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"Dumbo" es de esas películas para volver a la tierna infancia

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Se entiende que Tim Burton, director que legó obras mayores y tan autorales como "El joven manos de tijeras" (1990), "Ed Wood" (1994) o "El gran pez" (2003) esté detrás de esta nueva versión de "Dumbo", ahora "de carne y hueso". Esto, para convenir el paso de la animación Disney (1941) a la acción en vivo, considerando la tecnología "post" en favor del elefante de orejas grandes.

Y hasta podría asumirse como (casi) una película suya pensada para niños en clave art decó. Hasta ahí, bien, aunque más profundamente se asume que Burton se puso frente a este proyecto por un encargo.

Detalle, el anterior, que tampoco debería afectar tanto la mano del director norteamericano de actuales 60 años. Sin embargo, el tiempo no ha pasado en vano para él, dueño de una oscuridad (anterior) que está dando paso a la complacencia del final feliz.

ALGO DE BURTON HAY

Al final del metraje igualmente sale bien parado con esta cinta de la factoría Disney, o sea pensada en la unidad familiar y buenos valores.

Burton lo logra gracias a la mirada y la construcción de un universo que, por difuminado que se presente, late ahí con cierto ímpetu. Para ello, son claves la presencia de Danny DeVito y Eva Green, dueños de un aura que sintoniza con el paseo actoral y de personajes "bartonianos".

Sin llegar a los límites góticos/expresionistas propios de los personajes del realizador, "Dumbo" cuenta la historia de un elefante/freak acogido por un circo. Su dueño, Max Medici (DeVito), lo rechaza y luego acepta en favor del negocio (la conveniencia y adaptación son temas para el director). Holt Farrier (Colin Farrell) será la contraparte en este medio, quien junto a sus dos hijos tomará las riendas para con el animal. Uno que tiene la condición de volar gracias a sus orejas.

De ahí la trama -planteada de manera física y lineal- converge hacia el éxito, representado en Vandevere (Michael Keaton). Es quien recluta al paquidermo y su "equipo", para su nuevo negocio de entretenimiento en Nueva York, señal de esperanza (otro tema en este autor).

La aventura, desatada desde el primer minuto, es tomada por Burton como excusa para ingresar en una fantasía con tintes propios (esto no es "Alicia"), para alimentar una trama que fluye con la música de Danny Elfman, se deja ver y responde a los ojos de ese niño que avanza sin medir consecuencias.