Comenzar de nuevo la rutina
Año a año enfrentamos a la inevitable "realidad" de retomar la rutina escolar y laboral luego de un periodo de vacaciones. Tanto los adultos como también los niños y jóvenes nos encontramos con el ejercicio -sacrificio para algunos- de dejar atrás esos largos días de descanso con poca estructura.
Para los niños y adolescentes, retomar el año escolar puede ser sinónimo de entretención, alegría y ganas de enfrentar nuevos desafíos, pero para otros se asocia a sentimientos negativos, "lata", temor y ansiedad. Por eso, es importante saber que como padres y apoderados existen algunas estrategias que pueden implementarse con el propósito de ayudar a niños y jóvenes en este tránsito, lo que también es beneficioso para ellos.
En primer lugar, para retomar una rutina se requiere de tiempo. Por ello se sugiere anticipar el ajuste de horarios. Así, se puede comenzar una semana antes adelantando la hora de acostarse e ir levantándose paulatinamente más temprano, dando espacio a que el cuerpo se adapte y se prepare para los nuevos horarios.
Por otra parte, una buena forma de esta transición es hacer partícipe a los niños de la preparación de los materiales y textos escolares que cada cual necesitará durante el año escolar. Dependiendo de la edad de cada cual, pueden ser parte de la compra de dichos materiales, de su elección o pueden tener la oportunidad de marcarlos. Para algunos, el hojear los textos escolares o libros de lectura complementaria que utilizarán gatilla curiosidad y entusiasmo por aprender nuevas cosas.
Otro aspecto relevante es identificar las expectativas y motivaciones que cada niño o adolescente tiene acerca del nuevo año académico que están comenzando. Para algunos, es una oportunidad de comenzar de nuevo, de decir "¡este año sí que sí!", de desafiarse a sí mismos y aprender nuevos contenidos. Sin embargo, para otro grupo esto les genera mucha ansiedad y temor ante la posibilidad de no cumplir las expectativas personales y de los otros, por lo tanto tienen miedo al fracaso. Por ello, es clave para los padres saber cómo está afrontando cada uno de sus hijos este inicio escolar, identificando primero a qué grupo de niños pertenecen, y si alguno lo hace al segundo grupo de estudiantes, es importante ayudarlos a ajustar las expectativas hacia logros alcanzables que los empoderen como estudiantes y también a establecer metas compartidas, generando los mecanismos de apoyo necesarios para lograrlos. En definitiva, lo que se debe hacer es entregar el mensaje de que no están solos y que el desafío escolar se comparte a nivel familiar.
psicóloga
educacional, Fac. de Educación, UDD