebásico, y además hay mayor índice de riesgo vocal en quienes trabajan en el sector municipalizado que en el privado, por ejemplo", detalla, pero para pensar en hacer una propuesta nacional se requieren grupos más grandes y representativos, por lo que en la siguiente fase el desafío será aplicar la metodología a grupos numerosos y de distintas zonas de Chile.
Y es que ésta es la forma de que la idea del proyecto no se quede en anhelo y sea realidad: "el objetivo es apuntar e incidir en las políticas públicas", como lo sería crear un plan nacional de prevención.