Buscan reforzar cuidado de sitio de cerro de Hualqui donde se hallan petroglifos
En 1460, bajo el reinado de Túpac Yupanqui, el Imperio Inca entró al actual Chile hasta la zona de Coquimbo. Años más tarde, bajo el reinado de Huaina Capac, estos habrían llegado hasta Talcamávida, a orillas del Biobío. Y de acuerdo al historiador Fernando Campos Harriet, habrían sido derrotados al intentar traspasar el gran río.
El oro habría sido el principal interés de los incas en la zona y específicamente en el Cerro La Costilla, en Hualqui, existirían pruebas de la presencia incaica anterior a la llegada de los españoles.
Esta es la tesis que sustenta el trabajo del profesor de historia e investigador Luis Inostroza, autor del libro "Hualqui: el misterio de los petroglifos del Cerro de la Costilla, un patrimonio en peligro".
De acuerdo al docente, los petroglifos tienen una particular relevancia, que radica en que no hay otros parecidos en Chile tan cerca de la costa. "Estos grabados, en su mayoría, están en la zona central y en la precordillera andina y no en la cordillera de la costa", dice.
Y precisa: "Las similitudes que existen con otros petroglifos incaicos no permiten confirmar al 100% que estos también lo sean, ya que, según algunos arqueólogos, esto es paralelismo cultural. Porque en su mayoría los petroglifos son rostros humanos o aves y muchas de las culturas dibujaban estas formas. Es muy difícil tener una confirmación, además tampoco ha habido un estudio acabado de expertos sobre el tema. Solo por encima", sostuvo Inostroza.
Armando Cartes, profesor titular de la Udec y director del Archivo Histórico de Concepción, confirma la oportunidad que representa el sitio: "Un estudio exhaustivo perfectamente puede llevar a hallazgos muy originales y sorprendentes. Sería un buen tema para la arqueología del presente y el futuro buscar estas conexiones y demostrar la presencia de Tawantinsuyo (imperio inca) en el sur de Chile".
DAÑOS Y DENUNCIAS
Pese al potencial que tienen las indagaciones, el profesor Inostroza asegura que éste ha sufrido notorias intervenciones en los últimos años y que requiere de un mayor nivel de protección.
"Desde hace muchos años ha ido gente a desenterrar cosas. Se dice que primero había una pirámide de piedras, que se dinamitó, y hoy están revueltas en el suelo. Hace unos 20 años atrás, también se rayaron con aerosol. Hay fechas grabadas que datan de 1916 y 1942", argumenta.
"La intervención más notoria del último tiempo, que no ha dañado los petroglifos en sí, pero sí el entorno, es una torre de alta tensión de Colbún", opina.
En 2018, dos particulares presentaron una denuncia ante el Consejo de Monumentos Nacionales por una eventual afectación del sitio que alberga los petroglifos, y donde se emplaza la citada torre de alta tensión.
Consultado por Diario El Sur en relación a la denuncia, el Consejo de Monumentos Nacionales respondió que "el proyecto tuvo que pasar por una evaluación ambiental a través del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y cuenta con una Resolución de Calificación Ambiental (RCA) que indicaba monitoreo arqueológico".
Por ello, el consejo dio a conocer que "se acordó oficiar a la Superintendencia de Medio Ambiente, solicitando iniciar un proceso de sanción por incumplimiento de RCA a la empresa Colbún en el marco del desarrollo del proyecto 'Línea de Alta Tensión Coronel-Charrúa 2x220 Kv".
Además, se pedirá a la empresa presentar los informes de monitoreo asociados a la instalación de la torre de alta tensión cercana a los petroglifos, antecedentes bibliográficos del sitio afectado y un proyecto de Conservación y Puesta en Valor de los Petroglifos del Cerro de la Costilla"
En respuesta a la situación, Colbún emitió un comunicado donde declaró que "la evaluación ambiental de la 'Línea de Alta Tensión Coronel-Charrúa' se hizo según el estándar requerido por la normativa, obteniendo una Resolución de Calificación Ambiental favorable a su Declaración de Impacto Ambiental. Durante el proceso ambiental no hubo ningún tipo de observación respecto del sitio por parte de las autoridades competentes, como el Consejo de Monumentos Nacionales o la Municipalidad de Hualqui, entre otros".
La firma añadió que el proyecto contó con una auditoría ambiental independiente y el trabajo de arqueólogos profesionales que realizaron liberaciones de área por cada torre, además de indagar en 26 puntos ligados a sitios con probabilidades de presencia de asentamientos humanos.
"La torre más cercana a los petroglifos está a 15 metros de distancia y no se intervino de manera alguna las piedras", se aseveró.
Asimismo, Colbún dio a conocer que de manera voluntaria, junto a la firma propietaria de los terrenos, el propio investigador y el municipio, se está trabajando para mejorar las condiciones del entorno y evitar los daños causados por visitantes eventuales. "El deterioro del sitio no está relacionado de manera alguna a la presencia de la empresa", enfatizó la compañía Colbún.
MÁS PROTECCIÓN
El municipio de Hualqui confirmó los trabajos conjuntos para dar mayor protección al espacio. Al respecto, Gian Rocha, coordinador de Turismo de la Municipalidad de Hualqui, precisó que "se espera incorporar letreros y sacar un mirador que existe bajo la linea de alta tensión hacia otro lugar: la idea es moverlo para que mire hacia los petroglifos".
En esa misma línea, el investigador Luis Inostroza comentó que "en primera instancia, lo que se quiere hacer es establecer una especie de plataforma distante unos 30 o 40 metros de la torre, como mirador y entregar información, ya que al estar debajo de la torre no es conveniente que la gente vaya y se ubique ahí".
Durante la década de 1930, el historiador Carlos Oliver Schneider y el Dr. Carlos de la Cerda, ambos miembros de la Academia Chilena de Ciencias, ya habían realizado observaciones y fotografías del lugar, más precisamente, el Cerro o Piedra de La Costilla en Hualqui.
"Mi primer conocimiento sobre este importante campo arqueológico lo obtuve hace unos veinte años atrás de mi maestro y profesor Edmundo Larenas Guzmán, en cuya compañía lo visité entonces y quien había identificado eso lugares como un antiguo divisadero incásico que coincidía con el lugar precisado por el Padre Diego de Rosales", narró Oliver en un libro de 1935.
"Un vecino nos obsequió un hermoso tumi de bronce (cuchillo que usaban las culturas andinas para sus sacrificios) encontrado en un derrumbe de la ladera, hallazgo que ha sido la causa determinante de las versiones muy numerosas que existen en el pueblo de Gualqui o en Quilacoya", agregó.
El lugar está constituido por piedras de gran tamaño, algunas intencionalmente dispuestas, que presentan grabados. Estos últimos son aparentes rostros y puntas que debieron ser hechos con herramientas.
El Cerro La Costilla debería su nombre a una piedra grabada con forma de abdomen, que ya no existe. Otra teoría dice que había una costilla humana o animal, que fue sacada por alguien que buscaba encontrar el supuesto tesoro.